
El escudo es un arma defensiva, que se lleva embrazada, para cubrirse y resguardarse de las armas ofensivas y de otras agresiones. Se trata de un elemento de protección que se viene utilizando desde los comienzos de la Humanidad y nos lo podemos encontrar en manos de guerreros tan famosos como los espartanos –rima incluida–, o los romanos, o los vikingos, o los caballeros de la Edad Media. Hoy día su uso resulta muy limitado, prácticamente inexistente en el mundo militar, por la propia evolución de las armas, que exigen un escudo demasiado pesado como para llegar a ser práctico. Del mismo modo que sucede con el blindaje de un carro de combate, o cualquier otro vehículo blindado, la coraza, el blindaje, el escudo, ofrece protección frente a determinadas amenazas, frente a determinados proyectiles. El grado de protección suele ser directamente proporcional al volumen y peso del blindaje, e inversamente proporcional a la movilidad, e incluso visibilidad. De tal forma que la protección puede restar movilidad y visibilidad.










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