Estas cuestiones son recurrentes, parten de lo mismo y llevan a lo mismo. No solo se trata de vendehúmos haciendo lo propio, vender humo, sino también de auténticos impostores que pretenden ser lo que no son, ni han sido nunca. La tara es tal que se diagnostican como mitómanos. Otros incautos, con demasiado entusiasmo, se creen que en un curso de unos días se pueden hacer instructores u operadores. Algunos quieren aprender a hacer lo que no es ─ni ha sido nunca─ su trabajo, lo cual está bien como afición, salvo que se lo acaben creyendo y en la realidad sean unos basuras en lo suyo. Así que el proverbio «no confundas entusiasmo con capacidad» le viene como anillo al dedo a más de uno.
Dime de qué presumes y te diré de qué careces.
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