Hablar de falsos profetas o doctores liendres, y también de vendehúmos, implica hablar del efecto Dunning-Kruger. El difunto Pat Rogers ya nos explicó los niveles de nabilidad y el camino hacia la competencia en el tiro. Sin embargo, las cosas se entienden mucho mejor cuando están bien explicaditas.
Álvaro López B. lo explica muy bien en el artículo El curioso efecto Dunning-Kruger: cuanto menos sabemos, más creemos saber, publicado en febrero de 2015 en el blog chileno El Definido. Se podría añadir, que a quien sufre el efecto Dunning-Kruger se le suele calificar de soberbio, fanfarrón y engreído. Alguno se cree que es el Galileo Galilei de sus tiempos, hasta el punto de pensar «todos están equivocados menos yo y me quemarán en la hoguera por ello, hasta que se den cuenta que la mía es la única verdad» ─igual se te viene alguien a la mente, además de los conspiracionistas─.
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