El efecto Dunning-Kruger y los falsos profetas, doctores liendres o vendehúmos.

En el mundo del combate con armas de fuego no es fácil encontrar verdaderos maestros. Son más los falsos profetas o doctores liendres ─también vendehúmos─, que consciente o inconscientemente padecen el efecto Dunning-Kruger, que existe como tal (lee más abajo la definición). Se creen maestros por obra y gracia de la divinidad, ya que su experiencia y conocimientos suelen ser más bien «escasitos» ─prácticamente nulos─, pero un buen ego y suficiente prepotencia les impiden ver la realidad. Leer uno o mil libros no convierte a nadie en experto, ni mucho menos en maestro. Ni siquiera escribirlos. ¡Cuántos pésimos escritores existen! Superar uno o mil cursos, por «especiales» que sean, tanto si son en España, como en EE.UU., en Polonia, o en Kurdistán, no convierte a nadie en experto, ni mucho menos en maestro. Ni siquiera impartir muchos cursos durante muchos años. ¡Cuántos pésimos profesores existen! Vivir una o mil experiencias reales en combate, por muy cercanas a la muerte que sean, no convierte a nadie en experto, ni mucho menos en maestro. Competir en uno o mil campeonatos deportivos, por «importantes» que estos sean, no convierte a nadie en experto, ni mucho menos en maestro, ni siquiera ganándolos. Pasar uno o mil años en una unidad, por «especial» que sea, haciendo lo mismo, por «peligroso» que sea, no convierte a nadie en experto, ni mucho menos en maestro. ¡Mucho cuidado que las apariencias en
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