Fíjate en algunos detalles que deja patentes este artículo. En primer lugar, normalmente un buen instructor es un buen tirador y puede acreditarlo con su palmarés en competición y/o demostrándolo al realizar los ejercicios de tiro correspondientes delante de sus alumnos. En segundo lugar, normalmente un buen instructor demuestra a sus alumnos cómo se realiza cada ejercicio de tiro, es decir, dispara delante de todos ellos. En tercer lugar, un buen instructor no solo no deja de entrenar, sino que además continúa aprendiendo de manos de otros instructores «decentes» y no de vendehúmos. En cuarto lugar, «Dios los da y ellos se juntan», los buenos instructores acaban conociéndose y reconociéndose entre ellos. Los malos instructores pasan a engrosar la lista de instructores que deberías evitar, y también se juntan entre ellos. Actualmente, los reconocerás por su actividad en redes sociales y los perfiles que siguen o les siguen. Un buen instructor es un buen instructor y se nota. Un vendehúmos es un vendehúmos y también se nota. Y los perfiles que sigue uno o que le siguen son una pista. 😉
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