El ser humano es un animal de costumbres, y además de tradiciones. En algunas ocasiones esas tradiciones nos llevan a pasar por alto determinados riesgos, como el riesgo que supone llevar un simple anillo ─bien sea de compromiso, de matrimonio, o de cualquier otro tipo─. Este riesgo no es otro más que simple y llanamente la pérdida del dedo anular, o cualquier otro en el que se lleve el anillo ─o uno de los anillos─, por arrancamiento (tiene pinta de ser bastante doloroso, además de traumático) o, en el mejor de los casos, despellejarse literalmente ese dedo. Ni será la primera vez que pase, ni será la última.
Seguir leyendo…
Comentarios recientes