Hay instructores, que se lo han ganado con su formación y experiencia, y hay quienes se creen instructores, que se han autoproclamado a pesar de su falta de formación y experiencia. Estos segundos, los autoproclamados, no suelen ser más que charlatanes que se creen sus propias mentiras, es decir, mitómanos. No es difícil diferenciarlos, basta con reconocer las mentiras, el problema es que los charlatanes se aprovechan de la ignorancia de los demás para que no lleguen a detectar las mentiras. Puede ayudar conocer los síntomas de la mitomanía:
- Altos niveles de ansiedad cuando se encuentra en situaciones propicias para el acto.
- Pensamientos recurrentes de intrusión que incitan al afectado a mentir.
- Impotencia a resistirse al impulso de falsear la realidad.
- Liberación de la presión con satisfacción al no ser descubierto en sus mentiras.
- Tendencia a desdibujar la realidad con grandilocuencias.
- Búsqueda de la aceptación y admiración de sus interlocutores.
- Baja autoestima junto con pocas habilidades sociales.
- Miedo constante a ser descubierto.
- Incremento progresivo de la magnitud de las mentiras con el tiempo.
El mitómano suele ser narcisista, tener baja autoestima, deficiencias en habilidades sociales, y desconfianza en las personas y sus relaciones entre otros.
Así que si te encuentras con una persona que se ajuste a dicho perfil, aléjate lentamente y busca un instructor de verdad.
Para mayor información: Mitomanía, mentirosos compulsivos.
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