
Parece como si los cursos de formación se pudieran coleccionar como los cromos, y que en eso consiste el currículum vítae de una persona y es lo que define objetivamente su experiencia y maestría. Pero no todo es lo que parece. Quizás ese sea el motivo por el que inicialmente alguno se plantea iniciar su colección particular de cursos de formación de todo tipo, de todos los colores y de todos los sabores, perdiendo de vista el auténtico objetivo de la formación, centrándose exclusivamente en aumentar dicha colección y sin prestar atención alguna a lo verdaderamente importante.











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