Cronómetros de tiro y Entrenamiento para Defensa Personal con una pistola: ¿cuánta velocidad necesitas? Por Tamara Keel.

Cada vez que en el campo de tiro o en Internet surge una conversación en la que se trate de cualquier forma el tema cronómetros de tiro y ejercicios de tiro cronometrados, casi seguro que aparece algún metomentodo que se inmiscuye en la conversación para decir «¡ah!, ¿sí? ¡bueno, en un enfrentamiento armado no hay cronómetro de tiro!» (ante lo que mi respuesta favorita es «no, pero hay alguien que intenta matarte y posiblemente tenga prisa»).

(Este artículo es una traducción de su original en inglés Shot Timers & Self-Defense Training: How Much Speed Do You Need?, por Tamara Keel, publicado en Shooting Illustrated, el 16 de septiembre de 2019, que la propia Tamara nos autoriza a publicar. Puedes seguir a Tamara en su blog View From The Porch. ¡Gracias, Tamara!)

Creo que la mayoría de personas, si les preguntan, dirían que prefieren tener más, y no menos, habilidad con una pistola, si se vieran obligados a utilizarla para defender sus vidas. ¿Y cómo va a saber uno si tiene más habilidad de la que tenía anteriormente sin medirla?

El entrenador Tom Givens remarca que «sin un blanco razonable y sin una medida del tiempo, no hay forma de evaluar la habilidad, medir el progreso o diagnosticar y solucionar deficiencias». En otras palabras, sin medir precisión y velocidad, no hay forma de saber si tu nivel de habilidad mejora o no. Lo único que haces son agujeros en el papel y transformar dinero en ruido.

Para cuantificar eso, se definen varias pruebas y estándares. Estas pruebas y estándares van desde las relativamente fáciles pruebas de evaluación de competencia utilizadas por la mayoría de cuerpos de policía o los estados que exigen dichas pruebas para la concesión de licencias de armas para defensa [lo que vendría siendo una licencia tipo B en España], hasta estándares más difíciles como el «ejercicio de tiro Casino» ─del anteriormente mencionado Tom Givens─ o el «Fundamentals, Accuracy, & Speed Test (F.A.S.T.)» [prueba de velocidad, precisión y principios básicos] ─del difunto Todd Green─.

Dado que los seres humanos somos competitivos por naturaleza, es normal que queramos medir nuestra puntuación en esta clase de cosas respecto a nuestros compañeros. Inevitablemente, las personas nos fijamos en aquellos que consiguen las mejores puntuaciones.

Curiosamente, algo necesario para obtener buenas puntuaciones en la mayoría de estas pruebas es la capacidad de disparar rápido, es decir, hacer buenos tiempos entre disparo y disparo en una secuencia [splits cortos]. Ese disparar rápido, esos buenos tiempos entre disparo y disparo, esos splits cortos, es la evidencia de un buen control del retroceso y de la capacidad de volver a llevar los elementos de puntería al blanco rápidamente.

La cuestión es que la mayoría de casos reales en los que se utiliza una pistola para defenderse no requieren unos tiempos increíblemente cortos entre disparo y disparo, sino que en realidad esa velocidad puede ser contraproducente.

Como decía en un artículo anterior, en un curso reciente de John Murphy, este se lo demostró a la clase con un sencillo experimento que consistía en que cada alumno empezara a disparar sobre el blanco, tan rápido como creyera que podía conseguir buenos impactos, y dejara de disparar cuando viera un punto de láser verde sobre el blanco.

Inevitablemente, los alumnos que disparaban más rápido acabaron soltando dos, tres o más disparos después de que apareciera el punto verde sobre el blanco. Esto se debe en parte al fenómeno del «espacio de reacción», el tiempo que se necesita para procesar información visual entrante y reaccionar consecuentemente, y en parte a que muchos de los alumnos disparaban al límite de su velocidad e invertían todos los ciclos de su procesador mental en los elementos de puntería y el control del disparador.

Darryl Bolke, policía local retirado de una ciudad del sur de California y entrenador en Hardwired Tactical Shooting, suele mencionar que los estándares de tiro del equipo SWAT de la Policía Local de Los Angeles (LAPD) son muy exigentes en precisión y en realidad no requieren tiempos de menos de 0,4 o 0,5 segundos entre disparo y disparo.

Del mismo modo, Ernest Langdon, de Langdon Tactical, escribió una vez, en una discusión en Internet sobre este asunto, algo que se me quedó bien grabado:

Tiempos de 0,1x segundos entre disparo y disparo molan, pero se basan en que el blanco y el tirador permanecen estáticos, lo cual no es probable en absoluto. Cuando te mueves y el blanco se mueve, ya tienes suerte si consigues unos tiempos de menos de 0,35 segundos entre disparo y disparo, y lo más normal son tiempos de 0,50 segundos, porque ese es el tiempo que tarda tu mente en procesar la información que recibe y el arma en completar el ciclo del disparo. A decir verdad nunca me he preocupado por hacer tiempos de 0,1x segundos, porque eso simple y llanamente no importa en la mayoría de las situaciones para las que necesitamos usar una pistola.

Así que sabiendo todo esto, ¿en qué te beneficia aprender a disparar más rápido?

Gran parte del beneficio reside en adquirir automaticidad con tu habilidad para el tiro, porque si hay algo en lo que todos aquellos con los que he hablado coinciden, es que querrás tener disponibles muchos de esos ciclos de procesador mental ─antes mencionados─ para prestar atención a lo que sucede a tu alrededor.

Por citar a Darryl Bolke:

Una de las razones por las que no me obsesiono con una velocidad de nivel competición para su uso en la calle, es que la velocidad a la que disparas la dicta la velocidad a la que puedes darle al blanco junto con la velocidad a la que puedes evaluar la situación. Todo lo que sea «pensar» es lo que se hace realmente difícil.

En un mundo en el que eres legal y moralmente responsable de cada bala que dispares, cada vez que presiones el disparador tiene que ser un hecho individual. Simplemente no puedes decidir que un malo es una amenaza y lanzarle cierto número predeterminado de balas. Si bien es cierto que se pueden encontrar peritos judiciales verdaderamente expertos que expliquen el «espacio de reacción», una solución aún mejor sería no necesitar sus servicios en primer lugar.

[Obviamente esto no resulta de aplicación a quienes confíen en el método de «rociar y rezar». Esto solo sirve para los que dejan de buscar excusas e intentan mejorar a base de entrenar].

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