«Cuando un cartucho entra en recámara no debe volver a entrar», es decir, o se dispara o se desecha. Bueno, en realidad creo que tampoco hay que ponerse tan estrictos, digamos que puedes aprovecharlo alguna otra vez más antes de desecharlo. Esto resulta de aplicación tanto para fusiles como pistolas, sobre todo con armas semiautomáticas.
La cuestión es que cuando se introduce un cartucho en recámara este recibe un fuerte golpe al ser empujado por el cierre o la corredera del arma y asentarse en la recámara: (1) este golpe embute levemente el proyectil en la vaina, como se ve en la imagen; (2) además empuja y embute levemente el pistón ─o cápsula iniciadora o fulminante─.
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