Probablemente sea el control electrónico la mejor opción para hacer frente al delirio agitado [excited delirium], afirman los médicos.

Síndrome de Delirio Agitado.

En un libro de medicina forense publicado recientemente se incluyen una serie de importantes recomendaciones prácticas sobre cómo un policía puede enfrentarse de mejor manera con sujetos en agonía por delirio agitado, que bien merece la pena revisar, teniendo en cuenta que se prevé que en un futuro inmediato aumenten este tipo de encuentros tan volátiles.

Estas recomendaciones destacan la vital importancia de poner bajo control y reducir con seguridad lo antes posible a cualquier individuo muy agitado y con actitud violenta con la esperanza de evitar que su peligroso estado pueda desembocar en un fatal desenlace.


Este artículo es una traducción de su original en inglés Electronic control likely best option for excited delirium, docs say, publicado en el boletín Force Science News [Noticias Ciencia de la Fuerza] número 333, con fecha 21 de marzo de 2017. La traducción y publicación de este artículo cuenta con la autorización de Scott Buhrmaster, vicepresidente del Force Science Institute Ltd. [Instituto Ciencia de la Fuerza].

Según algunos expertos, los intentos por mitigar la situación verbalmente seguramente resulten inútiles y posiblemente todo forcejeo físico empeore la situación, pero puede que un dispositivo de control electrónico TASER sea la mejor opción para que el afectado reciba rápidamente la asistencia médica que puede salvarle la vida.

La recomendación viene dada por dos médicos con una estrecha relación con la policía, el Dr. Gary Vilke y el Dr. Jason Payne-James. Vilke es profesor de medicina de emergencias clínicas en la Universidad de California-San Diego y además se encarga de la atención sanitaria a los presos de varias cárceles de la zona. Payne-James es especialista en medicina forense y legal en Reino Unido y allí colabora habitualmente con diferentes cuerpos de Policía en investigaciones médicas y otras cuestiones relacionadas.

Ambos son los autores de un capítulo sobre el Síndrome de Delirio Agitado (SDAg) [Excited Delirium Syndrome (ExDS)] en la nueva antología, Current Practices in Forensic Medicine [Prácticas Actuales en Medicina Forense], volumen 2, disponible en Amazon.

Síndrome de Delirio AgitadoDada su relación con el abuso de estimulantes y las enfermedades mentales, dos problemas omnipresentes en la sociedad actual, la prevalencia del SDAg, que ya constituye un motivo de creciente preocupación, «probablemente vaya en aumento», advierten los dos médicos. Una mayor concienciación y educación al respecto así como el reconocimiento temprano de los síntomas resultan de urgente importancia para mejorar la tasa de supervivencia entre aquellos que experimenten este síndrome.

Tras un minucioso análisis de la historia y naturaleza de esta afección, Vilke y Payne-James ofrecen una serie de recomendaciones adaptadas a la realidad de la calle para aquellos policías que se enfrenten a tal situación.

RECONOCIMIENTO.

Aunque como norma general los policías son «los primeros a los que se recurre para responder a las habitualmente estrambóticas y agresivas apariciones públicas» del SDAg, los policías «no están en condiciones de realizar, ni se pretende que lo hagan», un diagnóstico médico oficial de la enfermedad, escriben ambos médicos.

No obstante, los policías tienen que reconocer los síntomas comunes de esta «alteración aguda del comportamiento» y entender que se enfrentan a una crisis médica crítica con un riesgo significativo de resultados letales. La clave radica en poner a los afectados en manos de profesionales médicos competentes lo antes posible.

Entre los indicadores que delatan el SDAg se incluyen: «delirio, gran agitación, actividad física constante o casi constante, no responde ante la presencia u órdenes verbales de la policía, fuerza sobrehumana, inmunidad al dolor intenso, respiración rápida, no se cansa a pesar de un gran esfuerzo físico, aparece desnudo o vestido de una forma que no se ajusta adecuadamente a la climatología, «gruñe» (sonidos ininteligibles como de animal), sudoración profusa, caliente al tacto, atracción hacia o destrucción de cristales y superficies reflectantes, y constante forcejeo incluso ante una fuerza muy superior o una contención física».

Puede que se presenten «algunos períodos de reposo seguidos por estallidos repentinos de agitación y fuerza extrema», señalan estos médicos.

El «principal desafío» al lidiar con todo esto, dicen, «radica en el trato inicial con seguridad» de los sujetos que sufren SDAg.

ESTRATEGIA.

A estas personas «hay que abordarlas de la misma forma que se aborda a cualquier paciente agitado, con precaución», mientras los policías tienen en todo momento «su propia seguridad en mente», advierten Vilke y Payne-James.

Desafortunadamente, la fórmula habitual para calmar a los individuos agitados, hablarles directamente con una voz firme y calmada al mismo tiempo que se reducen los estímulos a su alrededor, rara vez resulta eficaz ante el SDAg.

Síndrome de Delirio Agitado«Estos pacientes no responden nada bien a las instrucciones de la policía», explican los autores. «Puede haber muchas voces procedentes de múltiples individuos diferentes que intentan abordar al paciente, incluidos espectadores y familiares». En un «escenario dinámico y caótico», el entorno puede incluir estímulos tales como luces intermitentes y sirenas, perros policía, más policías que responden al aviso, y otros muchos ruidos ambientales. «Todo esto puede aumentar el caos en la mente del sujeto con SDAg e impedir que se logre controlar al paciente de una forma segura y eficaz para que pueda empezar a recibir tratamiento».

Normalmente la fuerza se presenta de forma inevitable en la necesaria intervención.

CONTROL/CONTENCIÓN FÍSICA.

Las técnicas de contención «han de centrarse en adquirir rápidamente el control del paciente y minimizar su resistencia física, al mismo tiempo que se garantiza la seguridad de los policías y el propio sujeto», explican ambos médicos.

El control por dolor no suele funcionar debido al elevadísimo nivel de tolerancia al dolor del sujeto.

Síndrome de Delirio AgitadoEl forcejeo con el sujeto va a desencadenar una «grandísima resistencia física» por su parte, «lo cual se ha comprobado que tiene un efecto perjudicial» en la química de su cuerpo humano y «contribuye a un mayor riesgo de parada cardiaca». De hecho, de los sujetos con SDAg que resultaron muertos, «la mayoría fallecieron poco después de un forcejeo violento, habitualmente unos minutos después de cesar el forcejeo», explican ambos médicos.

En pocas palabras: «muchos expertos consideran que el uso de un TASER… para lograr controlar y contener a alguien que presente síntomas de SDAg resulta la opción preferible…». En lugar de aplicar una «considerable fuerza física durante un periodo prolongado de tiempo», una «corta descarga de un DCE [dispositivo de control electrónico] y la posterior contención inmediata» reduce el riesgo de parada cardiaca y parece más seguro para todos los implicados, incluido el individuo agitado, sostienen Vilke y Payne-James.

PAPEL DE LOS SEM (Servicios de Emergencias Médicas).

Una vez se haya controlado y contenido al sujeto, el personal de los SEM puede iniciar con seguridad la sedación, la protección de la vía aérea, la refrigeración y otros tratamientos médicos preliminares durante el trayecto a un centro de urgencias donde le proporcionarán un tratamiento más sofisticado.

«La terapia agresiva con fármacos constituye la base del tratamiento y ha de iniciarse lo antes posible», destacan ambos médicos. Una parte considerable de su capítulo se dedica a lo que actualmente se consideran «terapias con fármacos adecuadas» para el SDAg.

Por razones que a día de hoy continúan siendo un misterio, un alto porcentaje de casos de SDAg «desembocan en una parada cardiaca súbita y posterior fallecimiento», independientemente de la intervención que se realice. «No se alcanza a entender totalmente la combinación de factores fisiológicos y anatómicos responsables de [este resultado] y tampoco está claro qué individuos [están destinados a este resultado]», señalan los autores.

No obstante, lo que sí está claro es que «el SDAg no siempre resulta fatal», como se creía en otro tiempo. Sin duda, el resultado no deja de ser como lanzar un dado, a juzgar por las actuales lagunas en el conocimiento médico sobre esta dolencia. Pero, «la mayoría de los expertos están de acuerdo en que la intervención coordinada temprana de la policía y el personal de los SEM y centros de urgencias es un factor importante de la atención [a estos pacientes] y puede influir en su supervivencia».

Vaya nuestro agradecimiento para el Dr. Mark Kroll, profesor adjunto de ingeniería biomédica en la Universidad de Minnesota, por llamar nuestra atención sobre este oportuno trabajo. Kroll añade: «el SDAg suele ser una situación en la que la policía tiene «todas las de perder». Si la policía no hace nada, el sujeto va a continuar su comportamiento peligroso para él mismo u otros. En muchos casos, el sujeto va a fallecer independientemente de lo que se haga y entonces la policía recibe una demanda con el argumento de que el SDAg representa una «emergencia médica» y por lo tanto no debería haberse tratado con técnicas de control convencionales.

¡Por supuesto que el paciente con delirio agitado representa una emergencia médica! Pero el personal sanitario de emergencias no va a tocar al paciente hasta que la policía lo tenga bajo control.

En respuesta a esta típica observación académica, algunos expertos policiales han sugerido irónicamente que los casos de delirio agitado deberían ser atendidos por médicos voluntarios para garantizar que se les atiende correctamente; es decir, los operadores del 112 pasan el aviso a estos médicos voluntarios en lugar de a la policía, dado que se trata de una emergencia médica».

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