No vamos a repetir la definición de «vendehúmos táctico», sino que a las pistas sobre instructores que deberías evitar, vamos a añadir algunas otras de boca del mismísimo Kyle Lamb, que es uno de esos tipos que no necesita presentación y que goza de cierta formación y experiencia en este asunto. Tiene gracia que, alguien como Kyle Lamb, incluya en este artículo aspectos como que, el currículum importa, pero no tanto la experiencia en combate (y lo dice un veterano de la Batalla de Mogadiscio, con 15 años de servicio en el 1st SFOD-D Delta Force). Considera lo que explica Kyle en este artículo como pistas para detectar a un «vendehúmos táctico».
(Este artículo es una traducción NO autorizada de su original en inglés Finding the right shooting instructor, por Kyle Lamb, publicado en Guns and Ammo, el 22 de septiembre de 2017)
En busca de un buen instructor de tiro.
Por Kyle Lamb.
Suelo escuchar historias sobre este o aquel instructor, que van desde historias impresionantes, por ser positivo, a no tan impresionantes. Este artículo empezó con la idea de entretenerte con unas cuantas de esas historias sobre mis compañeros (y, en algunos casos, compañeras). Entonces se me ocurrió, ¿por qué no hablar sobre qué buscar cuando llega el momento de gastarse un dinero fruto del esfuerzo en entrenamiento con armas de fuego?
El currículum, lanzaré precisamente esta granada de mano: tener un buen currículum sí que importa. Lo que tiene menos importancia es lo que incluya ese currículum en lo que se refiere a experiencia en la vida. Si lo que quieres es un instructor de tiro, busca un individuo que tenga lo que hay que tener para enseñarte a disparar. El hecho de tener muchas muescas en la empuñadura de la pistola no le convierte en mejor instructor de tiro. Y si no lo has pillado todavía, es tan simple como esto: uno no tiene que haber disparado a terroristas en la cara para ser un instructor que merezca la pena. He conocido a varios instructores de tiro de verdad que no tienen experiencia en combate (algunos de estos tíos cuentan las mejores historias de guerra, lo que plantea un problema de credibilidad. Este tipo de individuos se creen que las historias de guerra pintorescas les convierten en mejores hombres. Eso es sencillamente falso). ¿La experiencia en combate cuenta para algo? Claro. Pero no es un requisito en el mundo de los instructores de tiro.
Sin embargo, recomiendo investigar lo suficientemente bien el currículum de un posible instructor para saber si lo que dice sobre su carrera es cierto o mera ornamentación. Si un instructor tiene un problema para decir la verdad, deberías cuestionarte toda su reputación ─o su falta de ella─.
Los buenos instructores no tienen que disparar, ¿verdad? He escuchado muchas veces, «no necesitas ser buen tirador para enseñar a disparar». Esto podría ser cierto en cursos básicos o para principiantes. No es cierto cuando se trata de tiro avanzado. Si acudes a un instructor que puede decirte cómo hacerlo, pero no puede demostrarlo, no sacarás nada de esa clase. Una persona que va al campo de tiro y no puede (o no es capaz) de dar un paso al frente y demostrarles a los alumnos lo que les está pidiendo que hagan, ha de perder toda credibilidad por tu parte. No existe inconveniente en dejar que los alumnos disparen un rato sin una demostración, pero en algún momento, tienes que ser capaz de dar un paso al frente y demostrarles exactamente lo que intentas enseñarles. El instructor no necesita ser el mejor de la clase, pero tiene que ser suficientemente competente como para demostrar con hechos cuáles son sus intenciones, de forma segura.
Lleva una pistola. «Hice un curso y el instructor ni siquiera tenía pistola». ¡Madre mía! ¿Cómo puede ser eso? Si eres instructor de tiro, o si eres un potencial alumno en busca de un instructor de tiro, es buena idea que sea alguien que realmente tenga una pistola. Nunca pensé que tendría que decir esto, dado que va implícito. Para algunos, el tren descarrilló por el camino. No digo que uno no pueda echar mano de la pistola de un alumno para una demostración, pero un instructor tiene que tener la suya propia.
Se ha de enseñar a los alumnos a utilizar las herramientas que tengan a mano. Hace mucho tiempo en una tierra muy muy lejana (Tennessee Este, esa es), hice un curso de tiro con un instructor muy conocido. Estaba impaciente por escuchar la cantidad de conocimientos que nos serían conferidos a los meros mortales, alumnos del curso. Este curso era para enseñar los matices sobre el uso del fusil de combate. Ya desde el principio, este instructor despreció a toda persona del grupo por llevar un fusil AR.
«¡El único fusil de combate fiable del planeta es el FN-FAL!», dijo. «Ningún otro sirve».
¡No podía creer a mis oídos! ¿Podía este hombrecillo ser tan estúpido como para no darse cuenta de la modularidad y capacidad de los fusiles de combate tipo AR? Había un chaval en el curso con un fusil de cerrojo .308; le dijo que era el único hombre que había tomado la decisión correcta. Así que aquí tenemos una clase dividida en tres grupos. Un grupo eran militares que disparaban con fusiles M4 de dotación. El segundo grupo eran policías que tampoco podían decidir mucho respecto a sus fusiles AR de dotación. Por último, estaban los civiles del curso que se habían gastado el dinero fruto de su trabajo en un fusil AR. Así que de las 20 personas del curso, solo un individuo tenía dos neuronas conectadas para elegir el mejor de todos los fusiles de cerrojo de combate, que data de 1917.
Si eres instructor de tiro, has de enseñar a tus alumnos a utilizar lo que tengan lo mejor que puedan. Si tienes algún arma molona a la última que enseñarles, pues vale. En última instancia, los alumnos tienen que terminar el curso con la habilidad de rendir mejor con las herramientas que tienen de dotación o que se han comprado. Como buen instructor de tiro, tienes que intentar infundir confianza a tus alumnos y no reprenderles por elegir o tener de dotación la/s herramienta/s equivocada/s. Al final, fue frustrante que le dijera a los alumnos que el fusil de combate más prolífico ─con su modularidad única y gran ergonomía─ era malo.
Este instructor perdió credibilidad en ese momento y más que perdió cuando realizó únicamente un disparo a lo largo de tres días. No sorprende que ni siquiera tuviera un fusil de su propiedad, lo que casi me volvió loco. Dicho esto, por supuesto que aprendí de este instructor; no importa el curso, siembre hay información que cosechar.
Tramposo, ¿disparas bien con una pistola y una carabina de serie? Soy totalmente culpable de ser un tramposo algunas veces. He modificado mis armas para tener mejor disparador, mejor precisión, mejor empuñe y, en ocasiones, prototipos de sistemas de puntería. Podría decirte que tengo una excusa, pero no la tengo. Quiero disparar lo mejor que pueda, así que modifico mis armas para hacerlo posible. En mi defensa diré que dejo a los alumnos que disparen con los juguetes que llevo al campo de tiro, de forma que puedan experimentar con estas modificaciones antes de ir a gastarse el dinero. Cuando disparo en cursos con militares y policías, intento utilizar un arma parecida a la que llevan ellos, lo que ayuda a ganar credibilidad.
La innovación es mala. La otra cara de la moneda del tramposo también es mala. Limitar a tus alumnos y reprenderles por hacer modificaciones en sus armas también es un factor que restringe la innovación y la mejora. Algunos instructores incluso han llegado a menospreciar el uso de visores en el fusil de combate, por ejemplo. ¡Estamos en 2017! Mientras escribo esto, echo la vista atrás y pienso en lo mucho que han avanzado visores y armas en los últimos 10 años. Una mente abierta al aplicar la tecnología al mundo de las armas de fuego nos ha traído grandes avances que eran insólitos en los años 1990. Es importante saber lo que hay disponible, probarlo, evaluarlo y, entonces, decidir si merece la pena prestarle mayor atención. Muchos tiradores que vienen a mis cursos de Viking Tactics van muy por delante mía en lo que se refiere a equipo de vanguardia. Es bueno comprobar lo que hay disponible y cómo funciona en favor o en contra del tirador durante el curso. Esto también permite a otros alumnos analizar y decidir si esta innovación en particular es válida y qué van a hacer al respecto después del curso.
¿Cuántos cartuchos disparaste en el curso? Para algunos el número de cartuchos disparados durante un curso es una auténtica decepción. Normalmente, quienes suelen disparar mucho no se sienten decepcionados, mientras que aquellos que apenas calientan el cañón puede que se sientan un poco defraudados. El volumen de fuego no mide la calidad de un curso. La cantidad de buena formación y aprendizaje que te ayuden a convertirte en mejor tirador es cómo ha de medirse la calidad de un curso.
Si te encuentras con un instructor de tiro que diga que no tienes que disparar mucho para ser un buen tirador, bueno, yo intentaría mantener la compostura mientras me doy la vuelta y me voy. Para llegar a ser mejor en algo tienes que hacer repeticiones. Una vez más, esto no quiere decir que tengas que despilfarrar el dinero de tu formación en munición que no va a hacer otra cosa que acabar hundida en el talud del campo de tiro sin ningún propósito, orientación o análisis. Si disparas mucho, también tienes que gastar una gran cantidad de blancos de papel y parches, para asegurarte que recibes la retroalimentación necesaria fruto de la carga logística que supone generar vainas disparadas.
He oído a muchos alumnos decir que no se analizaron los blancos después del tiro, o que solo utilizaron un blanco durante todo un día de curso. Los blancos de papel salen baratos, y los blancos metálicos son prescindibles. Busca un instructor que tenga blancos de papel de sobra para cambiarlos frecuentemente. Yo también buscaría a alguien que utilice blancos que lleven círculos de puntuación. Si te limitas a disparar todo el día sobre siluetas tipo torso, buena suerte a la hora de averiguar cómo de bien lo estás haciendo. Los blancos metálicos son buenas herramientas para entrenar cuando se utilizan correctamente. Los metales pueden llevar a disparar de forma descuidada, así que busca un instructor que combine metales para más repeticiones de entrenamiento y blancos de papel para mayor control y medida de estándares.
Prepárate para lo que viene. Nunca he estado en un curso en el que el instructor le disparara a los alumnos o hiciera que los alumnos le disparasen a otros alumnos con munición real. Cuando digo disparar a, lo que quiero decir es disparar a los blancos con seres humanos en las cercanías del blanco. No sé de dónde salen estos instructores con semejante payasada, pero eso es lo que es. Hacer que un alumno dispare a un blanco con otro alumno de pie al lado del blanco es peligroso y no tiene aplicación práctica para enseñar a alguien a disparar, o a que le disparen, y punto. Como antiguo miembro de una unidad antiterrorista de alto nivel, adiestrado por los mejores del sector, nunca he entrenado de esa manera. Si las Fuerzas de Operaciones Especiales del Ejército de Tierra estadounidense no lo hacen, ¿qué aplicación puede tener esto para formar civiles o policías?
Disfruta de la descarga. Una vez me contaron una historia increíble sobre un instructor que utilizaba una pistola eléctrica [Taser] para electrocutar a los alumnos mientras disparaban desde una cubierta y ocultación. Si disfrutas con eso, entonces te digo, «¡disfruta de la descarga!». Yo, por mi parte, no me voy a apuntar a un curso que utilice esta técnica de entrenamiento. Pero si tú disfrutas con eso y encuentras alguna clase de diversión sádica en ello, ve a que te den alguna descarga.
Apunta a los alumnos con armas cargadas. ¿En serio? ¿cómo puede ser esto siquiera un tema de discusión? Esta afirmación viola directamente una de las cuatro normas más básicas de seguridad, y ningún instructor ni alumno ha de consentirlo nunca.
Forma física. La mayoría de cursos de tiro requieren al menos un mínimo de forma física. Como poco, tendrás que estar de pie todo el día y cargar con tu equipo encima, lo cual te costará mucho si no estás en forma. Por si eso fuera poco, algunos cursos dependen en gran medida de que los alumnos sean capaces de participar en todos los ejercicios, físicos o no. Cuando enseño a alguien a utilizar la barricada de 9 agujeros, se trata de un ejercicio físico. Estate preparado físicamente y el curso será divertido.
«Así que el tipo entra en un bar…». Si te ofendes con facilidad por las palabrotas o las coñas, lo mejor es que investigues qué metodología pretende utilizar tu instructor, de forma que puedas tomar la decisión correcta. Hoy día puedes encontrar rápidamente en Internet información sobre casi cualquier instructor. ¡O sencillamente haz algunas llamadas y pregunta en el ámbito de la formación! Si de verdad quieres entrenar con un instructor y tiene una boca sucia, tendrás que lidiar con ello o buscar otro instructor. Esto funciona de una de dos formas: puede que aprendas unas cuantas palabrotas nuevas o puede que te distraigas y te ofendas, lo que reduce el provecho que puedas sacar del curso. Yo no me ofendo fácilmente, pero eso no me deja vía libre para vapulear a los alumnos.
Busca el instructor que se ajuste a tus necesidades. Hay muchísimos buenos hombres y mujeres que se han metido a instructores últimamente, pero muchos no son tan buenos. No obstante, yo diría que si al final acabas haciendo un curso en manos de un instructor que es un prenda, seguro que aprendes algo, aunque solo sea cómo no hacer las cosas.
.
Lo cierto es que con esos criterios igual quedan descartados más del 90% de instructores. Al final las pistas que da Kyle Lamb son sobre cómo identificar a los vendehúmos.
Un buen repaso que nos orienta en qué debemos buscar para no malgastar nuestro dinero.
Los apartados de CV, descargas eléctricas y apuntar al instructor, no tienen desperdicio.
Un saludo