
Hay dos cuestiones diferenciadas al hablar de la protección que ofrece el blindaje. Por un lado tenemos la protección frente a la penetración, de tal forma que el blindaje protege a su usuario al impedir que un proyectil pueda alcanzarle. Por otro lado tenemos la deformación de la cara interna, o abolladura, que se genera por el impacto de un proyectil que no atraviesa, y que implica un golpe o impacto sobre la parte del cuerpo contra la que incide esa abolladura. Este documento viene a cuestionar en cierto modo la relevancia de ese mecanismo para herir en el caso de los cascos blindados, de forma que le da toda la importancia a la protección frente a la penetración de un proyectil.














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