Tiro a distancia, el mito de la distancia media de enfrentamiento. Por Pat Rogers.

El combate con armas de fuego sigue una regla inversamente proporcional. A 3 metros la precisión necesaria es mínima pero la velocidad es fundamental.

Resulta bastante habitual encontrarse con el mito de la distancia media de enfrentamiento. Algunos la utilizan como excusa para justificar el hecho de no alejarse más de unos pocos metros del blanco en sus entrenamientos en el campo/galería de tiro, porque a más distancia no le dan al blanco. El razonamiento es totalmente absurdo, dado que por esa regla de tres, si se van a la media, no es necesario entrenar porque la media de veces que lo van a necesitar, blablabla… No hay que ser muy listo para comprobar que eso de la distancia media de enfrentamiento no sirve más que como dato y no como referencia para entrenar.

En el caso de tener que prepararte para un examen en el que te juegues el puesto de tu vida a una sola carta, no vas a estudiar únicamente aquellos temas que son más habituales y que además resultan relativamente más fáciles para todos. Sino que dedicarás el tiempo necesario y suficiente a esos temas y centrarás tu atención especialmente en aquellos temas que te resultan más difíciles. Porque el día del examen, basta que salga una pregunta de esos temas para que pierdas ese ansiado puesto de tu vida. ¿No te parece?

Que la mayoría de los enfrentamientos tengan lugar a una determinada distancia no justifica que te dediques exclusivamente a esa distancia en tus entrenamientos. No sirve como excusa para evitar alejarte a distancias en las que resulta bastante complicado llevar los impactos a su sitio. La única forma de conseguirlo será practicando a distancias largas y no a distancias a las que estás más cómodo y siempre le das al blanco.

Y más o menos eso es lo que viene a explicar el difunto Pat Rogers en este artículo.


(Este artículo es una traducción de su original en inglés Distance Shooting, Myth of the Average Engagement, escrito por el reputado instructor Pat Rogers, y  publicado en la desaparecida revista SWAT en su número de diciembre del año 2013. La traducción y publicación de este artículo cuenta con la autorización de Rich Lucibella, director de la revista SWAT)

Tiro a distancia, el mito de la distancia media de enfrentamiento.

Por Pat RogersRevista SWAT Diciembre 2013.

Está demostrado que de media el enfrentamiento con pistola tiene lugar a corta distancia. Y hay muchos que se basan en dicha media para decidir las distancias desde las que practicar en sus entrenamientos.

Se trata de una mala decisión.

Aunque el número de civiles que realmente disparan a otro ser humano con su pistola está abierto a la interpretación, y condicionado de un modo u otro, a fin de cuentas es un número relativamente pequeño. Y a ciencia cierta nadie lo sabe porque no existe una base de datos centralizada sobre los enfrentamientos entre civiles, así que aunque muchos suelten números, probablemente no sean más que complicadas suposiciones. Por este motivo, muchos acudirán a diferentes bases de datos policiales en busca de la información a la que hacen referencia, por obvias razones. Y puesto que los policías normalmente tienen sus enfrentamientos armados a corta distancia, hay quienes postulan que todo el entrenamiento tiene que realizarse a muy corta distancia.

A 6,5 metros (7 yardas) estás en el límite de la distancia «media» de enfrentamiento. Se requiere tanto velocidad como precisión.

Sin lugar a dudas el entrenamiento tiene que tener algún sentido, y ha de reflejar la realidad de la calle. Y si de media el enfrentamiento armado policial tiene lugar a 6,5 metros (7 yardas) o menos, ¿no debería hacerse todo el entrenamiento también a esas distancias?

La respuesta es: si como ciudadano particular o como policía te ves envuelto en un enfrentamiento armado, acabas de joder la media [el autor se refiere a que los números, las dichosas medias, parecen indicar que difícilmente una persona, particular o policía, se verá envuelta en un enfrentamiento armado].

¿Qué quiere decir esto? ¿Que no deberíamos entrenar? Por supuesto que no. Lo que quiere decir es que tenemos que entrenar correctamente, y eso incluye entrenar no sólo para el enfrentamiento «medio», sino más bien para la realidad potencial.

DE LOS DE «PUEDES CREERLO»

En una ocasión, hace ya mucho tiempo, me pidieron que auditara la formación en una gran empresa de furgones blindados. Estos vigilantes de seguridad realizan un trabajo difícil y les pagan una miseria. Aún por encima, las licencias de arma corta de las que disponen sólo son válidas durante la jornada laboral y por aquel entonces la capacidad del cargador la tenían limitada a diez cartuchos (actualmente son siete).

John Spears efectúa un disparo a la cabeza a 3 metros. Se necesita una buena cantidad de precisión para lograr un impacto en el ordenador del enemigo, pero tiene que realizarse en un margen de tiempo muy reducido.

Su «instructor» era un tipo de la industria textil que tuvo una vez una armería. Su programa de formación incluía tonterías tales como apoyarse en las paredes divisorias de los puestos de tiro de la galería, o pasar la pistola a la mano de apoyo e insertar el cargador con la mano dominante, además de algunas otras idioteces.  Incluso llegó a afirmar en una de sus clases que era ilegal (son sus palabras) disparar a alguien más allá de los 6,5 metros (7 yardas), y que eso no entraría en el tiro defensivo.

Cuando audito un curso, normalmente mantengo la boca cerrada  y después les remito un informe por escrito, pero esta vez me vi obligado a romper esa máxima.

Yo: ¿De qué ley sacas tal afirmación?

Él: (con cara de haba) ¿Qué quieres decir?

Yo: ¿Qué ley determina tal cosa?

Él: ¿Qué?

Yo: ¿Viene en el Código Penal del Estado de Nueva York? ¿en la Ley de Enjuiciamiento Criminal? ¿en el Reglamento de Vestuario? ¿dónde está escrito?

Él: ¡Todo el mundo lo sabe! (esa es la típica excusa de los malos instructores).

Lo que empeoraba aún más las cosas era el hecho de que la longitud media de sus furgones blindados para transporte de fondos fuera de 6,8 metros (22,33 pies), lo que quiere decir que desde delante del furgón un vigilante de seguridad no podría (según el razonamiento del «instructor») batir a un delincuente a la altura del portón trasero, que es precisamente por donde se accede al dinero.

Todo un disparate, un absoluto disparate…

REVÓLVERES

No podemos predecir el momento y lugar en el que tendremos que aplicar la Fuerza Física Letal. Y tal y como me cuentan muchos policías y ciudadanos armados legalmente, solo portan un arma cuando creen que es necesario. Otro disparate.

Si tienes la posibilidad de portar legalmente un arma y no lo haces, mereces lo que pueda pasar. No puedes predecir la distancia a la que tendrás que disparar, ni con cuántos malos tendrás que enfrentarte. El malo tiene voz y voto en el curso de los hechos, pero tú probablemente irás por detrás desde el principio.

En los viejos tiempos, los estadounidense, incluidos casi todos los policías y la mayoría de los civiles, portaban revólveres. El revólver era voluminoso y, puesto que estaba fabricado en acero, pesado. Los revólveres eran voluminosos, pesados, y lentos de recargar, lo que suponía un gran problema teniendo en cuenta que tenían capacidad para solo cinco o seis disparos. Esta es la razón por la que algunos policías inteligentes portaban dos revólveres, y así es cómo nació la recarga estilo New York, estilo Chicago, y otros.

El Director de Fotografía de Panteao Productions, Charles Stancliff, realiza una transición a pistola durante un curso de fusil de EAG en Echo Valley, West Virginia.

Originalmente los revólveres eran de doble-acción/simple-acción (DA/SA). En modo DA, al presionar el disparador se montaba el martillo y se giraba el tambor. La inercia de esa rotación, junto con el mecanismo de relojería en el interior del armazón, hacían que el recorrido del disparador fuera largo pero suave. Lograr impactos precisos con un revólver era (relativamente) fácil.

Se era necesaria una mayor precisión, siempre podías montar el martillo con el pulgar, de forma que el recorrido del disparador fuera muy corto y ligero. Con el nerviosismo, algunos policías montaban el martillo innecesariamente. Y como la mayoría de las veces no tenían que disparar, se quedaban con el martillo montado, y aunque se les enseñara cómo deshacer esto, algunos sufrían lo que yo denomino Síndrome de Mente Perdida por Arma Cargada [Loaded Gun Brain Fade Syndrome].

Así que mientras que algunos eran capaces de bajar correctamente el martillo, otros recurrían a nuevas e interesantes formas de desencadenar una descarga negligente. Cuenta la leyenda que un policía de Nueva York creyó que si el Laboratorio de Balística disparaba en un bidón con agua él también podía hacerlo, y descargó su revólver en la taza del váter. Así se convirtió en una leyenda. La consecuencia directa de tales barbaridades fue el nacimiento del revólver de solo-DA [DAO]. En las manos de un buen tirador los revólveres de tamaño estándar eran capaces de impactar a distancia.

SEMIAUTOMÁTICAS

Aunque la pistola semiautomática de SA (como ejemplifica la pistola M1911) tenía un disparador muy bueno, generalmente los policías la rehuían porque le tenían miedo por dos motivos: porque el martillo siempre estaba montado (un tabú de la época del revólver) y porque cualquiera «sabía» que era un arma tremendamente imprecisa y difícil de controlar. En realidad, era un arma precisa por naturaleza en las manos de aquellos que la sabían aprovechar.

La pistola semiautomática de SA/DA, tal y como la conocemos hoy, tuvo su origen en la pistola Walther P-38. Como todas las pistolas de SA/DA, se publicitó como «más segura», porque el primer disparo requería un recorrido del disparador más largo y pesado. En las mentes de los jefes, resultaba imposible que se produjera una descarga negligente del arma. Eso no sólo es una sandez, sino que además está fuera de lugar, puesto que se han producido descargas negligentes con revólveres de SA/DA desde su principio mismo.

La pistola de SA/DA fue muy popular entre los jefes de policía porque se pensaban que de alguna manera era «más segura». La pistola semiautomática de SA/DA constituyó todo un paso evolutivo en el camino de la estupidez.

PISTOLAS DE AGUJA LANZADA

La pistola de aguja lanzada, iniciada por la Pistola Perfecta y ahora fabricada por otros, tiene un disparador consistente. Este tipo de disparador generalmente es consistente con cada arma individual, pero no con todas las armas de un mismo fabricante. Y aunque las virtuosas manos de maestros armeros como Ben Simonson (BoreSight Solutions) y Doug Holloway (ATEi), entre otros, pueden ajustar el disparador de serie de las Glock o las M&P hasta niveles que jamás hubiera creído posibles, jamás llegará a igualar al disparador de una pistola 1911.

Mientras que darle al papel es fácil a corta distancia, no es fácil darle a una persona a esa distancia. Al mejorar tus habilidades a distancia mejorarás tu capacidad para impactar a cualquier distancia. Si un instructor dedica todo su tiempo, y el tuyo, a los 6,5 metros (7 yardas) o menos, está evitando que maximices tu potencial.

Pero el gurú de todos los tiempos de la pistola 1911, el difunto Teniente Coronel Jeff Cooper, decía que aunque el disparador de una Glock resulta rasposo, pesado y con mucho arrastre, posiblemente sirva para hacer su propósito.

(Por otro lado, me descojono cuando alguien me comenta lo bueno que es el disparador de su Glock en comparación con el de cualquier otra pistola. El problema es que la inmensa mayoría de tiradores de pistola nunca han disparado una pistola con un disparador excelente)

DE VUELTA A ESE DISPARO A DISTANCIA

¿Qué tiene todo esto que ver con entrenar a distancia? Como arma, una pistola constituye una pobre elección, principalmente debido a que cualquier posible cartucho antipersona para pistola resulta ineficaz.

A esto le sigue muy de cerca el hecho de que disparar con pistola es muy difícil. Normalmente la pistola pesa más que la presión del disparador necesaria para que funcione. A eso súmale que los elementos de puntería están relativamente juntos, lo que implica un corto radio entre miras.

Las dos constantes a la hora de disparar cualquier pistola son la imagen de los elementos de puntería [sight picture] y el control del disparador [trigger control] [ya sabes que son principios básicos del tiro]. Cualquier desviación respecto a un excelente control del disparador y una buena imagen de los elementos de puntería implica que el disparo se va a otra parte y no a donde tú quieres. Y eso se puede considerar inaceptable.

En general, el tiro funciona según una regla inversamente proporcional. Cuanto más cerca nos encontremos del blanco, menor precisión necesitamos para lograr un impacto aceptable. Sin embargo, tenemos que ser rápidos. A medida que la distancia aumenta, sucede todo lo contrario. Necesitas mayor precisión, pero normalmente dispondrás de más tiempo que lograrlo. Como un hombre sabio dijo una vez, a corta distancia cualquiera puede tener suerte. A distancia es donde se demuestra el adiestramiento.

Esa es la razón por la que en los cursos le dedico mucho tiempo a hablar del disparador. La técnica que utilices para presionar el disparador recto hasta el fondo cuenta un montón en el resultado final. Y nosotros, como país, independientemente de la ocupación, la vocación, la especialidad militar, el título académico, la religión, o la orientación sexual, damos pena cuando se trata de disparar, especialmente en cuanto nos alejamos de los 6,5 metros (7 yardas).

¡Pero espera un minuto! ¡La mayoría de los enfrentamientos con armas de fuego tienen lugar a 6,5 metros (7 yardas) o menos! ¿Por qué habría de perder un tiempo de adiestramiento precioso en disparar a distancias estadísticamente excepcionales? La respuesta es bien sencilla. Adiestrarse sólo a distancias cortas conduce a una técnica descuidada. Al tratarse de una corta distancia, aunque tengas una pésima imagen de los elementos de puntería, todavía puedes lograr un impacto razonablemente preciso. La mayoría puede que incluso tengan un control del disparador medianamente malo y aún así consigan un resultado semi-bueno.

¿POR QUÉ CUALQUIER NO PUEDE LOGRAR UN IMPACTO A DISTANCIA?

A 4,5 metros (5 yardas) todos somos snipers [quiere decir el autor que a esa distancia cualquiera puede darle al blanco]. Pero en cuanto aumenta la distancia, todos nos damos de bruces. Es lo que veo en cada curso. Antiguamente solíamos considerar los 23 metros (25 yardas) como una distancia asequible para cualquier tirador con pistola aceptable, pero a lo largo de los últimos 12 años hemos descubierto que son muchos los tiradores que tienen grandes dificultades para lograr impactos decentes a 14 metros (15 yardas).

¿A qué se debe? Probablemente a múltiples razones, que van desde que los tiradores son menos competentes ahora que antes, hasta que existen unos mínimos, una discriminación positiva, una dichosa manía de no dejar a nadie atrás, sin importar lo estúpido que sea. O puede ser el arma. A decir verdad, existen pistolas de aguja lanzada y pistolas de doble acción con un buen disparador, pero hay toda una generación perdida que realmente nunca ha disparado una pistola con un buen disparador.

Muchísimos tiradores me han llegado a decir que la pistola M&P, la Glock, o la pistola que sea, tiene un reseteo del disparador malísimo, pero cuando les pido que me lo definan, no son capaces. Y si les pregunto por qué es importante el reseteo del disparador, me repiten como un loro lo que han escuchado y no lo que saben por sí mismos. Existe un momento y lugar para resetear deliberadamente el disparador, por ejemplo, al realizar una secuencia de disparos lenta a 23 metros (25 yardas). Pero si vas a llegar a las armas con alguien a distancia de mal aliento, ese reseteo deliberado solo te va a frenar.

Un binomio se prepara para entrar en la casa de tiro de la policía local de Alliance, Ohio. Al final del pasillo de 23 metros (25 yardas) se puede ver a un malo (camiseta roja) parcialmente oculto tras un blanco desconocido (camiseta azul). Al malo sólo se le ve la cabeza. ¿Serías capaz de realizar ese disparo? ¿Entrenas sólo a un tercio de esa distancia?

Pero el verdadero motivo por el que la mayoría de tiradores no pueden conseguir impactos consistentes a 14 metros (15 yardas) o más, probablemente sea que se han bajado los estándares en todas partes.

La auténtica razón por la que tenemos que pasar más tiempo adiestrándonos, en lugar de limitarnos a cumplir el estándar, consiste en que, si sabemos cómo alinear los elementos de puntería, cómo tomar la imagen de los mismos, y cómo controlar el disparador, al presionarlo recto hacia el fondo, sin perturbar la imagen de los elementos de puntería, y todo eso podemos hacerlo a demanda, entonces podremos impactar a distancia.

A corta distancia puedes ser muy malo y aún así darle a los blancos de tamaño muy generoso, pero cualquier error a corta distancia se magnifica a distancia. Muchos se aferran a una falsa sensación de seguridad porque se creen que en todo enfrentamiento implicará a un único malo y a corta distancia. Pero ¿alguna vez una persona se ve implicada en un enfrentamiento en un hospital? ¿o en una escuela? ¿o en una fábrica? ¿o en un centro comercial? En todos esos lugares abundan pasillos y vestíbulos muy largos y anchos, y aunque nadie pretende que bajo estas circunstancias dispares con una pistola a 91 metros (100 yardas), 23 o 27 metros (25 o 30 yardas) entran dentro del ámbito de la realidad.

ENTRENANDO LA DISTANCIA, PASO A PASO

Para ello utilizaré una analogía.

Otro hombre sabio dijo una vez que la única forma de prepararse para cargar con la mochila es cargar con la mochila. Gozar de una buena forma y abundante resistencia física resulta necesario, pero la única forma de acostumbrarse a llevar la mochila encima consiste en llevar una mochila encima. De este mismo modo, para  ser capaz de disparar a distancia tienes que dominar los principios básicos, pero también tienes que entrenar a distancia, y, en general, por a distancia entenderemos más de 14 metros (15 yardas).

Sin embargo, prepararte para el tiro a distancia empezando a distancia constituye una forma segura de frustración. El adiestramiento inicial debe ser a corta distancia, quizás 4,5 metros (5 yardas). Creo firmemente que tienes que aprovechar cada disparo, y para ello ojalá mis cursos duraran semanas, y no días. Me gustaría poder dedicarle mucho tiempo a disparar sobre blancos de tiro deportivo. Pero mis cursos no son tan básicos y asumo que todo el mundo es capaz de mantener todos los impactos dentro del círculo de 20 centímetros (8 pulgadas) de diámetro.

Un ejercicio de tiro muy bueno para mejorar la imagen de los elementos de puntería y el control del disparador es el ejercicio de tiro «Tortura del Punto» [Dot Torture Drill], de David Blinder. Se ejecuta a corta distancia sobre unos pequeños círculos que no perdonan el más mínimo error. En cuanto hayas adquirido la suficiente competencia en este ejercicio, puedes empezar a trabajar en una amplia variedad de habilidades adicionales, entre las que se incluyen recargar, moverse y batir blancos múltiples.

Este disparo a 18 metros (20 yardas) es desde un pasillo a un malo en el exterior. Re-evalúa tu entrenamiento y prácticas si todo lo que haces es disparar a 6,5 metros (7 yardas) o menos.

Una vez quede patente tu competencia a corta distancia, empieza a aumentar la distancia, desde los 9 metros (10 yardas) hasta los 14 metros (15 yardas), y después hasta los 23 metros (25 yardas). Para mi es bastante fácil hacerlo como instructor, pero si disparas solo, ten en cuenta lo siguiente. Todos tenemos la tendencia de practicar únicamente aquello que hacemos mejor, y rara vez practicamos lo que realmente tenemos que practicar.

Para mejorar tenemos que esforzarnos en superar aquello que nos resulta difícil. Si no lo logramos, entraremos en una dimensión paralela en la que nos creeremos que podemos hacerlo, y entonces realmente podremos.

LLEGAR A MÁS

En los cursos normalmente nos pasamos el 20% del tiempo, o más, a más de 9 metros (10 yardas) de los blancos, pero vamos a aumentar ese ratio en el futuro inmediato. Cuando voy a disparar por mi cuenta, casi nunca disparo a menos de 14 metros (15 yardas). Me gusta trabajar con discos de metal de 15 o 20 centímetros (6 u 8 pulgadas) de diámetro. El metal me da una respuesta inmediata, o le doy o no le doy. Además utilizo un cronómetro de tiro, porque añade algo de tensión a los ejercicios de tiro.

Cuando mi amigo (y escritor de la revista SWAT) Ethan Johns y yo hablábamos sobre este tema, me decía que en una actividad delictiva probablemente tengas a los malos justo delante de tus narices. Pero en un incidente con un tirador activo [active shooter] (piensa en Aurora, Colorado), es más probable que los tengas a cierta distancia. Puesto que puede que seas la única persona que puede influir en la situación, ¿dispones de las habilidades necesarias para terminar con el enfrentamiento?

Piensa en ello…


Pat Rogers fue Oficial [Chief Warrant Officer] del Cuerpo de Infantería de Marina de los EE.UU. y Sargento de la Policía Local de Nueva York. Pat era el propietario de E.A.G. Tactical Inc., entidad que proporciona servicios de formación en combate con armas de fuego tanto a organismos gubernamentales como a ciudadanos privados, con la que pasó más de 20 años dedicado a la formación en el combate con armas de fuego.