En realidad, la pistola que empuña John Wick en su cuarta entrega es una pistola Taran Tactical Pit Viper, pero en otro color y con minivisor de punto rojo incorporado en la corredera.
No puede haber samurái sin la espada. La espada del samurái no era solo un arma, sino también la identidad física y espiritual de esta clase de guerrero. No era suficiente simplemente con tener una espada; el samurái dedicaba sus días a practicar para perfeccionar su arte. Era su trabajo.
El guerrero más letal no era necesariamente el que tenía la mejor espada, sino el que era más competente, concepto que alguno no llega a comprender actualmente. Esa es la razón por la que el samurái era tan temido y respetado.
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