Situación táctica: se veía venir a un policía de Brooklyn arrastrado por un coche al intentar detener al conductor.

A la vista de los datos fácilmente se puede deducir acertadamente que uno de los momentos más delicados y peligrosos del trabajo policial tiene lugar a la hora de detener un coche e identificar o detener a su conductor y/u ocupantes. La mera presencia de un coche puede dar lugar a un atropello ─queriendo o sin querer─, además de la posibilidad de sufrir una agresión ─con o sin armas─, de manos del conductor y/o ocupantes. Por ello toda precaución es poca y quizás la mejor medida a adoptar sea la preventiva de no acercarse más que lo estrictamente necesario y el tiempo justo. Si el coche quiere tirar para adelante no merece la pena jugarse la integridad física cuando se le puede atrapar más tarde, porque acabará cayendo ─y mejor que lo haga sin llevarse a nadie por delante─.

En el vídeo siguiente se puede ver una situación táctica en la que un policía estadounidense trata de detener al conductor de un coche. La suerte evita que el policía acabe muy mal parado cuando el conductor inicia la marcha para escapar mientras el policía tiene medio cuerpo dentro del coche y se va arrastrado hasta que se suelta. En este caso parece que el policía no ha sufrido graves lesiones más allá del revolcón y un hombro dislocado.

Desde luego no se puede decir que la reacción del conductor no sea previsible. Parece bastante obvio pensar que si el conductor de un coche quiere escapar del alcance de un policía lo que hará será iniciar la marcha y no mirar atrás. Lo bueno es que se le podrá atrapar más tarde, porque difícilmente podrá esconderse. Y para que en su huida no se lleve a nadie por delante, ni siquiera a un policía, lo mejor es no exponerse más de la cuenta. Siempre será mejor echarse a un lado y dejar que se vaya, que no ser arrollado. Hay que tener en cuenta además que tales circunstancias no siempre justifican el uso de la fuerza letal, es decir, el arma de fuego ─ni siquiera en EE.UU.─. Disparar al conductor de un coche resulta muy difícil de justificar salvo que este vaya armado y dé pie a hacer uso del arma.

Lo más sensato en este tipo de situaciones es tratar de evitar exponerse al peligro de ser arrollado o arrastrado. No es muy prudente meter medio cuerpo dentro de un coche para forcejear con el conductor que no atiende a razones, mientras el coche todavía está en marcha. Incluso aunque el conductor no quisiera, fácilmente el coche puede iniciar la marcha con tal que el conductor levante el pie del freno, especialmente en un coche con cambio automático. En este caso ─independientemente de lo que haya hecho anteriormente─, el conductor lo pagará muy caro, porque posiblemente le acusen de intento de homicidio de un policía, pero eso no sirve de consuelo en el caso de sufrir graves lesiones, o incluso la muerte.

No merece la pena jugársela de esta manera metiendo medio cuerpo dentro del coche; si al final se va a escapar igualmente, que el coche es muy difícil pararlo de esta manera. Alguna otra manera habrá de hacerlo mejor.

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