En su momento ─allá por 1990─ el innovador fusil HK G11 y su peculiar munición embutida sin vaina no llegó a ser más que una anécdota. El proyecto se abandonó por falta de presupuesto ─y de interés─. Ahora, tras más de 20 años, resurge la idea de la munición embutida sin vaina como uno de los avances en cuanto a armas portátiles por suponer una considerable reducción de peso, volumen y coste de la munición. Pero va a llevar algo de tiempo comprobar en qué queda la cosa.
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