El empuñamiento de la pistola, ese gran incomprendido. Por Juan I. Carrión.

Empuñe, pulgar sobre pulgar, uno de los principios básicos del tiro con armas de fuego

Hola a todos.

Para escribir un nuevo artículo, estuve pensando en todas aquellas cosas que me he encontrado como instructor que los alumnos suelen hacer mal o que, como tirador, he visto en numerosos tiradores que no la hacen de la manera que considero que es la más acertada después de muchos disparos, pruebas y análisis.

Una de las cosas en las que veo que, como norma general, los tiradores suelen andar más deficientes es el empuñamiento de la pistola. Por eso digo que es el gran incomprendido. Yo mismo durante muchos años lo estuve haciendo mal, y me doy cuenta perfectamente de ello ahora cuando me veo en los vídeos que tengo grabados de mis tiradas (y que alguno ya me indicaba en su momento). Yo empuñaba como me enseñaron, es decir, de una manera poco eficiente y voy a explicar porqué. Pero para ello tengo que exponer primero cuáles son los fundamentos del empuñamiento en una pistola.

FUNDAMENTOS DEL EMPUÑAMIENTO

Me voy a referir al empuñamiento del arma a dos manos para realizar un tiro de combate, es decir, a disparar teniendo en cuenta que puede ser necesario realizar más disparos sobre el objetivo con la intención de neutralizarlo. Recordemos, que por definición las municiones de arma corta no tienen un «poder de parada» adecuado, principalmente por la falta de velocidad del proyectil. En este contexto, la incapacitación del objetivo se produce por uno de estos tres factores: destrucción del Sistema Nervioso Central (SNC), pérdida de sangre que provoque shock hemorrágico o por último, la percepción subjetiva del que recibe el impacto y que le hace abandonar o continuar luchando. Sólo los disparos en SNC tienen la capacidad OBJETIVA de parar a un adversario de un solo disparo en el acto, ya que la provocada por shock lleva un tiempo (dependiendo del volumen de sangre que se pierda por unidad de tiempo) y la capacidad subjetiva no puede ser valorada pues depende de cada persona y de la situación específica del momento. Para todos aquellos que quieran profundizar más en el tema, recomiendo la lectura del documento Handgun Wounding Factors and Effectiveness. Urey W. Patrick. July 14, 1989.

Por lo visto anteriormente, lo más probable será que haya que hacer varios disparos para detener al adversario (más aún si tenemos en cuenta los que posiblemente vamos a fallar).

Dentro de este tipo de tiro (varios disparos, normalmente con una alta cadencia), el objeto del empuñamiento son dos: dirigir el arma hacia el objetivo y el control del retroceso para que los siguientes disparos estén ubicados donde realmente el tirador quiere que estén (y no «por ahí, más o menos»).

Centrándome en el aspecto del control del retroceso, vamos a estudiar la biomecánica del empuñamiento con respecto al retroceso del arma corta: la pistola tiene una parte móvil que afecta directamente a la alineación de miras después del primer disparo, la corredera. Ésta en su movimiento hacia atrás, pivota en la parte alta de la mano armada (la mano fuerte para los de la vieja escuela) creando un momento de fuerza que provoca el desplazamiento del cañón hacia arriba, sacando los elementos de puntería fuera de la zona que se estaba apuntando. El movimiento es más acusado cuando se empuña el arma con una sola mano, provocando que la elevación del arma sea, además, hacia el lado contrario a la mano que empuña, tal y como muestra el vídeo a continuación:

https://youtube.com/watch?v=gB8_Qkf2vYY

¿Cómo controlo esa elevación de la pistola? Tan sencillo como hacer fuerza en la dirección contraria… Tan sencillo y tan difícil…

Tradicionalmente se nos ha enseñado a empuñar el arma corta con la historieta del «pajarillo», «si lo apretáis mucho se muere, si lo apretáis poco se os escapará». Primer error. Esa técnica es perfectamente válida para aquellos que se vayan a dedicar al tiro deportivo de precisión (fuego central, pistola rápida y cosas así) y que normalmente van a disparar a una mano y desencarando entre disparos (como bien me enseñaste, Sergio, a.k.a. «Amado Líder»). No puede utilizarse este principio en el tiro de combate ya que hace el efecto del retroceso en los disparos continuados sea totalmente nefasto.

Posteriormente, uno de los grandes de este país me dijo: «agárrala como si te la quisieran robar», un poco más en la línea de lo que realmente hace falta, pero sin ser totalmente la solución. Si hacemos fuerza en la empuñadura de la pistola, simplemente por hacer fuerza, realizamos esta presión alrededor de las cachas, dando muy buen control del arma hacia los lados, pero no se controla de manera eficiente el movimiento hacia atrás del arma. En esta situación están la mayoría de los tiradores que no sujetan el arma de manera adecuada.

La técnica de «empujar y estirar» que se utiliza en la «Weaver» es muy difícil de mantener en un tiro dinámico y además he visto que provoca movimientos excesivos en el punto de mira cuando se realiza con fuerza.

¿Cuál es el «quid» de la cuestión? ¿Qué es lo que hace que los disparos rápidos entren dentro de un área reducida en el objetivo? ¿Por qué tiradores con una potencia muscular más que considerable no lo consiguen?, desde mi punto de vista, pues simplemente porque entre otras cosas (no voy a valorar los «gatillazos» que meten y cosas así) no utilizan los músculos de sus antebrazos de manera adecuada. Y aquí viene el secreto…

Primer punto, el empuñamiento alto con ambas manos. La mano armada está limitada por la «rabera» del arma, pero aún así he visto tiradores con la mano sensiblemente por debajo de este tope. Como ya he explicado antes, el movimiento hacia atrás de la corredera pivotando en la mano armada provoca un movimiento hacia arriba en la boca de cañón, siendo mayor cuanto mayor es la distancia entre la corredera y el punto de apoyo. Si a eso añadimos que la pistola tenga una corredera alta (como HK, Beretta o SIG) hace que el movimiento sea mayor. Y la mano reactiva (la débil, para los de la vieja escuela) también debe agarrar lo más alto posible para ayudar a reducir este momento de fuerza. Muchos tiradores me miran con cara de «¡pero qué dices!» y me vienen con la excusa de que poner la mano reactiva tan alta va a hacer que les «muerda» la corredera, cosa que es simplemente falsa… siempre y cuando no metan ninguno de los dedos dentro de la ventana de expulsión. Yo dejo mi dedo pulgar de la mano reactiva apoyado (sin ejercer presión) sobre el lateral de la corredera y no me ha pasado nunca nada, ni a ninguno de los que ha tirado conmigo.

Segundo punto, si además de apretar la empuñadura alrededor de ella con ambas manos, apretamos con la mano reactiva en la parte inferior de la empuñadura, estamos ejerciendo presión de manera contraria al movimiento del arma después del disparo. Para ejercer esta presión es necesario que la mano reactiva se coloque de una manera determinada con respecto a la pistola, lo que algunos llaman «empuñamiento pulgares hacia delante». Pero, no es solamente los pulgares hacia delante, son muchas más cosas. Principalmente se trata de que la mano reactiva adopte una inclinación de unos 45º con respecto a la línea del cañón, consiguiendo de esta manera que la presión de la parte inferior de la empuñadura (cerca de la boca de entrada del cargador) sea más alta y reduciendo el movimiento de la boca de fuego.

Mis puntos de referencia para saber si estoy empuñando bien son: pulgares paralelos entre sí y a la línea de fuego (1), pulgar de la mano armada apoyado en la parte posterior de la mano reactiva (y no sobre el otro pulgar)(2) y los dedos de la mano reactiva dirigidos más o menos 45º hacia el suelo si los abro (3).

Cuando era chico «Weaver» se hacía imposible realizar este empuñamiento de la manera más eficiente posible, puesto que doblar el codo de la mano reactiva hacia abajo, hacía inevitablemente que la mano se moviera hacia atrás impidiendo la inclinación antes mencionada. De todos modos, para los que utilicéis la «Weaver» y temáis cambiar, podéis medio solucionar el problema relajando la posición del codo de la mano reactiva, dejándolo que se coloque a una mayor altura y permitiendo la inclinación de la muñeca hacia delante. Estirar los brazos por igual como se realiza en la postura «Isósceles Moderna» ayuda notablemente a que este empuñamiento funcione.

¿Cuánto hay que apretar? Todo lo que se pueda con dos límites: primero si apretamos sin control con la mano armada, el dedo índice queda afectado en su fluidez de movimiento. Segundo si apretamos «a muerte» y la pistola empieza a temblar, hay que aflojar un poco. Este empuñamiento cansa, sobre todo al principio ya que entran a actuar muchos más músculos del antebrazo que de la otra manera. Un poco de entrenamiento específico de desarrollo y resistencia de la musculatura de los antebrazos lo soluciona.
Tampoco me creo lo del 60/40 o del 70/30 a la hora de apretar, y reconozco que era de los que lo predicaba, pero después de muchos ejercicios de tiro, me doy cuenta de que aprieto con ambas manos por igual.
Con este empuñamiento transformamos un movimiento hacia atrás y hacia arriba en un movimiento hacia atrás, lo que me ha permitido darme cuenta del recorrido del punto de mira en su movimiento hacia atrás y luego hacia delante, consiguiendo que los siguientes disparos estuvieran antes dentro de la zona deseada. Si observáis el video siguiente, veréis la diferencia de un empuñamiento al otro (tradicional Weaver frente a pulgares hacia delante) en lo referente al movimiento del cañón del arma corta.

https://youtube.com/watch?v=IzA-cXvYPrc

Tengo un ejercicio para comprobar la efectividad del empuñamiento. A siete metros, diez cartuchos en el cargador, a la señal del «timer» disparar lo más rápido posible esos cartuchos sobre un blanco de IPSC clásico intentando que todos estén dentro de la A. Esta manera de empuñar me permite hacerlo en tiempos menores a 4 s., con una USP compact con munición original Fiocci. Os invito a hacerlo y probar vuestra capacidad.

Llevo los tres últimos años explicando esta manera de empuñar y he visto como tiradores mejoraban de manera espectacular. En series de disparos rápidos (más de tres), lo que antes eran impactos en el blanco ahora son impactos en un área reducida… muy reducida. Incluso algún gran tirador de IPSC se ha beneficiado de esta manera de empuñar, haciendo que sus «Alfas» se multipliquen.

Espero que este artículo sea de utilidad para alguno. Os cuento las cosas como yo las hago y como las explico en mis clases. Como dijo el sabio John «Shreck» McPhee: «mejor cinco maestros que un maestro y cuatro alumnos».

Un saludo a todos.

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