Mitos y Leyendas sobre la Visión de Túnel. Por W. Hock Hochheim.

Cuando alguien tiene constancia por primera vez de algún concepto nuevo parece como si se hubiera descubierto la pólvora, cuando en realidad se trata de algo de sobra conocido por los profesionales del sector. Lo malo es que en algunas ocasiones la información sobre dicho concepto llega tergiversada por algún Dunning-Kruger y no resulta fácil alcanzar la información correcta ─porque material didáctico en español hay poco y no todo bueno, aunque ya va habiendo más─. Afortunadamente Internet abre el acceso a todo tipo de información y se pueden encontrar artículos interesantes, como el que se traduce a continuación (con autorización de su autor original). Se trata de un artículo que considera relativamente un mito y leyenda lo que rodea a la «visión de túnel». Se trata de un fenómeno tan natural y cotidiano como antiguo, sobre el que este artículo aporta algunos datos que parecen coherentes y fundados, citándose incluso a algunos expertos del campo de la neurociencia con cierto currículum.


Mitos y Leyendas sobre la Visión de Túnel.

Por W. Hock Hochheim.

«…algunos cuerpos policiales adiestran a sus policías para que rápidamente den un paso a un lado cuando se enfrenten a un asaltante armado, en base a la teoría por la que los policías prácticamente desaparecen del campo visual de la visión de túnel del criminal durante un momento precioso».

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¿En serio? ¿Un paso a un lado para la invisibilidad? Todos hemos escuchado alguna vez que moverse mientras se desenfunda un arma supone una buena estrategia por varias razones, como puede ser convertirse en un blanco móvil, ¿pero hacerse…invisible? Incluso el reputado especialista Teniente Coronel Dave Grossman ensalza esta idea en la página 69 de su popular libro On Combat [Sobre el Combate]. Continúa diciendo que este método se enseña habitualmente a los policías. Quizás él lo enseñe habitualmente, pero no se trata de una doctrina que se aplique de costa a costa, porque en alguna parte se puede encontrar cierto grado de sentido común.

La invisibilidad es poco más o menos que la confabulación más exagerada sobre la visión de túnel que he escuchado nunca de la boca de un instructor. Y a algunos instructores de artes marciales les gusta citar a esos instructores policías y militares para aparentar «que están al tanto», «que están a la última», «que molan» y «que conocen el mundillo» delante de sus alumnos civiles. Muy pocos cuestionan tales fuentes y se limitan a regurgitar lo que leen o escuchan. ¿Es realmente cuestión de la visión de túnel el que con un paso a un lado se gane cierta invisibilidad? ¿o es más bien cuestión de que te has convertido en un blanco móvil en una situación muy compleja con numerosas variables? ¿la adrenalina siempre os va a cegar a ti y a tu enemigo?

«¿Es realmente cuestión de la visión de túnel el que con un paso a un lado se gane cierta invisibilidad? ¿o es más bien cuestión de que te has convertido en un blanco móvil en una situación muy compleja con numerosas variables?»

Cuando la gente «normal» escucha el término «visión de túnel» piensa en una especie de entrega y concentración en un objetivo claro. Podrían pensar en una persona tan entregada y tan concentrada que se centra en un objetivo, ignora cualquier distracción y supera cualquier obstáculo. La definición se une a la idea de que este éxito podría costar el tener una vida social u otras distracciones habituales, lo que le atribuyen a este término una serie de connotaciones negativas.

Las personas del ámbito sanitario, especialmente aquellos relacionados con la optometría, piensan primero en «la pérdida de visión periférica con retención de la visión central que resulta en un campo visual  restringido circular como un túnel. El campo visual normal de un ser humano comprende aproximadamente 60 grados hacia la nariz, o hacia dentro, y 100 grados hacia fuera de la nariz, o hacia el exterior, desde el meridiano vertical de cada ojo y aproximadamente 60 grados por encima y 75 grados por debajo del meridiano horizontal de cada ojo». Algunas afecciones médicas pueden provocar una reducción de estos rangos.

Pero hay algunos en el ámbito policial y militar que también consideran la visión de túnel como un síntoma temporal obligatorio de un problema que les gustaría atribuir a la «adrenalina». Casi todo el mundo sabe que la adrenalina (o epinefrina) se produce de forma natural en situaciones de mucho estrés o en situaciones físicamente exigentes, lo que se conoce como «descarga de adrenalina». Realmente descarga dos veces, al principio descarga dentro de ti y al final más o menos se descarga fuera de ti. Y muchos instructores dirán que la adrenalina siempre provoca una visión de túnel que se describe como si tuvieras que «mirar a través de un tubo de papel higiénico».

«Bajo estrés el ciudadano armada experimentará dos dificultades físicas: Visión de Túnel y Exclusión Auditiva. Se trata de respuestas físicas normales ante la inyección de adrenalina. La Visión de Túnel consiste en una disminución de la visión periférica de forma que el tirador solo puede ver lo que tiene directamente frente a él. Hasta cierto punto se podría decir que es como si llevara «anteojeras». La Exclusión Auditiva consiste en una pérdida de audición. Para romper la Visión de Túnel el ciudadano armado debe ejecutar una “comprobación rápida” por encima de cada hombro y a continuación de vuelta hacia el blanco. Izquierda, derecha, blanco» – un instructor de tiro y escritor civil que describe las observaciones populares más habituales sobre adrenalina y tiro. Este punto de vista resulta totalmente aceptado por las masas. Realmente me sorprende que sólo haya enumerado dos de los problemas típicos.

Durante los últimos 60 años más o menos la adrenalina ha sido tanto venerada como denostada. Hace muchas décadas la adrenalina era respetaba generalmente como una fuente de energía que te ayudaba a sobrevivir frente a la guerra, al crimen y a los accidentes. «Un regalo de Dios» como quien dice. Pero desde finales de los años 1980 la adrenalina ha adquirido el carácter de un ogro en las doctrinas de más de unos pocos instructores marciales. Aunque hay quien dice que la adrenalina permitirá que una anciana bajita pueda levantar un coche para sacar a sus nietos de debajo en un accidente, algunos dicen que te arrebatará tu pensamiento crítico, tu audición y tus habilidades motoras finas, hará que te mees y te cagues en los pantalones y, si…si, muchos juran que siempre te provocará un caso de tubo de papel higiénico o visión de túnel en el peor momento posible cuando más necesites tu vista. Adrenalina ¿un ogro o una bendición? ¿un salvavidas o un obstáculo para salvar vidas? ¿qué es?

Tratando de encontrar una respuesta a esa pregunta, una búsqueda en internet sobre la cuestión del estrés de combate y la visión de túnel te reportará una basta información al respecto. Desafortunadamente la mayor parte de esta información no hace más que repetir lo mismo una y otra vez sin cuestionarlo demasiado.

Una de las fuentes que te encontrarás una y otra vez es un estudio llevado a cabo por la psicóloga Dra. Alexis Artwohl, una antigua amiga y asesora de la policía. Hace años sometió a 141 policías a una encuesta escrita, llamada Perceptual Distortions in Combat [Distorsiones Perceptivas en Combate], sobre sus experiencias en cuanto al uso del arma de fuego a lo largo de un periodo de 5 años. La encuesta cubría numerosos aspectos, uno de los cuales era la visión de túnel. A algunas fuentes les gusta citar el estudio de Artwohl y afirman que el 79%, el 80% o hasta el 82% de los policías encuestados declaraban haber sufrido un caso de visión de túnel al hacer uso de su arma de fuego. Este estudio corrió como la pólvora entre la comunidad policial y generó un cúmulo de malentendidos sobre la adrenalina y la visión de túnel. Información que, una vez alcanzó las manos equivocadas, supuso esas extrañas ideas tales como el antes mencionado «paso a un lado para la invisibilidad». (No creo que la Dra. Artwohl sea responsable de ninguno de los posteriores malentendidos e interpretaciones de su estudio; ella se limitó a realizar un importante estudio). Lawrence Gonzales escribió un muy buen libro titulado Deep Survival: Who Lives, Who Dies, and Why [Supervivencia Profunda: Quién Vive, Quién Muere y Por Qué] salvo porque en un rápido comentario de pasada en la página 38 de su libro afirma que «los policías que han recibido algún disparo declaran haber sufrido visión de túnel». ¿Y eso quién lo dice? Porque no será en el estudio de la Dra. Artwohl. La pólvora corre…

El proceso de «ver» lo que sucede a tu alrededor implica algo más que las cuestiones médicas antes mencionadas. Los ojos y la mente (y posteriormente la memoria) también tienen que cooperar. Aunque un tercio de la actividad del cerebro se dedica al proceso global de ver, no puedes digerir una vista panorámica completa al detalle toda de una vez. Tienes que escanearla. «La resolución de tu visión periférica resulta aproximadamente equivalente a ver a través de la puerta de cristal esmerilado de una ducha pero aún así tienes la ilusión de ver con claridad en la periferia», indica el neurocientífico Dr. David M. Eagleman de la Baylor College of Medicine [Universidad de Medicina Baylor]. «Ten en cuenta que no somos conscientes de los límites de nuestro campo visual». Esta ilusión, como el Dr. Eagleman la llama en su libro Incognito: The Secret Lives of the Brain [Incógnito: Las Vidas Secretas del Cerebro], constituye un punto de referencia para tu definición y tu recuerdo de la visión de túnel.

Un estudio de la Johns Hopkins University [Universidad Johns Hopkins] dirigido por el Dr. Steven Yantis, profesor en el Dept. of Psychological and Brain Sciences [Departamento de Ciencias Psicológicas y del Cerebro], monitorizaba cómo gestiona el cerebro humano exigencias de atención encontradas. El Dr. Yantis concluye que el cerebro tiene una capacidad limitada para prestar atención y grabar lo que percibe. Cambia entre estímulos encontrados para ajustarse a lo que parece más importante y bloquea el resto. Se trata de lo que a diario consiste en centrar la atención y constituye una forma de visión de túnel.

2Los ojos y la mente trabajan juntos. El Dr. Bill Lewinski, del Force Science Research Center [Centro de Investigación de la Ciencia de la Fuerza], radicado en la Minnesota State University-Mankato, persona que lleva a cabo  todo un trabajo innovador y significativo en el campo de los enfrentamientos con armas de fuego en los que se ve implicado un policía, dice sobre la vista que «este proceso de seleccionar cierta información y rechazar o ser ciego ante otra información supone una característica normal y constante del comportamiento humano en todos los niveles. Prácticamente cualquier grado de concentración en una cosa provocará esa «ceguera por inatención» [inattention blindness] que se produce en los sentidos que no se están utilizando. Aquí la clave consiste en una atención concentrada. ¿Alguna vez ha puesto el lector a reproducir un CD y entonces ha estado tan preocupado por otra cosa que no escuchó ni una sola canción?».

El Dr. Lewinski continúa diciendo, «en el béisbol una pelota rápida que viaja a 90 mph [145Km/h] invierte 54 centésimas de segundo en recorrer la distancia desde el pitcher hasta el bateador. Habitualmente un jugador de béisbol que se concentra en darle a la pelota, tanto sometido al estrés de la competición como durante una simple práctica, está tan limitado de atención por su concentración en el agarre de la pelota en la mano del pitcher, el movimiento del brazo del pitcher y la trayectoria inicial de la pelota que durante ese medio segundo (si es que está realmente concentrado) no podría decirnos nada más de lo que suceda en el terreno de juego, incluida la sensación del bate en sus propias manos. Normalmente para ellos eso no resulta importante y a nadie le preocupa; pero cuando el mismo fenómeno le sucede a un policía durante un combate con armas de fuego eso adquiere una gran importancia».

En el mundo del tiro la mayoría de instructores demandan que el tirador mire con atención su punto de mira, ordenándole y exigiéndole que realmente aplique una visión de túnel sobre la punta del cañón y la delgada línea del punto de mira. Se podría decir con certeza que gran parte de la instrucción en tiro del planeta enseña este «método del punto de mira», en constante discusión con los defensores del tiro dirigido [point shooting]. Al mismo tiempo, en su siguiente párrafo doctrinal, como quien dice, reprenden y acusan a la adrenalina por los efectos adversos de la visión de túnel. ¿En qué se creen que consiste apuntar? Casi todo tirador sugiere que se dispare siempre con los dos ojos abiertos, lo que resulta difícil y antinatural para muchos pero proporciona un campo visual más amplio. A pesar de ese campo visual más amplio cualquier tirador experimentará varios segundos o medio segundos de pequeña atención concentrada. También sugieren (como en la cita anterior) que el tirador permanezca mirando continuamente a su alrededor para romper la endiablada visión de túnel, especialmente a ambos lados y detrás suya – el ubicuo «comprueba tus 360 grados». Pero en el preciso momento del disparo sencillamente no puedes empezar a mirar a tu alrededor. Y lo que muchos no acaban de comprender es que también experimentas la visión de túnel mientras miras a tu alrededor. En ambos casos se produce igualmente atención concentrada y/o visión de túnel de forma natural. A pesar de todo se las declara desconsideradamente como un obstáculo porque alguien así lo dijo, lo cual parece una trivial hipocresía, un vacío en el pensamiento, una falta de entendimiento de la idea general.

Una mente más fresca y sosegada podría preguntarse por qué el 100% de los encuestados en el estudio de la Dra. Artwohl no afirmaban haber experimentado la visión de túnel en sus enfrentamientos con armas de fuego. Cada vez que alguien dispara una pistola sobre cualquier blanco, vivo o de papel, supone un ejercicio de visión de túnel, un ejercicio de concentración y atención. De hecho, tanto si te ves envuelto en un combate con armas de fuego como si estás disparando en el campo/galería de tiro, viendo a tu equipo de fútbol favorito en la televisión, conduciendo tu coche calle abajo, tomándote la cena o mirando tu reloj, tus ojos y tu cerebro siempre están procesando información a través de una cierta visión de túnel o atención concentrada y todo ello con una visión periférica limitada.

3La Dra. Lisa Sanders es una prestigiosa especialista en diagnósticos médicos y asesora en la famosa serie de televisión «Dr. House». En su reciente libro Every Patient Tells a Story: Medical Mysteries and the Art of Diagnosis [Cada Paciente Cuenta una Historia: Misterios Médicos y el Arte del Diagnóstico] se suma a este debate sobre la visión de túnel. A estas alturas todos conocemos ya el popular «test de atención» en el que los expertos proponen a la persona a evaluar que visualice un vídeo en el que se puede observar cómo una serie de individuos juegan al baloncesto y cuente cuántas veces pasa el balón el equipo que viste pantalones cortos de color blanco. Tu atención se centra completamente en el Equipo Blanco y en el balón.

La Dra. Sanders explica:

«Mi tarea, una vez empezado el vídeo, consistía en observar al equipo blanco y contar cuántas veces se pasaban el balón sus jugadores, manteniendo una cuenta separada de cuándo se pasaban el balón por el aire y cuándo botaba en el suelo entre un jugador y otro. El vídeo empezó a avanzar y yo mantuve mis ojos fijos sobre el balón de baloncesto en manos del equipo blanco a medida que éste pasaba silenciosamente entre la masa en movimiento de jugadores del equipo blanco y del equipo negro. Sólo conté seis pases por el aire y uno con bote en el suelo hasta que perdí la cuenta. Decidida a no dejarlo continué contando hasta que terminó el vídeo de treinta segundos.

¿Once pases por el aire y dos pases con bote?, me aventuré a decir. Le dije a Chun que me confundí un poco hacia la mitad del vídeo pero a pesar de ello me dijo que lo había hecho bien. Sólo se me había escapado un pase por el aire. Entonces me preguntó si había visto algo inusual en el vídeo, a lo que le respondí que no, que no había visto nada en absoluto fuera de lo normal.

¿Viste un gorila en el vídeo?

¿Un gorila? No, definitivamente no había visto un gorila.

Me dijo que me iba a poner el vídeo otra vez y que esta vez no contara sino que sólo observara cómo jugaban al baloncesto. Volvió a poner el vídeo y los jugadores del equipo blanco y del equipo negro entraron en acción. Dieciocho segundos después de empezar el vídeo (más o menos cuando había perdido la concentración anteriormente) vi a alguien (posteriormente supe que se trataba de una mujer) disfrazado de gorila que entraba en el terreno de juego por el margen derecho de la pantalla. El gorila se paseaba como quien no quiere la cosa hasta la mitad de la imagen, se paraba para darse golpes en el pecho como hacen en los dibujos animados y acto seguido abandonaba la escena por el margen izquierdo. Su intervención televisiva duraba ocho segundos y yo no había visto absolutamente nada.

Si alguien me hubiera preguntado si creía que se me podría pasar por alto un gorila (o incluso una mujer disfrazada de gorila) dándose un paseo por la pantalla por supuesto que habría afirmado que era imposible no percatarse de un hecho tan extraordinario, pero aún así se me pasó al igual que a más de la mitad de aquellos que fueron sometidos a la misma prueba por el Dr. Daniel J. Simons en su laboratorio de la University of Illinois en Urbana-Champaign. ¿Cómo es posible?

Tenemos una fe enorme en nuestra capacidad para ver lo que está frente a nuestros propios ojos. Y eso aunque el mundo nos presente miles de ejemplos en los que no es ese el caso. ¿Cuántas veces no has podido encontrar una cosa y al recabar la ayuda de alguien éste la encuentra inmediatamente justo delante de tus narices? ¿alguna vez te ha recriminado un compañero de trabajo por haberle “ignorado” la noche pasada en un restaurante abarrotado cuando te saludó con el brazo en alto desde la mesa en la que estaba sentado cenando mientras buscabas una mesa libre en la que poder sentarte? Según la Federal Highway Administration [Dirección General de Tráfico] se producen cerca de seis millones de accidentes de coche al año. En muchos de esos accidentes los conductores reivindican haber mirado hacia dónde iban y simplemente no haber visto el objeto contra el que chocaron, lo que evidencia que a menudo las personas son capaces de no ver lo que tienen delante de sus propios ojos, lo que Sherlock Holmes podría haber llamado ver sin percibir.

Los investigadores llaman a este fenómeno “ceguera por inatención” [inattention blindness] porque frecuentemente no nos percatamos de la presencia de un objeto o de un acontecimiento debido a que sencillamente estamos absortos en una tarea que exige toda nuestra atención. Nuestra sorpresa al experimentar este fenómeno tan habitual se deriva de una confusión fundamental sobre cómo funciona el cerebro. Creemos que nuestros ojos son como cámaras de vídeo que capturan todo lo que tenemos delante mientras seleccionamos qué enfocar en cada momento. Puede que no le prestemos atención a todo pero asumimos, en primer lugar, que somos capaces de reconocer cualquier acontecimiento importante que se produzca y, en segundo lugar, que si fuera necesario siempre podemos rebobinar el vídeo y volver a reproducirlo en la pantalla de nuestra mente. Lo que se nos pasó en la primera vuelta se detectaría cuando recordáramos el acontecimiento».

La Dra. Sanders no se encontraba en un estado adrenalínico, sino que solo intentaba contar los pases de balón mientras veía el vídeo. Probablemente tampoco vio la proverbial maceta junto a la pantalla, ni más ni menos que ese policía fuera de servicio que observa en su gran pantalla de televisión cómo su jugador de fútbol favorito marca un gol. El cerebro tiene que ver y preocuparse por algo para recordarlo.

¡En realidad la inyección de adrenalina mejora la visión! Los expertos médicos afirman que la inyección de adrenalina derivada del estrés dilata los ojos mejorando la visión. «En situaciones de vida o muerte la visión de túnel puede constituir un salvavidas porque traslada la concentración hacia lo que se tiene entre manos». «La subida de adrenalina también puede sobresaltarte y hacerte súper consciente de cualquier resplandor de luz o pequeña sombra», explica el terapeuta clínico Paul Dooley. «Las pupilas se dilatan para permitir que entre más luz en los ojos de forma que se incremente la agudeza visual», afirma la Dra. Veronique Mead. Existen abundantes evidencias clínicas que también demuestran que la adrenalina incrementa la visión y que todos esos estudios informales sobre la visión de túnel en general realmente sólo son segundos intensos de una clara atención concentrada. Muchos veteranos afirman haber experimentado unos sentidos mejorados durante enfrentamientos violentos.

«Muchos veteranos afirman haber experimentado unos sentidos mejorados durante enfrentamiento violentos».

Otro conocido instructor y veterano policía estadounidense, Dave Spaulding, reseña «los sujetos entrevistados (unas 200 personas) recordaban todas las múltiples fases de la reacción de alarma del cuerpo humano que se han discutido a lo largo de los años, tales como la visión de túnel, el movimiento a cámara lenta, la pérdida de la destreza digital y demás. Ninguna de las personas con las que hablé recuerda haber sufrido todas esas fases pero todos y cada uno de ellos recuerdan haber sufrido al menos una de las sensaciones descritas bajo la categoría de reacción de alarma del cuerpo humano. Aquellos que sabían lo que les estaba pasando lidiaron con dichas sensaciones durante el enfrentamiento mejor que los que no lo sabían. Sin lugar a dudas, estar prevenido implica estar preparado».

NoBody Series - woman jumping in the air¿Lidian todos los combatientes con armas de fuego con alguna forma de atención concentrada/visión de túnel? En el sentido más amplio anteriormente explicado probablemente si. ¿Es toda visión de túnel detectada en un combate con armas de fuego  producto de la malvada adrenalina? Si y muy posiblemente no. Resulta sencillamente imposible afirmarlo a juzgar por todos los factores que intervienen. Son demasiadas las variables que entran a jugar. ¿Cómo podría alguien leer todas estas evidencias científicas y decir lo contrario? ¿Cómo hacen nuestros miles de soldados e infantes de marina para combatir en enfrentamientos caóticos frente a numerosos enemigos en múltiples entornos viéndolo todo a través de ese «tubo de papel higiénico» provocado por el ogro de la adrenalina?

Mis experiencias personales en cuanto a esto podrían resultar anecdóticas pero nunca he sufrido una debilitante visión de túnel. Normalmente nunca me he sentido más despierto, más alerta y más vivo que en situaciones peligrosas. ¿Me concentraba y desconcentraba en las cosas? Si, desde luego que si. Sin ninguna duda me he concentrado en cosas pequeñas. Tendría que responder «si» en el cuestionario de la Dra. Artwohl y, por tanto, formar parte finalmente de toda esa desinformación tergiversada sobre la visión de túnel y la adrenalina. ¿Ves cómo sucede?

Y para mí en eso radica el auténtico meollo de la cuestión: la tendencia, la aceptación o la novedad ciegas para denigrar un sistema de defensa natural, como es la adrenalina, tachándolo de represor pesimista para vencer. Esa idea se ha utilizado para vender programas de entrenamiento que simplifican demasiado y atontan el currículo. La historia de los deportes, el derecho penal y la guerra han demostrado incuestionablemente que la adrenalina constituye una fuente positiva del éxito y la supervivencia de la humanidad.

Por otra parte, me resulta especialmente molesto que tantas personas, muchas autodenominándose instructores profesionales en el ámbito policial y militar, estén tan dispuestas a regurgitar, sin cuestionar, las conclusiones tendenciosas o ignorantes de esas fuentes mal informadas y esos programas de entrenamiento de intenciones ocultas. Esa ciega aceptación constituye un síndrome en toda regla que ojalá se dejara a un lado y desapareciera totalmente.

¡Adiós. Amigos!

Hock ha instruido a civiles, policías y militares por todo el mundo en lugares como Sudáfrica, Australia, Alemania, Reino Unido, el Sudeste Asiático y, por supuesto, a lo largo y ancho de Estados Unidos. Realmente Hock ha hecho mucho en la vida real y ahora se dedica a enseñar y viajar más que la mayoría de esas personas que se conocen como «famosas y expertas». En la actualidad enseña combate con armas de fuego, con cuchillo, con defensa y con las manos vacías a través de unos 40 seminarios al año en 11 o 12 países aliados. Aquí tienes la biografía completa de Hock Hocheim.

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