
El tema de la seguridad siempre se encuentra al frente de la conciencia de cualquier individuo e institución. Obviamente la principal preocupación radica en garantizar que nadie resulta herido o muerto durante la realización de un ejercicio de adiestramiento, pero ya hace años que la seguridad ha tomado un giro para alejarse del sentido común y limitarse al cumplimiento de memoria del protocolo. Habitualmente se confunde el protocolo del campo de tiro con la seguridad del campo de tiro.
El protocolo del campo de tiro es aquel que determina lo que se les permite y lo que no se les permite a los individuos y los grupos que hagan uso del campo de tiro, así como los procedimientos y medidas de control específicas definidas, a los ojos de aquellos que las crearon, para minimizar los riesgos. Esto resulta contraproducente para el aprendizaje y el buen entrenamiento porque no requiere que los individuos piensen y en muchas ocasiones supone violar principios tácticos. Están diseñados para reemplazar el raciocinio y la competencia del individuo. El cometido implícito en todo entrenamiento es la seguridad y eso se traduce directamente en seguridad operativa.


¿Por qué no querrías aligerar tu equipo? Por supuesto, cubre el torso y la cabeza, las partes vitales del cuerpo. No obstante, no te conviertas en una tortuga de kevlar, porque movilidad y velocidad resultan especialmente fundamentales en un
Cuando entrenamos, tenemos que hacerlo hasta el punto de conocer exactamente el momento en el que va a caer el martillo. Sin sorpresas. Para llegar a tal punto resulta primordial una adecuada repetición. Para lograr una adecuada repetición se hace necesario el
¿Alguna vez has tenido esa sensación de que alguien te está prestando excesiva atención? ¿En algún momento pensaste que podrías estar llamando tal atención por culpa de alguna mala elección en cuanto a tus formas y comportamiento al portar un arma de fuego oculta?

El 22 de octubre, Kevin Vickers, Sargento de Armas del Parlamento canadiense, abatió a un cobarde que después de haber asesinado a tiros al desarmado Nathan Cirillo, cabo de la guardia de honores, mientras éste guardaba su puesto, se dirigió al Parlamento con el obvio deseo de asesinar a más víctimas desarmadas. En lugar de ello, fue abordado y abatido por el Sargento de Armas Vickers, y falleció en el acto.

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