Uno de los principios básicos del tiro, así como uno de los pilares fundamentales del combate con armas de fuego, radica en la puntería. Sólo los impactos bien colocados en el blanco o amenaza cuentan para el éxito o victoria, lo que equivale, más o menos, a hacer coincidir el Punto de Impacto (PdI), donde impacta el proyectil, con el Punto de Puntería (PdP), donde se pretende que impacte el proyectil. Esa coincidencia entre PdP y PdI no se va a producir prácticamente nunca salvo casualidades, entre otras cosas porque ni en condiciones ideales se puede reproducir exactamente la misma trayectoria para dos proyectiles. Son tantos los factores que afectan a la trayectoria de un proyectil que resulta casi imposible que vayan a coincidir «exactamente» el PdI y el PdP, aunque bastará con que los impactos estén suficientemente bien colocados.
Nos referimos al Punto de Puntería (PdP) como el lugar donde se pretende que impacte el proyectil, que no siempre coincidirá con aquel al que realmente se apunte con los elementos de puntería del arma, como sucede cuando se corrige el tiro sin ajustar los elementos de puntería.
Esa pretendida colocación de los impactos (PdI≈PdP) se llama exactitud y se define por dos parámetros: precisión y corrección (Precisión+Corrección=Exactitud).
Sin entrar en demasiados detalles, la precisión se define en relación inversamente proporcional al tamaño del agrupamiento de los impactos; un menor agrupamiento indica una mayor precisión.
La corrección se define como la relación de cercanía entre el PdP y el PdI (o centro de impactos, si se trata de varios impactos); cuanto más próximos entre sí mayor corrección.
Aunque se mantenga fijo el PdP de cada disparo, dos disparos no serán iguales y será la separación entre los PdI la que determine la precisión. Esta precisión va a depender de factores inherentes al arma, a la munición, a las condiciones meteorológicas, etc. además de al tirador, que no podrá mantener fijo el PdP como sí sucede, más o menos, si el arma se trinca fuertemente a una plataforma sólida y estable como puede ser un banco de pruebas. En ese último caso, si se realiza una serie de múltiples disparos, se obtendrá una agrupación o rosa de impactos, a partir de los PdI de cada disparo, que quedará definida por la dispersión de los impactos o separación entre los mismos. Cuanto menor dispersión mayor precisión del arma.
Normalmente la precisión se mide en forma de desvío angular medido en minutos de ángulo [Minute Of Angle (MOA)], medida que es independiente de la distancia al blanco, o en forma de dispersión medida en centímetros, medida que es dependiente de la distancia al blanco. 1 MOA equivale aproximadamente a 1 pulgada (1,047 pulgadas) a 100 yardas, aproximadamente 3cm (2,91cm) a 100m, 6cm a 200m, 9cm a 300m, 1,5cm a 50m, 0,7cm a 25m, 0,3cm a 10m,etc.
Aunque no imprescindible, para todo tirador resulta interesante conocer la precisión que cabe esperar de la combinación arma-munición de tal forma que sepa a qué atenerse y no le pida peras al olmo. En el caso de un fusil de asalto normal en calibre 5,56 OTAN con munición normal cabe esperar una precisión de 3-4 MOA, es decir, 8,7-11,6cm a 100m, 17,4-23,3cm a 200m. En el caso de una pistola normal en calibre 9 Luger con munición normal cabe esperar una precisión de 7-8 MOA, es decir, 2,0-2,3cm a 10m, 5,1-5,8cm a 25m, 10,2-11,6cm a 50m.
A esas cifras habría que añadir el detrimento de la precisión debido al tirador, lo que puede aumentar los números sustancialmente. Asimismo, cabe esperar que cada impacto se desvíe la mitad de las cifras anteriores respecto al centro de impactos de una agrupación o rosa de impactos, el cual habría de coincidir con el PdP. De esta forma, resulta perfectamente normal esperar que los impactos se desvíen respecto al PdP (desvío probable) 5cm a 100m o 10cm a 200m en el caso de un fusil de asalto «normal» y 1cm a 10m, 2,5cm a 25m, 5cm a 50m en el caso de una pistola «normal».
En lo que respecta a la corrección, segunda parte de la exactitud del disparo, depende de la puntería y de su conocimiento, de tal forma que se logre llevar el PdI lo más próximo al PdP, entendido como el lugar donde se pretende que vayan los impactos, bien introduciendo correcciones en los elementos de puntería o corrigiendo el tiro sobre la marcha alterando el punto al que apuntan los elementos de puntería.
La corrección de los impactos va a depender directamente de la trayectoria del proyectil, que se define básicamente por los datos de tiro (deriva y elevación) y la velocidad inicial del proyectil. Teniendo en cuenta que la velocidad inicial del proyectil depende de la combinación arma-munición, que no se puede manipular en el momento del disparo, el tirador actuará sobre la puntería para ajustar la elevación y deriva del arma e intentar llevar el disparo al punto deseado. Para intentar predecir dónde irá el impacto es necesario conocer la trayectoria que describe un proyectil, antes de pasar a definir por fin el MPBR o alcance máximo de impacto en el blanco en este otro artículo.
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