Las opiniones respecto a las recargas, especialmente cuando se trata de una pistola semiautomática, varían enormemente, incluso dentro de la comunidad de instructores.
Dependiendo de tu perfil, las recargas lo son todo, desde algo fundamental hasta algo inútil, «algo que rara vez sucede», excepto en competición, donde la mayoría de las veces se le obliga al tirador.
Entonces, ¿cuál es la realidad de las recargas en combate?
Recuerda lo que se dice sobre las opiniones, que todo el mundo tiene las suyas propias. Ten en cuenta además, que una opinión NO es un hecho, incluso aunque lo leas en Internet de una persona «famosa».
Basándome en mis muchas entrevistas, y toda una vida dedicada al estudio de enfrentamientos armados (algo que muchos aseguran haber hecho), te diré algo: en un enfrentamiento con pistola no suele darse la necesidad de una recarga o cambio de cargador, pero sí se HA dado y cuando se da ¡hay que recargar muy, muy rápido!
Tras mis muchos años entrenando policías, ciudadanos legalmente armados y algunos militares, me consta que la mayoría no hacen las recargas demasiado bien. Son lentos, torpes y descoordinados, son imprecisos, o llevan el cargador de respeto en un portacargador de mierda (¡los policías tienen los peores!), sin prestarle la más mínima atención a lo que se compraron salvo al precio.
Un portacargadores decente no ha de cubrir más que la mitad del cuerpo del cargador, de forma que el tirador pueda agarrarlo correctamente. ¡Es importante agarrarlo correctamente si quieres hacer bien una recarga! Un portacargador hecho para una Glock 17 no es una buena elección para una Glock 26, diga lo que te diga el vendedor.
¡Otros lo hacen tan bien que es todo lo que quieren hacer! Date un paseo por YouTube y mira todos los vídeos caseros de gente intentando hacer una recarga rápida en un segundo. Muchos son bastante buenos, pero ¿qué significa eso? Pues solo sirve para presumir, dado que realizar una recarga tan rápido es poco probable, a no ser que te lo esperes (como en una competición).
HECHO: no es la duración de la recarga lo que hará que acabes herido o muerto, sino lo que tardes en darte cuenta que tienes que hacer algo cuando el arma deje de funcionar. Una recarga de un segundo resultará inútil si tardas 3 o 4 segundos en reconocer el problema.
Rebobinando, ahora entiendes el problema REAL.
(Este artículo es una traducción de su original en inglés publicado por Dave Spaulding en su perfil de Instagram)
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Importante es saber realizar la recarga bien, que posiblemente es un aspecto técnicodel entrenamiento que solemos dejar aparte, que ver cuando hay que recargar.
Yo prefiero no «preparar» el momento de la recarga, hasta en el ámbito deportivo, para así intentar estar algo más pendiente del estado del arma.
Eso sí, olvídate de ganar una competición haciendo esto.
Un saludo