¿Quieres ser instructor de tiro o buscas a uno que te enseñe? ¿o en realidad solo quieres parecer instructor de tiro o buscas a uno que lo parezca?

US Marine Corps Drill Instructor

Puede que estemos de acuerdo en que durante los últimos años se ha producido un fenómeno de proliferación de instructores y escuelas de formación, quizás en respuesta a la demanda de este tipo de servicios. Puede que tú mismo te hayas propuesto convertirte en instructor y abrir una escuela de ese tipo, o que te hayas planteado ponerte en manos de algún instructor o escuela. La cosa no es fácil, tanto si se trata de convertirte en instructor ─uno bueno, claro─, como si es cuestión de encontrar uno ─que sea bueno─. Hay instructores con vocación de servicio, pero también los hay con vocación de negocio; unos dan auténtica formación y otros se dedican a prostituir la formación. La clave es diferenciar entre lo que es un buen instructor y lo que es parecerlo, ¿pero cómo?

Hay que tener claro que un instructor en parte nace y en parte se hace, es decir, tiene que contar con unas cualidades, conocimientos y experiencianada nuevo que no se haya dicho ya─. Esas cualidades, conocimientos y experiencia no se consiguen poniéndose todo lo que sea táctico (botas, pantalón, cinturón) y una camiseta que lleve el rótulo «instructor» en la espalda. Y no se trata de una cuestión de experiencia nada más, porque ni siquiera con muchos años de experiencia por sí solos, se adquieren las cualidades y conocimientos necesarios para ser un buen instructor. Cualquiera no puede decir que haya certificado sus técnicas con la experiencia,  pero no es algo que sea imprescindible ni suficiente para convertirse en instructor.

Dicho esto, a priori no resulta nada fácil saber quién es instructor y quién no es más que un charlatán ─algún que otro farsante te puedes encontrar en cualquier ámbito─. Ayuda un poco conocer los motivos por los que evitar a algunos instructores, para descartar a otros que reúnan unas condiciones similares. Una pista te la puede dar el hecho de detectar en un instructor aquello de «oír campanas y no saber dónde», lo que puede ser indicativo de algunos defectos formativos que te podría transmitir y que es mejor evitar. Otra pista puede consistir en observar las apariencias, para tratar de detectar si se trata de un instructor que quiere parecer lo que no es a base de vestir «todo táctico nuevo a estrenar». Sin olvidarnos de los impostores que cuentan historias para no dormir que se acercan solo en parte a la realidad.

Parche de instructor de tiro.

Para nosotros, algo que delata bastante bien al que no es un buen instructor son las excusas para su mediocridad. Hay quien considera que para enseñar no hace falta ser bueno, y puede estar en lo cierto, pero no sirve de excusa. Todo instructor tiene que demostrar su competencia delante de sus alumnos, y no limitarse a parecer que la tiene, sin tenerla. Eso de no demostrar a los alumnos cómo se hace, por miedo o vergüenza a fallar, no es más que una excusa de la mediocridad, y una clara característica de un mal instructor. También tienes la típica excusa «en combate no hace falta agrupar», que pretende justificar el método de «rociar y rezar»: rociar de plomo un blanco y rezar para darle alguna vez. Y no olvides a aquellos que no hacen más que quejarse por todo y de todos, porque creen saberlo todo, pero en realidad no demuestran nada.

En resumen, se trata de ser racional y utilizar la cabeza, tanto para convertirte en un buen instructor, como para encontrar a uno bueno del que te puedas fiar. No obstante, conviene tener en cuenta que ser racional no tiene por qué ser fácil, y habrá que estar al quite de los sesgos cognitivos que te impiden ser racional.

Recuerda, un buen instructor requiere cualidades, conocimientos y experiencia. No te dejes llevar por las apariencias y que no te engañe ningún charlatán.

A lo largo del artículo te hemos dejado múltiples enlaces a otros artículos que amplían lo dicho.

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