Si algo te parece una ¿…genialidad…? puede que realmente lo sea.

Pues eso, si algo te parece una ¿…genialidad…? puede que realmente lo sea. Evidentemente en este caso no estamos pensando precisamente en genialidad, sino en barbaridad, temeridad, ridiculez, o como prefieras llamarlo.

En su momento, hace ya unos años, nos pasaron este vídeo con la intención de que flipáramos ─en sentido negativo─, pero no lo consiguieron. Ya nada nos sorprende. Luego alguien nos preguntó por privado qué nos parecía lo que se puede ver en el vídeo, porque él no daba crédito ─en sentido negativo─ a lo que veía. Así que ─con todo el respeto hacia quien se pueda dar por aludido y/o incluso ofenderse por practicar «eso»─ vamos a dejar aquí algunos comentarios. Valoramos la sinceridad y creemos que merece la pena decir las cosas para evitar que este tipo de prácticas «temerarias» ─sí, temerarias según el diccionario─ acaben cuajando y sea demasiado tarde.

La excusa ─porque no vemos otra forma de llamarlo─ de tanto movimiento de culebra, serpentina, pollo sin cabeza, …, suele ser los efectos del estrés, tanto a nivel fisiológico como psicológico. Eso da para todo tipo de invenciones, unas más descabelladas que otras, muchas veces basadas en una mala o escasa formación y/o experiencia. Nos vas a perdonar, pero a nosotros todo eso nos aburre cuando se utiliza como excusa. La realidad es que entrenar algo es condicionarse a hacerlo, por lo que entrenar de una manera te condiciona a actuar de esa manera ─con estrés y sin estrés─. Si en una situación de estrés quieres actuar de una determinada manera, lo mejor que puedes hacer es entrenar de esa determinada manera. Solo así vas a actuar de la mejor manera posible, que es lo que deberías buscar. Pero como yo somos unos «niputas», no te vamos a contar historias de miedo para no dormir sobre el estrés. Eso se lo dejamos a los que saben. Literatura sobre el tema hay y alguna vez en el blog hemos hablado de ello.

Si quieres algo rápido, práctico y directo te recomendamos el capítulo Inside the Defender’s Head, del Dr. John Hearne, que se incluye en el libro Straight Talk on Armed Defense: What the Experts Want You to Know. Ahora bien, si quieres enfangarte bien en el tema, en Google, Research Gate u otros buscadores puedes encontrar multitud de artículos «científicos» ─ojo con la pseudociencia─.

«El argumento de que son imposibles unos altos niveles de rendimiento bajo estrés se puede refutar rápidamente con echarle un discreto vistazo a la Historia. La mayoría  de nosotros hemos sabido de algunas personas que son capaces de lograr auténticas hazañas de habilidad y pensamiento racional cuando se enfrentan a una muerte inminente. Si mencionamos los enfrentamientos armados de Jim Cirillo, las tasas de impactos de las unidades de la policía municipal de Los Angeles o la habilidad del Comandante piloto Sullenberger para aterrizar con una pericia asombrosa un avión averiado sobre el río Hudson, es obvio que por lo menos algunos individuos pueden rendir de forma excepcional cuando es necesario». (HEARNE, John)

Respecto al movimiento ese en plan culebra, serpentina, pollo sin cabeza, …, nos trae a la memoria aquella escena de la serie Generation Kill en la que los infantes de marina se reían del periodista que se creía que iba a conseguir algo por correr en zig zag. Aquí tienes la escena por si no la recuerdas:

Volviendo al tema, eso de lanzar plomo al mundo, sin intentar siquiera que los impactos vayan al blanco, es una absoluta temeridad, sencillamente porque cualquiera que por allí pase corre más peligro que la propia amenaza ─recuerda que las balas perdidas matan─. Por no hablar de los movimientos totalmente innecesarios de llevar la boca de fuego arriba y abajo continuamente, barriendo a todo el que se ponga por delante, incluido el cámara del vídeo.

En fin, como decíamos al principio, «si algo te parece una ¿…genialidad…? puede que realmente lo sea». ¡Tú verás!

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