«Lo primero y más importante es darle al blanco» ─recargas, interrupciones, suelo, y demás historias, de nada sirven si no le das al blanco─.

Impactos y blancos de tiro.

Que «lo primero y más importante es darle al blanco» es una obviedad de tal calibre que dudo que requiera ninguna explicación. Y la obviedad no se limita a que haya que «darle al blanco», sino que ha de ser así siempre ─sea a la distancia que sea─. Además se trata de un hecho muy fácil de comprobar: basta con contar los impactos en el blanco.

«La velocidad está bien, pero la precisión es definitiva» (Wyatt Earp).

Por ser eso «lo primero y más importante» ─independientemente del tipo de tiro, sea éste tiro deportivo o tiro de combate─ ha de recibir toda la atención en la formación y entrenamientoinstrucción y adiestramiento─ y definirse unos estándares exigentes en torno a ello.

Diagnóstico por Vídeo, por Juan I. Carrión. Parte 2 de 4. Empuñe.

Lo mejor de todo es que «darle al blanco» depende en gran medida de algo tan sencillo ─y habitualmente olvidado─ como son los principios básicos del tiro. El principal problema radica en que no se trata de algo que mole tanto o resulte tan divertido como otras cuestiones ─recargas, interrupciones, suelo, y demás historias, que de nada sirven si no le das al blanco─, por lo que no es raro que se descuide este aspecto. Prueba de ello es lo poco que se practica el tiro en seco, que resulta «imprescindible» para aprender y afianzar los principios básicos del tiro.

Y, claro, lo que «vende» es lo que mola o divierte.

Dicho de otro modo, esto es como si alguien que a duras penas sabe conducir un coche ─aunque tenga el carné─ pretende aprender y practicar maniobras evasivas, ofensivas y defensivas ─o como se llamen─. Casi mejor que primero aprenda a conducir decentemente.

Por otra parte, tanto que le gustan a algunos ─y no miro a nadie─ las estadísticas, cabe preguntarse qué pueden indicarnos respecto al hecho de darle al blanco. Por lo obvio que resulta, no parece que hagan falta demasiados datos para deducir que incapacitar a una amenaza ─lo que nos haría virtualmente vencedores en un combate─ no solo requiere darle al blanco, sino que además hay que colocar bien los impactos. Desafortunadamente los números indican que no se le suele dar al blanco y parece que eso se debe principalmente a la falta de una adecuada formación y entrenamiento.

Empuñe, pulgar sobre pulgar, uno de los principios básicos del tiro con armas de fuego

Alguno ─erróneamente─ se basa en eso de la distancia media de enfrentamiento, y fruto de una vaga e inadecuada interpretación de las estadísticas, considera que prácticamente solo hay que entrenar a distancias cortas ─de unos pocos metros─. Por esa misma regla de tres, si damos por cierta la popular «regla del 3», valga la redundancia ─que dice algo así como que la mayoría de los enfrentamientos armados tienen lugar a menos de 3 metros, duran menos de 3 segundos y se resuelven en 3 disparos─, supuestamente basada en números de casos reales, parecería que prácticamente solo hay que entrenar a 3 metros 3 disparos en menos de 3 segundos, cuando ni mucho menos se trata de eso. Eso vendría a remarcar que las recargas no hacen ninguna falta, porque casi todo se resuelve con tres disparos, y que la velocidad necesaria se limita a 3 segundos.

Dejando la interpretación de las estadísticas para otros, lo evidente es que si «no le das al blanco», todo lo demás no sirve de nada, salvo ─con un poco de suerte─ correr mucho. Así que «lo primero y más importante» es que aprendas y seas competente al aplicar los principios básicos del tiro (ni qué decir tiene que antes de tocar un arma de fuego lo primero es tener claras y aplicar siempre las normas de seguridad).

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