Estándares de rendimiento en el combate con armas de fuego y su evaluación. ¿Cuál es el mínimo nivel exigible a todo profesional de las armas de fuego?

¿Seguro que miraste bien cuando metiste los cartuchos?

En el mundo que nos rodea existen todo tipo de estándares de rendimiento sobre los que se nos evalúa constantemente, entre los que destacan especialmente aquellos de los que se puede decir que podrían depender las vidas y/o integridad física de las personas, cuya importancia resulta evidente.

Por ejemplo, en lo que respecta a la conducción de un coche existe un estándar de rendimiento que marca el mínimo nivel exigido a todo aspirante a conductor. En base a dicho estándar de rendimiento se le evaluará de modo que así acredite encontrarse en situación de obtener el pertinente carnet de conducir, que significa que está capacitado para conducir un coche con unas mínimas garantías de seguridad, tanto para él como para los demás.

Resulta sorprendente, aunque comprensible, que no existan oficialmente unos estándares de rendimiento en el combate con armas de fuego, ligados a su correspondiente evaluación periódica, que permitan acreditar que todo profesional de las armas de fuego (policías, militares, escoltas, vigilantes de seguridad) cuenta con un mínimo nivel exigible en lo que se refiere al uso y manejo de las armas de fuego.

En realidad, todo profesional de las armas de fuego recibe una formación en la que se evalúa si alcanza un mínimo establecido, pero tanto dicha formación como dicho mínimo se quedan realmente cortos y no parece que llegue a cumplir unos auténticos estándares de rendimiento.

Existe mucha teoría en cuanto a estándares de rendimiento y evaluación que, aunque se centra en el sistema educativo, resulta totalmente aplicable al combate con armas de fuego y sus profesionales, con la adaptación adecuada. No vamos a hablar de teoría ─máxime cuando no somos expertos─, pero puedes encontrar mucha información, como este artículo sobre el establecimiento de estándares de rendimiento en los sistemas educativos, de Javier Tourón.

En pocas palabras, los estándares de rendimiento establecen lo bien que hay que hacer las cosas, siendo las cosas que hay que hacer los elementos de rendimiento, que comprenderán tácticas, técnicas y procedimientos (TTPs). Para un profesional de las armas de fuego, un elemento de rendimiento podría consistir en disparar con pistola sobre un blanco a distancia, por ejemplo, y el estándar de rendimiento establecería que se lograra al menos un impacto de entre cinco disparos, dentro de una zona de impactos de 8cm de diámetro, a una distancia de 50m, en menos de 20 segundos. Ese estándar de rendimiento sería el nivel mínimo exigible, sin que exista un límite máximo ─como es lógico (cuando mayor rendimiento tanto mejor)─.

El desarrollo de elementos y estándares de rendimiento que resulten comprensibles, medibles, alcanzables, justos y exigentes tiene vital importancia para la efectividad del proceso de evaluación del rendimiento, que permitirá contar con profesionales de las armas de fuego con la debida competencia ─y además acreditada─.

Podrían definirse muchos elementos de rendimiento para un profesional de las armas de fuego, entre los cuales unos se calificarían, sin que sea tarea fácil, como críticos, otros como no críticos y otros como adicionales.

Un elemento crítico sería aquel de tal importancia que no alcanzar el estándar de rendimiento establecido resulta inaceptable. Para un profesional de las armas de fuego en este grupo entrarían, entre otros, todos aquellos elementos íntimamente relacionados con la seguridad, propia o ajena, tales como el cumplimiento de las normas de seguridad con las armas de fuego, y el hecho de lograr impactar sobre el blanco, dado que aquel disparo que falla su blanco (bala perdida) presenta un grave peligro para cualquiera ─algo evidentemente inaceptable─. Dentro de unos mínimos, no se concibe que frente a una agresión el defensor ocasione graves lesiones o incluso la muerte a terceros ajenos a la agresión.

Un elemento no crítico sería aquel cuya menor importancia permite no alcanzar el estándar de rendimiento establecido, sin que ello resulte inaceptable, pero sin restarle importancia ni dejar de resultar exigible. Para un profesional de las armas de fuego en este grupo entrarían aquellos elementos que no resulten determinantes para la seguridad o el éxito, tales como las recargas o la resolución de interrupciones.

Y un elemento adicional sería aquel con un carácter complementario, que no resulta exigible pero sí deseable, dado que se suma al rendimiento. Para un profesional de las armas de fuego en este grupo entrarían, entre otros, el tiro desde posiciones  raras, asimétricas.

Dicho esto, la cuestión radica en definir esos elementos y estándares de rendimiento, desarrollarlos, tanto en la formación inicial (escuelas y academias) como en los planes de instrucción y adiestramiento (unidades), e implementar evaluaciones periódicas ligadas a algún tipo de incentivo (perjuicios y beneficios). Además, los estándares de rendimiento han de ser objetivos, medibles y realistas y quedar claramente definidos por escrito.

En cuanto a la selección de elementos y estándares de rendimiento y el desarrollo de evaluaciones conviene tener en cuenta una sencilla regla: la regla de las tres Rs (supe de ella por primera vez por el editorial de Denny Hansen en el número de abril de 2009 de la desaparecida revista SWAT). Lo que dice la regla es que «el entrenamiento ha de ser Reciente, Relevante y Realista».

Reciente, porque el rendimiento en el combate con armas de fuego tiene carácter perecedero, como los yogures o la fruta, que pasado un tiempo se ponen malos. Para mantenerse dentro de unos estándares de rendimiento es necesario que el entrenamiento sea reciente, es decir, se requiere que sea continuo y asiduo. El rendimiento en el uso y manejo de un arma de fuego decae exponencialmente a medida que pasa el tiempo, a medida que pasan los días y las semanas sin entrenar en el campo/galería de tiro, sin practicar en seco. Pero no solo es imprescindible entrenar/practicar con asiduidad para mantener el nivel, sino que además hay que evaluar periódicamente que así es y no se está por debajo del mínimo exigible establecido, en cuyo caso habría que poner remedio inmediatamente.

Relevante, porque, como se decía anteriormente en cuanto a elementos de rendimiento, unos son críticos, otros no. Ni todas las TTPs tienen la misma relevancia, ni son igualmente relevantes para unos u otros. Un profesional cuyo turno de trabajo siempre transcurre en horario diurno probablemente no necesite tanta (que no ninguna) práctica en TTPs de uso de la linterna como otro cuyo turno de trabajo siempre transcurre en horario nocturno. Lo mismo sucede con las TTPs con vehículos respecto a aquellos profesionales que no suelen trabajar con vehículos y los que siempre trabajan con vehículos. Dado que los recursos siempre serán limitados hay que invertirlos en aquello de mayor relevancia.

Realista, porque tanto elementos como estándares de rendimiento han de ajustarse a la realidad y no a la diversión, a la moda, a la imaginación, a la estadística. Las TTPs a practicar y el rendimiento a exigir han de ajustarse a la realidad. De esta forma, un profesional de las armas de fuego, cuya realidad puede consistir en batir a una amenaza en el pasillo de un centro comercial o de un colegio, ha de practicar el tiro con pistola a una distancia de 50m y no limitarse a los típicos 5m con la excusa de las estadísticas. Del mismo modo, la realidad de aquellos profesionales que trabajan habitualmente de forma autónoma o en binomios consiste precisamente en eso y no en practicar como un equipo táctico. Asimismo, si un profesional habitualmente cuenta como dotación únicamente de una pistola esa es su realidad y no practicar con fusil o escopeta.

Estos son los tres aspectos que han de reflejarse en los elementos y estándares de rendimiento y en las evaluaciones. Las opciones son ilimitadas y no será fácil dar con la tecla. En lo que se refiere a evaluaciones existen muchos sistemas disponibles que se pueden aprovechar y adaptar. Estos sistemas de evaluación consisten en una serie de ejercicios de tiro perfectamente definidos a partir de los cuales se van a valorar los resultados y así determinar si se alcanzan unos estándares de rendimiento preestablecidos en forma de niveles, con un mínimo aceptable.

Entre el sinfín de sistemas de evaluación unos son más populares que otros y vienen siendo utilizados por diferentes maestros del combate con armas de fuego. Por ejemplo, entre estos sistemas se encuentra el sistema de evaluación MEU (SOC)* utilizado por el difunto Pat Rogers, que se explica a continuación.

*MEU (SOC) es el acrónimo de Marine Expeditionary Unit (Special Operations Capable), unidad expedicionaria de infantería de marina capaz de ejecutar operaciones especiales.

El sistema de evaluación MEU (SOC) se orienta a los profesionales que utilizan fusil y pistola, de tal forma que el sistema evalúa el rendimiento con ambas armas. En la primera parte se dispara con fusil y en la segunda parte se dispara con pistola.

Sistema de evaluación MEU (SOC) con fusil M4A1

Primera Fase: se dispara sobre un único blanco.

Sistema de evaluación MEU (SOC) con fusil M4A1. Primera Fase.

Segunda Fase: se dispara sobre dos blancos.

Sistema de evaluación MEU (SOC) con fusil M4A1. Segunda Fase.

La puntuación máxima de la suma de ambas fases es de 100 puntos. Para superar la evaluación hay que obtener un mínimo de 80 puntos.

Sistema de evaluación MEU (SOC) con pistola

Primera Fase: se dispara sobre un único blanco. Todos los ejercicios de tiro empiezan con fusil en condición 4 (sin cargador y sin cartucho en recámara) en posición de guardia baja. A la señal el tirador presenta el fusil hacia el blanco e intenta disparar. Cuando el martillo percuta sobre la recámara vacía, el tirador realiza una transición a la pistola. Si tiene que moverse el tirador empieza a moverse al tiempo que realiza una transición a la pistola.

Sistema de evaluación MEU (SOC) con pistola. Primera Fase.

Segunda Fase: se dispara sobre dos blancos. Al igual que en la primera fase, todos los ejercicios de tiro empiezan con fusil en condición 4 en posición de guardia baja.

Sistema de evaluación MEU (SOC) con pistola. Segunda Fase.

La puntuación máxima de la suma de ambas fases es de 100 puntos. Para superar la evaluación hay que obtener un mínimo de 80 puntos.

Blanco NRA B8Otro ejemplo de un posible sistema de evaluación es el examen de tiro con pistola Suma 700 puntos [700 Point Pistol Aggregate] de Kyle Defoor. Este examen se divide en 11 etapas, que se disparan desde la línea de 25 yardas (23 metros) sobre un blanco NRA B-8, como se explica a continuación.

Etapa 1. 10 disparos en tiro lento en 10 minutos.

Etapa 2. 5 disparos en 20 segundos desde la funda. 2 veces.

Etapa 3. 5 disparos en 10 segundos desde la funda. 2 veces.

Etapa 4. 5 disparos en 5 minutos con la mano fuerte.

Etapa 5. 5 disparos en 20 segundos con la mano fuerte desde la funda.

Etapa 6. 5 disparos en 10 segundos con la mano fuerte desde la funda.

Etapa 7. 5 disparos en 5 minutos con la mano débil.

Etapa 8. 5 disparos en 5 minutos rodilla en tierra.

Etapa 9. 5 disparos en 20 segundos rodilla en tierra empezando de pie desde la funda.

Etapa 10. 5 disparos en 5 minutos tendido estilo libre.

Etapa 11. 5 disparos en 20 segundos tendido estilo libre empezando de pie desde la funda.

Para este examen una buena puntuación empezaría a partir de los 500 puntos.

Resultados 31JUL14. Examen de tiro con pistola Suma 700

En fin, entre tantas opciones disponibles y tantas que se podrían definir, se hace necesario optar por alguna que permita evaluar unos estándares de rendimiento para todo profesional de las armas de fuego de forma que se acredite la competencia adecuada con las armas de fuego, por meras cuestiones de seguridad para todos, que no es poco.

Fuentes:

Rensselaer Polytechnic Institute, Division of Human Resources. Defining Performance Standards. 4 de abril de 2008.

U.S. Office of Personnel Management. Performance Management Cycle: Developing Performance Standards.

TOURÓN, Javier. El establecimiento de estándares de rendimiento en los sistemas educativos. Estudios sobre Educación, 2009, 16, 127-146.

HANSEN, Denny. Briefing Room: The Three Rs. SWAT magazine, abril 2009, 6.

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