En otros artículos hablamos sobre las normas de seguridad con las armas de fuego, por una parte, y las condiciones de porte ─o estados de alistamiento de una pistola─, por otra parte. Ambas cuestiones no se encuentran tan íntimamente relacionadas como cabría esperar, dado que las normas de seguridad se aplican siempre, sin importar la condición de porte del arma. Vamos, que da igual la condición en que portes un arma, siempre tienes que cumplir las normas de seguridad. Partiendo de esa base, el debate respecto a la condición en que portar un arma ─si cartucho en recámara o no, o cargador con munición siquiera, que también los hay de esos─ no debería ser un debate.
ACLARACIÓN: las condiciones de porte o estados de alistamiento se definieron originalmente para pistola, pero en realidad son de aplicación a cualquier arma de fuego. De esta forma, cualquier arma de fuego se encuentra en condición 1 si existe un cartucho en recámara y el arma está montada (amartillada o aguja pretensada) y se encuentra en condición 3 si no existe cartucho en recámara pero sí hay un cargador municionado en el arma. La condición 2 implica que existe un cartucho en recámara, pero el martillo está abatido o la aguja percutora destensada, por lo que no sería de aplicación a aquellas armas de fuego que no permiten abatir el martillo o destensar la aguja percutora con un cartucho en recámara, es decir, aquellas armas que no disponen de un botón o palanca de desamartillado, como puede ser el caso de una pistola Glock o un fusil de asalto (HK G36, por ejemplo).
Existe la falsa creencia que un arma SIN cartucho en recámara, es decir, en condición 3, resulta más segura que un arma CON cartucho en recámara, es decir, en condición 1 o 2. Sin embargo, las descargas involuntarias no entienden de condiciones de porte y se producen tanto entre aquellos usuarios que portan cartucho en recámara como entre los que NO.
Desde luego un arma SIN cartucho en recámara no puede dar lugar a descargas involuntarias, del mismo modo que un coche sin batería no puede arrancar involuntariamente. Esto resulta tan cierto como que no se puede hacer uso de forma inmediata de un coche sin batería ni de un arma sin cartucho en recámara, pero ni involuntaria ni voluntariamente, de tal modo que habrá que conectar la batería o introducir un cartucho en recámara previamente para poder hacer uso del coche o del arma. Pues bien, resulta tan absurdo tener el coche aparcado con la batería desconectada como portar un arma sin cartucho en recámara. La mejor forma de evitar que un coche arranque involuntariamente consiste en no girar la llave en el contacto del mismo modo que la mejor forma de evitar la descarga involuntaria de un arma consiste en no presionar el disparador. Así de sencillo, y así de difícil en algunas ocasiones.
Existe un miedo infundado a portar un arma CON cartucho en recámara, más infundado aún al tratarse de una pistola que viaja totalmente protegida en su funda sin que exista la posibilidad de presionar el disparador. Pero es que además, llegado el caso de necesitar hacer uso del arma, no quedará otro remedio que introducir un cartucho en recámara, con la consiguiente pérdida de tiempo. Por lo tanto, ¿de qué sirve portar una pistola en su funda sin cartucho en recámara si siempre que se pretenda utilizarla será imprescindible introducirlo previamente y entonces nos encontraríamos en la misma situación que si la pistola ya se portara en su funda con un cartucho en recámara? Téngase en cuenta que cuando la pistola sale de su funda ante una agresión inminente será para utilizarla y ese no es el mejor momento para perder el tiempo.
Lo cierto es que mientras algunos se cuestionan ─o temen─ portar el arma CON cartucho en recámara, otros se podría decir que son obligados a hacerlo así por ley. Este es el caso de los vigilantes de seguridad privada con arma, que se ven obligados, no a llevar un cartucho en recámara, si no 6* cartuchos en recámara, ¡y sin seguro de aleta! ─seguro manual─, ¡con dos cojones! ¿Quiere eso decir que se producen más descargas involuntarias?
*en un revólver cada recámara lleva un cartucho, de ahí que se porten 6 cartuchos en recámara, tantos como recámaras lleva el tambor.
Como decíamos antes, «las normas de seguridad con las armas de fuego son independientes de las condiciones de porte». No solo eso, sino que además las descargas involuntarias son independientes de las condiciones de porte. Entre lo que sí suele existir una íntima relación es entre las descargas involuntarias y el incumplimiento de una, varias o todas las normas de seguridad, especialmente la primera: «trata todo arma de fuego como si estuviera «siempre cargada», lista para abrir fuego». Aunque no disponemos de datos concretos, nos consta que unas cuantas descargas involuntarias se producen por creer que el arma «no estaba cargada», por lo que, ¡qué más da si el arma se porta con o sin cartucho en recámara! Quizás si siempre se llevara cartucho en recámara nunca se pensaría que el arma no está cargada, por lo que se podrían evitar situaciones desagradables, e incluso fatales, del tipo «pensé que no estaba cargada», que será más probable que se den entre aquellos que nunca ─o eso se creen ellos─ llevan cartucho en recámara.
Una de las situaciones en las que no es extraño que se produzca una descarga involuntaria (alguna que otra hemos presenciado, afortunadamente sin lesiones personales) es en el momento de comprobar la recámara, para asegurarse que está vacía antes de depositar el arma en el armero, o entregársela a o recibirla de un compañero durante el relevo de la guardia. Resulta irrelevante si el arma se porta con o sin cartucho en recámara, la cuestión es que el propio procedimiento habitual y tradicional de comprobación de la recámara contribuye a tal circunstancia, cuando el usuario del arma no actúa correctamente. Basta alterar el orden de un sencillo paso para que se produzca una descarga involuntaria.
El procedimiento habitual y tradicional de comprobación de la recámara implica seguir estos pasos:
- extraer el cargador,
- montar el arma y retener el cierre o la corredera atrás para mantener la recámara abierta,
- comprobar que no hay ningún cartucho en la recámara (ver y tocar),
- liberar el cierre o la corredera para cerrar la recámara,
- disparar ¿en vacío?,
- introducir el cargador en el arma.
Este procedimiento presenta varios problemas. El primero radica en que solo resulta válido para comprobar que la recámara está vacía, y no llena, con un cartucho. Además, se hace difícil aplicar el procedimiento a oscuras, sin poder ver la recámara. El hecho de tener que extraer el cargador plantea otro problema, porque hay quien se puede liar, no saber qué hacer con él, dónde dejarlo. Sin embargo, el principal problema con este procedimiento se refiere a la alteración del orden del último paso, cosa que pasa, lo que da lugar irremediablemente a una descarga involuntaria por cuestión de una leve alteración del procedimiento:
- extraer el cargador,
- montar el arma y retener el cierre o la corredera atrás para mantener la recámara abierta,
- comprobar que no hay ningún cartucho en la recámara (ver y tocar),
- introducir el cargador en el arma,
- liberar el cierre o la corredera para cerrar la recámara,
- disparar ¿en vacío?…¡BUM!, no era en vacío.
Inadvertidamente se puede llegar a introducir el cargador antes de liberar el cierre o la corredera, por lo que entonces el cierre o la corredera introducen un cartucho en recámara al ir hacia delante y se produce un disparo al presionar el disparador por creer que la recámara está vacía (vulneración de la norma número 1, «pensé que no estaba cargada»), ¡BUM! Nadie cuestiona que no sea culpa del propio usuario, pero si se quiere evitar esta circunstancia lo suyo es que el arma se deposite o entregue siempre con la recámara abierta y sin cargador, y en el caso de aplicarse el procedimiento anterior de comprobación de la recámara, no se presione el disparador, aunque se crea que es en vacío, es decir, que se cumplan las normas de seguridad. En caso de querer disparar, en aplicación del procedimiento, hay que asumir que no es en vacío (norma número 1) y hacerlo apuntando en una dirección segura (norma número 2), normalmente dentro de un dispositivo atrapabalas.
Este procedimiento tradicional de comprobación de la recámara podría denominarse administrativo, en negativo, en vacío, de seguridad, o de cualquier otro modo, para diferenciarlo de otro procedimiento (más bien técnica) táctico, en positivo, de combate, o como se quiera llamar, más comúnmente conocido en EE.UU. como press check, creo entender que porque para comprobar la recámara se presiona para abrirla. No recordamos exactamente dónde lo aprendimos por primera vez, pero bien pudo haber sido al leer El Libro de Dos Armas de Tiger McKee.
El procedimiento tradicional solo permite comprobar que la recámara está vacía. La técnica del «press check» permite comprobar que la recámara está llena, es decir, que hay un cartucho en la recámara, que resulta precisamente de lo que uno quiere asegurarse en el caso de tener que hacer uso del arma. Imagínate lo ridículo, y peligroso para ti, que sería creer que tienes un cartucho en recámara y en el momento de ir a repeler una agresión escuchar un ¡CLICK! en lugar de un ¡BUM!
Más te vale asegurarte que realmente tienes un cartucho en recámara antes de necesitarlo y no tenerlo.
Escuchas disparos en el interior de un edificio y vas a entrar para hacer frente a la amenaza y tratar de incapacitarla. Tanto si portas tu arma con cartucho en recámara ─o eso crees─, como si no, querrás que en el momento de tener que disparar sea un ¡BUM! y no un ¡CLICK! lo que escuches, por lo que antes de entrar lo mejor es asegurarse, y para eso está el «press check».
El press check consiste simplemente en abrir ligeramente la recámara, lo suficiente como para poder tocar con el dedo el cartucho que, trincado por la uña extractora, acompaña al cierre o la corredera en su movimiento hacia atrás, quedando expuesto en la ventanilla de expulsión, pero sin llegar a saltar por la acción del expulsor, dado que la corredera o el cierre no van a retroceder tanto. El margen de maniobra es tanto como el largo del cartucho, más que suficiente. La ventaja radica en que esta técnica permite comprobar que realmente existe un cartucho en recámara, tanto a oscuras como con guantes, ya que no hace falta ver, sino palpar, por lo que ni siquiera se tiene que perder de vista el entorno. En el caso de una pistola una forma de realizar el press check consiste en agarrar la corredera por la parte trasera (donde suelen ir unas muescas precisamente para evitar que se resbale entre los dedos) con los dedos índice y pulgar de la mano de apoyo y al mismo tiempo que se empuja hacia atrás para abrir la recámara presionar con el anular en la ventanilla de expulsión. Lo único que hay que hacer después es asegurarse que la corredera queda bien cerrada o el arma no disparará, para lo que basta con empujarla hacia delante.
Parecerá una tontería, pero no es tan extraño que el intento de introducir un cartucho en la recámara resulte infructífero. Puede que no se lleve la corredera o el cierre lo suficientemente hacia atrás como para que al ir hacia adelante arrastre un cartucho del cargador a la recámara. Lo mismo sucedería si el cargador no estuviera bien asentado en su lugar, lo cual resulta más fácil que suceda cuando está totalmente municionado y el cierre o la corredera adelantados, es decir, la recámara cerrada. Los cartuchos están tan apretados en el cargador que hay que empujar con fuerza para vencer la resistencia del muelle del cargador contra la cara inferior interna de la corredera o el cierre, de ahí que se recomiende introducir el cargador con la recámara abierta en un primer momento, y así no hay que vencer esa resistencia del muelle, y llevar los cargadores para las recargas tácticas sucesivas con uno o dos cartuchos menos.
ADVERTENCIA: para practicar inicialmente esta técnica del press check no utilices munición real, sino cartuchos inertes. Además, asegúrate de respetar las normas de seguridad con las armas de fuego, especialmente la segunda, es decir, no dirijas la boca de fuego del arma hacia nada ni nadie sobre lo que no pretendas disparar, ni siquiera tu propia pierna o zona inguinal, como se puede ver en esta escena de una película.
Y para terminar con este artículo, recuerda siempre las normas de seguridad con las armas de fuego:
- Trata todo arma de fuego como si estuviera «siempre cargada», lista para abrir fuego.
- No dirijas la boca de fuego del arma hacia nada ni nadie sobre lo que no pretendas disparar.
- Mantén el dedo fuera del disparador hasta que los elementos de puntería estén sobre el blanco y realmente vayas a disparar.
- Asegúrate de cuál es tu blanco.
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En un arma semiautomática no se introduce cartucho en recámara hasta que no se realiza un disparo. Así que ya puedes presionar el disparador las veces que quieras que no va a disparar hasta que no se haya introducido previamente un primer cartucho en recámara. Además, salvo que se trate de un arma de doble acción, el mecanismo de disparo solo funciona una vez y no se resetea si no hay disparo, es decir, que solo se dispara una vez en seco y después habrá que volver a accionando manualmente si no se ha producido disparo.
qué sucede si uno gatilla una pistola que tiene un cargador con munición pero no tiene una bala en la recámara? se carga sola una bala en la recámara o hay que cargarla manualmente antes de intentar tirar? o sea, si uno gatilla 2 veces seguidas una pistola sin bala en la recámara, las dos veces hace click sin disparar, o la segunda vez se efectúa un disparo?
Muchas gracias, José Antonio.
Súmale a ello que una excusa habitual cuando se produce un disparo involuntario es «pensé que no estaba cargada». El colmo es cuando además se añade a la ecuación el no respetar la segunda regla de no apuntar a nada ni nadie que no se pretenda disparar. En esos casos tenemos un herido o muerto porque alguien pensó que no estaba cargada y por eso no tenía que preocuparse de no barrer a nadie con la boca de fuego.
Estoy totalmente de acuerdo con el artículo. Todos los disparos no deseados de los que tengo conocimiento, y tengo conocimiento de un buen número de ellos, se han producido por pensar que el arma no tenía cartucho en la recámara, mientras se ha introducido uno precisamente al intentar verificar que no había cartucho en la recámara. Psicológicamente el portar el arma sin cartucho en la recámara de forma habitual nos crea dos negativas sensaciones: la primera nos da falsa seguridad al presionar el disparador, con el consiguiente peligro en el caso de que por error hubiera cartucho, pero la segunda y para mí no menos importante es que cuando introducimos cartucho en recámara y no solemos hacerlo, portamos ese arma con miedo, sabemos que la llevamos como nunca lo hacemos y he visto a mucha gente empezar a hacer cosas raras y a dudar en la manipulación al introducir un cartucho en la recámara. Cualquiera de los dos efectos son muy negativos. Enhorabuena por la página. Saludos.
Completamente de acuerdo Jorge, ese miedo es por desconocimiento del arma, muchos queremos disparar dando volteretas, sin contar con una buena base.
Si os sirve de algo, un buen procedimiento para comprobar la recámara en la línea de tiro, antes de la limpieza etc.. Sería añadir a lo anteriormente expuesto, lo siguiente.
Extraer el cargador y guardárselo, para evitar manipulaciones con el, en la mano, es más cómodo y evita invertir el orden.
Añadiendo que al verificar la recámara, tanto en armas cortas, como armas largas, no activar palanca de retenida, sino que se aguanta con la mano, así es imposible físicamente, invertir el orden y meter cargador antes de cerrar recamara, pienso que lo malo no es llevar cartucho en recámara, lo malo es no saber que lo llevas. Y sobre todo no saber cómo recuperarlo con seguridad, si lo introduces involuntariamente.
Desde luego, Jose, hay que cambiar la mentalidad. Teniendo en cuenta que rara vez una pistola se dispara cuando está en su funda, va a ser el que la empuñe quien esté detrás de una descarga, que si es involuntaria vendrá acompañada de alguna negligencia, tanto más o menos grave según los daños que se ocasione. Pero por miedo a esos daños se criminaliza el llevar cartucho en recámara como si fuera la razón que se oculta tras esos posibles daños, y no el que empuña el arma el momento del disparo.
En fin, poco a poco esperemos que la cosa cambie, tan poco a poco como cambie la formación para mejor y vayan desapareciendo los miedos.
Buenos días, está clarísimo que quien no toca el fuego, no se quema, pero una vez que sabes las normas básicas de seguridad general con armas de fuego, habría que cambiar el concepto a de descargas involuntarias por disparos negligentes, ya que hay que infringir DOS normas, para que se produzca un daño material y TRES para que se produzca un daño físico, así seremos un poco más conscientes de que ya no tiene tanta justificación.
Pues si, así es.
Humildemente diría que:
Si siempre llevas cartucho en recámara, siempre compruebas que el cartucho está en la misma al instante de introducirlo.
Tienes la seguridad de que siempre está preparada para lo que venga, no me parece el mejor momento para comprobarlo cuando inicias la intervención.
Mucho menos cuando vas a repeler una agresión.
Considero que exceptuando servicios «especiales» en los que por sus circunstancias es aconsejable e incluso posiblemente por reglamento que no se debe llevar la recámara alimentada, para el resto siempre cartucho en recamara.
El modo en que se compruebe creo que es lo de menos, siempre que resulte seguro y efectivo.
Un abrazo Jorge.
Muchas gracias por la aportación, Manolo.
Ese es, digamos, el Press Check más tradicional, comúnmente utilizado en Tiro Deportivo, que requiere ver y por tanto es necesario que ello sea posible. La idea de la técnica del Press Check utilizando el dedo corazón (o el índice, según se prefiera) para palpar que realmente existe un cartucho en recámara se basa en que pueda aplicarse siempre del mismo modo independientemente de las condiciones, como sucede al no ser necesario ver, por lo que se puede utilizar tanto con luz o sin luz e incluso en una situación táctica en la que cuanto menos se pierda de vista el entorno mejor.
Como siempre, grato y correcto.
Yo practico otro Press Check:
Con el pulgar e índice de la mano débil asiendo la corredera en el tercio más cercano a la boca de fuego, desplazo ésta hasta que entra en contacto el indice con el índice de la mano fuerte que se coloca en el armazón.
De esta forma se puede observar si hay cartucho en la recámara, pues el culote queda a la vista.
Suárez International Shooting.
En condiciones óptimas de visibilidad.
Muy buen consejo, ¡gracias Jorge!
Con el fusil, especialmente el HK G36, se puede aunque resulta un tanto más complicado que con pistola aplicar la técnica del Press Check.
No obstante, en primera instancia, para asegurarse de que se introduce un cartucho en recámara, lo más sencillo con un fusil es comprobar cómo el primer cartucho del cargador cambia de lado si sale algún cartucho del cargador. Esto es aplicable siempre y cuando se trate de cargadores en los que los cartuchos se disponen en dos columnas al tresbolillo, lo cual sucede con gran parte de los fusiles semiautomáticos que disparan munición de fusil (no es así con fusiles calibre .22 LR, por ejemplo).
La dinámica es bien sencilla. Con el cierre retenido atrás, para facilitar que el cargador completamente municiado quede bien encastrado en el brocal, se comprueba con el dedo índice de la mano de apoyo, que es la mano con la que se sujeta el cargador, el lado en el que se encuentra el primer cartucho, si a la derecha o a la izquierda. Entonces se introduce el cargador en el brocal, se empuja y se tira del mismo para asegurarse que está bien encastrado (lo que el difunto Pat Rogers denominaba Push&Pull), se libera el cierre para que vaya a su posición adelantada y cierre la recámara a la vez que en su recorrido arrastra el primer cartucho del cargador y lo introduce en la recámara. Acto seguido se extrae el cargador y se comprueba del mismo modo que anteriormente (palpando con el dedo índice de la mano de apoyo) que el primer cartucho del cargador ha cambiado de lado y ahora se encuentra a la izquierda o a la derecha. Eso quiere decir que un cartucho ha salido del cargador y es garantía suficiente de que se encuentra en la recámara. De nuevo se vuelve a introducir el cargador en el brocal empujando y tirando de él para asegurarse que queda bien encastrado (Push&Pull). Todo este procedimiento se realiza mientras la boca de fuego apunta en una dirección segura, la cual no es hacia arriba sino normalmente hacia abajo al frente a unos 45 grados.
Este procedimiento se puede aplicar tanto con luz como sin luz, porque se hace palpando sin tener que mirar, con guantes como sin guantes.
También es importante asegurarse de que la recámara queda bien cerrada, para lo cual basta con comprobar que el cierre está completamente adelantado, lo que en el HK G36 se puede hacer fácilmente empujando hacia delante la palanca de montar, que va solidaria al movimiento del cierre.
Espero haber respondido tu pregunta, Luis.
Por otra parte, no solo todo tirador sino especialmente cualquier instructor que se precie debe estar al tanto de estas TTPs. de comprobación de la recámara, dada la influencia que pueden tener en combate. La diferencia entre un BUM (cartucho en recámara) y un CLICK (recámara vacía) sin duda será decisiva en combate.
Para el fusil, ¿sería aplicable también la técnica de press-check? Porque en mi opinión, con el HK es más difícil la comprobación tanto de si está vacía la recámara como de si tiene un cartucho.
Entre que unos no se fían de las armas, otros no se fían de los demás, otros no se fían de sí mismos, y otros todo lo anterior, la evolución se convierte en involución al hablar de armas de fuego.
A mi me enseñaron que un arma siempre debe estar cargada y siempre se debe tratar así, y así es como debe comprobarse que está, será por eso que desde 1983 no he tenido ningún accidente con ellas, a pesar de haber manejado cientos, imaginaos que en algunos cuerpos supuestamente profesionales esto sigue siendo un sacrilegio, pero su capacidad de supervivencia ante un enfrentamiento sigue dependiendo de no tener ninguno, y yo no soy un «tirador de élite», pero considero que esto es la gran asignatura pendiente de los cuerpos de seguridad del estado y de las fuerzas armadas, que en el mejor de los casos se instruyen con técnicas de 1970
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