Un estudio revelador plantea serias deficiencias en la formación con armas de fuego de la academia. Force Science Institute.

police_academy-1La instrucción y adiestramiento, la formación, el entrenamiento, la preparación, de nuestros policías en lo que respecta a las armas de fuego es uno de esos temas que parecen estar siempre en tela de juicio, y con razón, cuestionándose habitualmente si resulta eficiente y eficaz, es decir, si se le saca todo el partido posible al tiempo y los recursos disponibles y se alcanza el grado de competencia exigible a un profesional de las armas de fuego. La cuestión radica en una búsqueda permanente de la mayor competencia posible con las armas de fuego a través de la instrucción y adiestramiento que reciben nuestros policías, tanto en las academias como en las unidades. Y esta cuestión no solo es de interés en España, sino en cualquier otro país, de forma que normalmente las conclusiones podrían extrapolarse de un país a otro, con ciertos matices.

Hace unos años, un estudio liderado por el Dr. Bill Lewinski puso a prueba la competencia con las armas de fuego de policías en EE.UU. tras haber pasado por las academias y/o unidades, respecto a otras personas que no recibieron tal formación. Las conclusiones de este estudio se recogen en el número 280, con fecha 23 de abril de 2015, del boletín Force Science News [Noticias Ciencia de la Fuerza], que publica bimensualmente el Force Science Institute [Instituto Ciencia de la Fuerza]. Quizás estas conclusiones pudieran extrapolarse a España y servir para mejorar la formación de nuestros policías e incrementar su competencia con las armas de fuego que portan diariamente.


La traducción y publicación de este artículo cuenta con la autorización de Scott Buhrmaster, vicepresidente del Force Science Institute.

Ciencia de la Fuerza [Force Science] consiste en la investigación y aplicación de procesos y principios científicos imparciales para determinar la verdadera naturaleza del comportamiento humano en enfrentamientos con alto estrés y fuerza letal. Los innovadores estudios de Force Science abordan problemas reales que los policías se encuentran en la calle y se documentan meticulosamente.

Un estudio revelador plantea serias deficiencias en la formación con armas de fuego de la academia

Para cuando un aspirante a policía corriente finaliza la formación normal con armas de fuego de la academia, ¿cuánto más cualificado en tiro está que una persona que nunca haya disparado o sujetado siquiera una pistola?

No mucho, según un estudio, el primero de este tipo, llevado a cabo por el Force Science Institute (FSI), que fue publicado en una revista policial internacional.

«Los resultados de este estudio evidencian la alarmante necesidad de mejorar la formación con armas de fuego de los policías», manifiesta el Dr. Bill Lewinski, principal investigador de este estudio y director del ICF. Tras finalizar la instrucción y adiestramiento de la academia, los nuevos policías «eran un mero 13%» más precisos que personas sin formación, en el tiro a aquellas distancias a las que se producen un alto porcentaje de los enfrentamientos armados con policías implicados.

«Lo que estas estadísticas parecen indicar», explica el Dr. Lewinski, «es que la formación con armas de fuego de los policías no resulta suficientemente extensiva y se lleva a cabo de una forma demasiado poco habitual como para que los policías adquieran, y mantengan, el nivel de expertos en precisión con sus armas de dotación que se espera de ellos». Esta deficiencia formativa «puede desembocar en lesiones, muerte, u otras graves consecuencias».

El estudio también revela otra cuestión: a distancias cortas, los tiradores sin preparación suelen apuntar a la cabeza, la parte más vulnerable y crítica de un policía durante un enfrentamiento armado. Y con una frecuencia inquietante logran impactar de forma precisa sobre esa parte del cuerpo.

SUJETOS DE PRUEBA.

El equipo de investigación del Dr. Lewinski sometió a sus pruebas a 195 hombres y 52 mujeres aspirantes a policía y alumnos, en los campos/galerías de tiro de dos academias de policía y una universidad con un plan de preparación para el ingreso en la policía, en diferentes lugares de los EE.UU. La mayoría de los voluntarios aún no había recibido formación con armas de fuego en la academia, pero aproximadamente el 25% habían finalizado ese módulo de instrucción y adiestramiento.

Los sujetos se dividieron en tres categorías:

  • Experto, quien hubiera recibido instrucción formal con pistola en la academia o en las Fuerzas Armadas.
  • Intermedio, quien no hubiera recibido aún instrucción en la academia pero tuviera cierta experiencia personal en tiro, bien a través de la caza, el tiro deportivo, o la formación militar con arma larga.
  • Sin formación, quien pudiera haber disparado un arma en una o dos ocasiones pero en general nunca hubiera sujetado o disparado una pistola «en su vida».

Tras escoger entre una pistola Glock en calibre 9mm, una pistola S&W en calibre .40, o una pistola semiautomática Beretta en calibre 9mm, se les dijo a los voluntarios que realizaran rápidamente tres disparos en cada uno de un total de nueve blancos de silueta que se colocaron aleatoriamente a distancias escalonadas que iban desde uno (tres) hasta 23 metros (75 pies). No se les dijo dónde tenían que apuntar, tan solo que tenían que disparar a cada blanco «tan rápido como pudieran sin comprometer la precisión».

SORPRENDENTES TASAS DE IMPACTOS.

Normalmente, los Expertos lograban la mayoría de los impactos. Pero el margen con el que contaban solía demostrarse, en el mejor de los casos, inesperadamente estrecho. Principalmente:

  • En la mayoría de distancias, «no había una diferencia significativa» en el porcentaje de impactos entre las categorías Experto e Intermedio.
  • Frente a blancos alejados entre 5,5m y 18m (18 y 45 pies), los de la categoría Intermedio asombrosamente registraron una mayor tasa de impactos que los tiradores con formación de academia (Experto), aproximadamente un 41% frente a un 38%.
  • Entre 1m y 4,5m (3 y 15 pies), donde se producen la mayoría de policías muertos, los investigadores descubrieron que los tiradores de la categoría Experto lograron impactar en una de los zonas de mayores daños potenciales sobre el blanco «con ocho de los nueve proyectiles que dispararon», mientras que los de la categoría Sin formación lograron impactar «con siete de los nueve proyectiles que dispararon», lo que supone una escasa ventaja de únicamente un impacto para los aspirantes con formación. Teniendo en cuenta el gran volumen de enfrentamientos armados que se producen «a tales cortas distancias, los policías necesitan tener una mayor ventaja sobre sus amenazas», declara el Lewinski.
  • No era raro que los Sin formación encadenaran disparos a una cadencia de un disparo cada cuarto (0,25s) o tercio de segundo (0,3s), es decir, tres o cuatro disparos por segundo.
  • A distancias más largas, la precisión de los Sin formación caía significativamente. Sin embargo, los tiradores de la categoría Intermedio, según parece capaces de adaptar su experiencia con arma larga al tiro con pistola, continuaban con resultados «casi idénticos» a los de los Expertos con formación completa.

En resumen, el Dr. Lewinski afirma, «los individuos que habían completado el módulo estándar de formación con armas de fuego de la academia de policía no resultaban más precisos con sus disparos» que aquellos de la categoría Intermedio y «únicamente eran levemente más precisos que aquellos individuos que… tenían entre poca y ninguna experiencia con pistola… No era de esperar que los Sin formación resultaran tan precisos en comparación…».

Continúa diciendo que «estos resultados recalcan la fundamental importancia de que los policías hagan todo lo necesario para mantener el control de su arma». «Normalmente un policía va a disparar contra aquel sospechoso que intente arrebatarle la pistola, y estos resultados acentúan por qué esto es totalmente comprensible y necesario. Las consecuencias de que un sospechoso, incluso alguien que tenga poca o ninguna experiencia en disparar una pistola, se haga con el control de la pistola de un policía pueden ser catastróficas».

CABEZA VS. CUERPO.

Además, contra todo pronóstico los investigadores descubrieron que «el número de disparos en la cabeza variaba considerablemente entre una y otra categoría».

  • Por ejemplo, a una distancia de un metro (tres pies), los Expertos con formación de la academia intentaron y lograron impactos en la cabeza con tan solo el 21% de sus disparos, y prefirieron impactar sobre el cuerpo en una relación de más de tres a uno. Por el contrario, los de las categorías Intermedio y Sin formación optaron por y lograron impactos en la cabeza en el 57% de los casos.
  • A una distancia de tres metros (nueve pies), los intentos con éxito de impactos en la cabeza por parte de los Expertos habían caído hasta el 6%, mientras que los Sin formación todavía realizaban un cuarto de los disparos sobre la cabeza, «y dispararon con más peligrosidad que los aspirantes con formación», explicaba el Lewinski al boletín Force Science News.

Respecto a las diferencias en la colocación de los impactos el Dr. Lewinski supone que «mientras que los policías son entrenados para apuntar y disparar sobre el centro de masas de una amenaza, los Sin formación no tienen entrenamiento para apuntar o manejar un arma, y por lo tanto resulta más probable que apunten donde están mirando».

«En situaciones sociales de contacto cercano, los individuos Sin formación tienden a mirar a la cara, y observar gestos faciales, expresiones, etc.; por lo tanto, apuntar a la cabeza durante un enfrentamiento armado a corta distancia puede estar muy íntimamente ligado a instintos naturales, los cuales dan como resultado que un tirador apunte automáticamente el arma hacia donde esté mirando, directamente a la cara» del blanco.

CONSIDERACIONES PARA CAMBIAR.

«Se espera que los policías rindan a un nivel mucho más alto» que tiradores con menos o ninguna formación «y que rindan así en condiciones de mucho estrés», destaca el Dr. Lewinski. ¿Así que por qué los policías de nueva hornada que tienen fresca la formación con armas de fuego no despuntan significativamente y por qué, según otros estudios, las habilidades o destrezas con las armas de fuego de los policías en activo tienden a degradarse con el paso del tiempo?

El Dr. Lewinski señala dos importantes potenciales culpables que se relacionan con la formación policial tradicional:

  1. la tendencia de los instructores a utilizar la «enseñanza en bloque» en la formación con armas de fuego, y
  2. la tendencia de los policías a encerrarse en un «enfoque de atención interna» al disparar, debido a prácticas inapropiadas.
  • La enseñanza en bloque, explica el Dr. Lewinski, es un formato de enseñanza en el que las habilidades o destrezas se desglosan, se enseñan, y se practican repetitivamente en «sesiones de larga duración a lo largo de un corto periodo de tiempo (a saber, clases de entre cuatro y ocho horas a lo largo de un módulo formativo de entre dos y cuatro semanas, en las que en cada clase se enseña un nuevo componente de habilidad o destreza)».

Esto es eficiente y puede resultar beneficioso en el aprendizaje a corto plazo, indica el Dr. Lewinski, porque los alumnos suelen captar rápidamente las nuevas habilidades o destrezas. No obstante, «la enseñanza en bloque, que se utiliza en la mayoría de academias, incluidas las de este estudio, produce una de las mayores tasas de deterioro acelerado de una habilidad o destreza una vez que se adquiere».

El Dr. Lewinski relata que otras investigaciones han demostrado que «cuando los individuos se enfrentan con unas condiciones nuevas, inusuales y complejas», aquellos con formación y un refuerzo de la misma en frecuentes intervalos de tiempo separados a lo largo de periodos más largos de tiempo suelen rendir mucho más satisfactoriamente y se evita en mayor medida la degeneración de habilidades o destrezas que aquellos que han recibido una enseñanza en bloque.

«Al repartir la instrucción y adiestramiento a lo largo del tiempo le das al cerebro la oportunidad de consolidar e integrar mejor la información sobre la habilidad o destreza en la que estás trabajando», dice el Dr. Lewinski.

  • El enfoque interno, explica el Lewinski, se refiere a la predominante concentración del tirador sobre su arma y su cuerpo. «Aquí la atención de los policías se centra sobre sí mismos, sobre su empuñe, presión del disparador, postura, alineación del cuerpo y los brazos, equilibrio, imagen de los elementos de puntería, etc.».

«No han recibido el adiestramiento suficiente como para superar esta preocupación por la manipulación de su arma y pasar a un enfoque de atención externa, en el que su concentración visual y cognitiva se centra en su blanco y su situación».

«Ese estado puede alcanzarse únicamente cuando la gestión del arma y los movimientos motores del tiro se encuentran tan arraigados que resultan automáticos, y se liberan así los recursos mentales del policía para la observación, el procesamiento cognitivo, y la toma de decisiones inmediatas». Teniendo en cuenta que una academia normal ofrece tan sólo «60 horas escasas» de formación con armas de fuego a los aspirantes a policía y quizás entre 12 y 16 horas, o menos, al año a los policías en activo, actualmente resulta difícil, cuando no imposible, que los policías alcancen ese nivel de pericia sin adiestramiento y experiencia adicional por su cuenta, apunta el Dr. Lewinski.

Atender estas cuestiones, afirman los investigadores, ha de constituir una parte importante de los esfuerzos de las academias y los planes de instrucción y adiestramiento para mejorar la preparación de los policías. El estudio sugiere además que los instructores amplíen la formación que imparten para incluir tácticas de disparar sobre la cabeza en enfrentamientos armados a distancias muy cortas, especialmente teniendo en cuenta que en la actualidad los pandilleros y algunos otros delincuentes llevan chalecos blindados para anular los disparos sobre el centro de masas.

También se hace necesario hacer mayor hincapié en la enseñanza del «reconocimiento de patrones», que les permita a los policías captar rápidamente cualquier pista que anticipe un ataque y de esta manera dominar mejor o evitar enfrentamientos armados, explica el Dr. Lewinski.

El estudio completo, titulado The Naive Shooter from a Law Enforcement Perspective: Hit Probability [El tirador inexperto desde una perspectiva policial: probabilidad de impacto], se publicó en la International Journal of Police Science and Management [Revista Internacional de Ciencia y Gestión Policial], con base en Inglaterra. Con el pago de una cuota se puede acceder a sus artículos a través de la página web de la revista.

Además del Dr. Lewinski, el equipo de investigación incluía al difunto Ron Avery, que entonces era presidente y director de formación de The Practical Shooting Academy [La Academia de Tiro Práctico]; Jennifer Dysterheft, estudiante de doctorado en el Departamento de Quinesiología de la Universidad de Illinois; Nathan Dicks, profesor asociado en el Departamento de Human Performance [Rendimiento Humano] de la Universidad Estatal Mankato de Minnesota; y Jacob Bushey, estudiante de máster en Exercise Physiology [fisiología del ejercicio] en la Universidad de Minnesota.

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