La sobrepenetración de un proyectil, es decir, que atraviese su blanco y continúe su vuelo a continuación, constituye una preocupación para cualquiera que se encuentre en disposición de tener que hacer uso de un arma de fuego frente a una amenaza en presencia de transeúntes ─lo normal salvo que estés solo en el mundo─. Sin embargo, puede que se exagere tal preocupación y haya que preocuparse más por colocar los impactos sobre el blanco que no por su posible sobrepenetración, porque las balas perdidas sí que son un peligro.
Lo que no impacta en el blanco no sobrepenetra el blanco 😉.
Hay unos cuantos vídeos por ahí que pretenden comparar la penetración de diferentes proyectiles, tanto de una forma más casera ─contando las planchas de pladur que atraviesa cada proyectil─, como de forma más técnica ─utilizando diferentes barreras intermedias antes de impactar en gelatina balística─. En general, se observa cómo el arma y calibre más adecuado es el fusil y el 5,56, en lugar de pistola o escopeta.
En el siguiente artículo, el Dr. Gary K. Roberts, experto en balística de heridas, expone brevemente un interesante razonamiento al respecto.
Los Presuntos Peligros de la Sobrepenetración.
Por Dr. Gary K. Roberts. 23 de agosto de 2011
A la hora de frenar a una amenaza, los fallos debidos a la poca penetración del proyectil, la mala colocación del impacto y el errar completamente el blanco son problemas mucho más significativos que la sobrepenetración del proyectil.
En el caso de impactos sobre el centro de masas, si un proyectil de pistola o fusil no logra penetrar lo suficiente como para alcanzar los vasos sanguíneos más importantes, o los órganos del torso, resulta muy poco probable una rápida incapacitación fisiológica y dicha persona puede continuar constituyendo una amenaza letal, tanto para los policías como para los ciudadanos transeúntes.
Por el contrario, si el proyectil disparado por algún policía atraviesa completamente a una amenaza violenta y sale por el otro lado, sin duda habrá penetrado lo suficiente como para alcanzar los vasos sanguíneos más importantes o los órganos del torso. Como consecuencia, resulta muy probable que haya causado una hemorragia suficiente como para inducir un shock hipovolémico ─única forma fiable de incapacitación fisiológica en ausencia de lesiones sobre el Sistema Nervioso Central (SNC)─.
Desafortunadamente, en virtud de los datos publicados disponibles, la mayoría de los disparos realizados en la calle por policías estadounidenses fallan su blanco previsto. Según los datos publicados por la Policía Local de Nueva York fruto de su orden SOP 9, el índice de impactos sobre delincuentes de los policías de Nueva York en el año 2000 fue del 12,3% de los disparos realizados y en el año 2001 del 13,5% de los disparos realizados.
La Policía Local de Miami obtuvo unos índices de impactos comprendidos entre el 15,4% y el 30% desde 1988 hasta 1994. La Policía Local de Portland logró impactos con el 43% de los disparos realizados sobre sus adversarios desde 1984 hasta 1992, mientras que la Policía Local de Baltimore obtuvo un índice de impactos del 49% de media desde 1989 hasta 2002.
Puesto que las medias obtenidas para los índices de impactos de policías que realmente alcanzan a la amenaza oscilan entre el 12% y el 49% de los disparos realizados, se debería prestar más atención a esos entre el 51% y el 88% de disparos realizados por policías que FALLAN totalmente el blanco pretendido convirtiéndose inmediatamente en una significativa amenaza para cualquier persona del entorno, en lugar de preocuparse excesivamente por el relativamente raro caso en el que uno de esos entre el 12% y el 49% de disparos realizados que realmente impacten sobre el blanco pretendido atraviese al delincuente de forma que todavía plantee un peligro.
En resumen, es mucho más probable que las consecuencias de la escasa penetración de un proyectil supongan la muerte de policías y ciudadanos que no por cuestión de sobrepenetración.
Dr. Gary K. Roberts
En la actualidad el Dr. Roberts forma parte del personal del Complejo Hospitalario de la Universidad de Stanford [Stanford University Medical Center], que cuenta con un gran hospital universitario y un centro de atención de emergencias de nivel I en los que trabaja como médico y dentista.
En 1989, durante su servicio activo en la Armada estadounidense, terminó sus años de médico residente en el Hospital Naval de Oakland [Navy Hospital Oakland], tras lo que estudió en el Laboratorio de Investigación en Balística de Heridas del Ejército de Tierra estadounidense [Army Wound Ballistic Research Laboratory], dependiente del Instituto de Investigación del Ejército de Tierra Letterman [Letterman Army Institute of Research], y se convirtió en uno de los primeros miembros de la Asociación Internacional de Balística de Heridas [International Wound Ballistic Association].
Desde entonces se le ha encomendado la realización de numerosas pruebas y estudios sobre balística de heridas, tanto en el ámbito militar y policial como en el ámbito privado.
Actualmente continúa en la Armada estadounidense como oficial en la reserva y últimamente ha trabajado en el Equipo de Producto Integrado del Servicio Conjunto de Balística de Heridas [Joint Service Wound Ballistic (JSWB) Integrated Product Team (IPT)], además de participar como asesor en el programa conjunto FBI-USMC de pruebas de municiones y en el programa Conjunto de Mecanismos Superior Modificado [Modified Upper Receiver Group (MURG)] del Grupo de Trabajo de Apoyo Técnico [Technical Support Working Group (TSWG)] .
Habitualmente proporciona asesoramiento técnico en balística de heridas a numerosas organizaciones y unidades de Operaciones Especiales estadounidenses y aliadas.
Asimismo, presta sus servicios como asesor técnico en la Asociación de Técnicos Investigadores de Armas de Fuego y Marcas de Herramientas [Association of Firearms and Tool Mark Examiner (AFTE)] y en diferentes cuerpos de policía local, estatal y federal.
También ha trabajado como policía reservista en la zona de la Bahía de San Francisco, donde actualmente participa en la formación de policías.
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Tampoco anda desencaminado, ya que un contenedor de basura (plástico verde) sí que para un 9Mm Parabellum, caso de no montar un proyectil perforante (Probado personalmente). Respecto a las puertas de vehículos, la cosa se complica ya que depende de la zona que impacte sí que traspasa fácilmente.
UN SALUDO
Compañero Jorge, el tema que tocas es muy interesante, pero para desgracia del colectivo policial ,que es el que medio conozco te dire que es UN GRAN, como tantos otros aspectos del tiro, DESCONOCIDO.
La inmensa mayoria del personal bastante tiene con intentar acertar al blanco como para tener en cuenta la sobrepenetracion o mucho menos los rebotes y eso que se practica en entornos que carecen de ningun tipo de estres, salvo el miedo de hacer el ridiculo delante de los compañeros por no dar pie con bola , que haberlos hailos como las meigas.
Muy alto me parece el porcentaje de los policias americanos y sin duda ninguna si se llevaran aqui en España algun tipo de estadisticas de este tipo los porcentajes estoy casi seguro de ello ,serian mucho peores que el de los americanos. ( Para eso entrenamos lo que entrenamos, el que sea del gremio sabra de lo que hablo, perdon, de lo que escribo).
Para muestra un boton, una noche comentando con otros compañeros el tema de cubrirnos en caso de producirse un tiroteo, uno de mis compañeros dijo que el se parapetaria detras de un contenedor de basura de esos verdes que existen en nuestras ciudades, al comentarle yo que un contenedor de plastico poca proteccion iba a ofrecerle, este me comento que el no pensaba que un proyectil pudiera atravesar semejante obstaculo, «sin comentarios».
Un saludo.
Carlos.
Por eso puse «valoración seria» y, no lo que por desgracia tenemos que padecer.
UN SALUDO
No olvides que en la decisiones también influye el factor «porque mola» o «porque es exótico y nadie más lo tiene».
Más que un problema de sobre-penetración, posiblemente nos encontremos con problemas de colocación de impactos, si exceptuamos a fusiles del 12’70, calibres de los denominados «africanos», munición perforante e incluso hablando del 9Mm que no fueran tipo Anthena o pistolas como la rusa PSM.
Si los disparos están dirigidos al lugar que deseamos (centro de masas) creo que es difícil que exista una sobre-penetración, no siendo lo mismo cuando esos disparos están dirigidos a piernas y/o brazos.
Conozco un caso que en la misma intervención hubo que realizar disparos a las piernas (3), ya que así lo decidió la persona que los efectuó y, estos sí que sobre-penetraron impactando en el suelo posteriormente y los que se hicieron al torso (2) cumplieron con su misión de neutralización y quedaron alojados en la zona.
En cuanto a qué tipo de munición/calibre es mejor o peor, así como las armas que vayamos a utilizar creo que es un tema que daría para escribir una enciclopedia y no ponerse de acuerdo. Considero que lo mejor es que cada Cuerpo y/o Unidad haga una evaluación seria de qué necesita, qué dispone, a qué me enfrento y, lamentablemente, qué presupuesto tengo.
UN SALUDO
Pues no veo el problema para el equipo táctico porque el propio procedimiento de limpieza/registro de habitaciones por puntos de dominación evita que ningún compañero pueda encontrarse en el sector de tiro de otro compañero y en ningún momento habrá disparos contra el tabique/pared en el que se encuentra el punto de entrada y tras el que se encontraría otros equipos tácticos. El problema sería más para los que pudiera haber tras otros tabiques/paredes, aunque sólo será un problema si el disparo falla su blanco.
En cuanto a municiones más adecuadas para CQB no soy ningún experto pero sin lugar a dudas el 5’7×28 es una munición que deja mucho que desear, lo que ha implicado que este exótico calibre no cuente con demasiada difusión. En este enlace puede encontrar una explicación sobre los motivos: https://tirotactico.net/2012/01/16/1268/
Si pudiéramos pagar munición del 5’7×28 también podríamos pagar cualquier munición en calibre 5’56 y así elegir una munición más adecuada que la habitual que monta el proyectil SS109/M855. Una buena munición 5’56 con un buen fusil de asalto tipo AR15 que la dispare (con un cañón de 14 pulgadas, por ejemplo) será una gran herramiento para CQB, de ahí que resulte tan habitual esta combinación.
Hay variedad de municiones en 5’56 como para elegir.
https://tirotactico.net/2012/06/09/1863/
Efectivamente, me refiero a que si en una intervencion en inmueble, en la que se entra simultaneamente en estancias contiguas, corremos el riesgo de alcanzar involntariamente a un componente del Equipo por sobrepenetracion en paredes, puesto que no se tiene una situacion clara del otro lado del tabique, con lo que eso conlleva.
Por otro lado, y como todo, el 5,56 traspasa con mas facilidad al tener mas carga de proyeccion ( por lo menos el FMJ de dotacion en el mili) al igual que como dices el 9mm.
A dia de hoy la mejor municion para CQB y por supuesto para evitar la sobrepenetracion es la de 5,7 de FN, provadas tanto en tabiqueria como en gelatina balistica con sorprendentes resultados.
¿Si no ves lo que hay detrás de la pared por qué ibas a disparar sobre la pared? No sé si te refieres a que uno de esos disparos que fallan su blanco va a parar a la pared y la atraviesa para impactar sobre alguien que se pueda encontrar al otro lado. Por esa razón interesa emplear munición que fragmente, como el 5’56, más que sobrepenetre, como el 9 Luger. Aunque parezca mentira, como norma general, tienen más sobrepenetración los proyectiles de pistola que los de fusil. (Creo que por ahí tengo alguna presentación sobre este asunto, por si alguien la quiere. Tendría que buscarla).
Totalmente de acuerdo contigo. Y para que exista una colocación de los impactos hay que apuntar, de un modo u otro, lo mejor que se pueda, según la situación táctica.
¿Y si los únicos policías que han tenido enfrentamientos son los peores tiradores de la plantilla de más de 35.000 policías? Pongamos por caso que los 100 policías que han tenido que disparar de servicio este año son los peores tiradores de la plantilla. La estadística de impactos sería penosa, pero ello no querría decir que toda la plantilla carezca de una buena formación. Para eso habría que hacer unas pruebas a toda la plantilla.
Creo que lo que ponen de manifiesto los datos es que a lo mejor antes de preocuparse por la sobrepenetración hay que preocuparse por darle al blanco.
Por otra parte, el tema de la sobrepenetración como peligro necesita estar refrendado por unos datos. No sé qué datos existen sobre los casos de sobrepenetración en los que ésta ha supuesto heridas leves o graves para un transeúnte. Sería un dato interesante.
JA !! Solo en los neoyorquinos?…no hay que cruzar el charco para encontrar algo así.
Saludos
Si bien es cierto que no se debe disparar sin tener un objetivo claro y seguro, veo mas problematico el tema de sobrepenetraciones en tabiqueria (CQB) puesto que si no veo lo que hay detras de la pared, dificilmente podre concienciarme en no disparar.
» OJOS QUE NO VEN CORAZON QUE NO SIENTE «
Como instructor de tiro, siempre soy muy pesado con los disparos alocados que puedan realizar mis compañeros en el ejercicio de su labor policial diaria, por eso siempre incido en la colocacion de los impactos y en no abrir fuego si no estoy seguro de poder impactar al adversario.
Buen articulo
como se nota la lamentable mala influencia de Blomberg en la deficiente o nula instrucción de los agentes neoyorquinos.
Interesante!