Uno de los pilares fundamentales del combate con armas de fuego es la manipulación del arma, que exige ineludiblemente hacer uso de las manos. Asimismo, las manos solo nos serán útiles si se encuentran en «buen estado», es decir, sin heridas o lesiones que puedan inhabilitarlas. Sin embargo, normalmente las manos están constantemente expuestas a todo tipo de agresiones, condiciones meteorológicas adversas incluidas, sin disponer de mayor protección natural que la justita que le ofrece la piel que las cubre, por lo que no será difícil que sufran alguna de las múltiples heridas o lesiones disponibles en el catálogo de la vida real (pinchazos, cortes, arañazos, quemaduras, golpes, rozaduras, …).
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