La semana pasada los medios de comunicación perdieron la cabeza ─una vez más─ cuando se inventaron la historia de que Erik Prince volvía a la carga con Blackwater ─la famosa empresa de seguridad privada─ después de que el Presidente estadounidense Trump hiciera pública una retirada de las fuerzas militares estadounidenses de Siria y su intención de hacer lo mismo en Afganistán, todo ello coincidiendo con un anuncio a toda página en el último número de la revista Recoil en el que se proclamaba el regreso de Blackwater. Creo que muchos se creyeron la historia inventada por los medios, convencidos ─y seguro que algunos todavía lo están─ de que mercenarios Erik Prince ─antiguo Navy SEAL y fundador de Blackwater─. Todo se precipitó por las palabras del mencionado anuncio, que decía «We Are Coming» [ya llegamos]. Lo que los medios de comunicación no saben es que Erik Prince vendió hace años Blackwater como empresa de seguridad privada, pero conservó para sí mismo la propiedad de la marca, con su nombre y logotipo.
Efectivamente Blackwater vuelve con fuerza, pero no como empresa de seguridad privada, sino como fabricante de municiones. Algo que dejaban claro los múltiples anuncios que han ido apareciendo en revistas e Internet, pero que ya sabíamos desde el mes de marzo de 2018, como mínimo ─de esa fecha es este vídeo de presentación de su canal de YouTube, así como la presentación en la IWA─.
Blackwater Ammunition (BWA) «nace con el preciso objetivo de innovar en el campo de la cartuchería metálica de fuego central mediante el diseño, el conocimiento del campo de batalla y la investigación en el laboratorio balístico. Desde la primera calidad de la maquinaria implementada en las líneas de producción, hasta las continuas comprobaciones de calidad de las materias primas o el manejo y carga de componentes en un clima controlado, todo en BWA se basa en precisión, calidad y conocimientos».
(Fuente: SoldierSystems. And now, for the rest of the story. 31DIC18)
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