No hay arma que se ajuste mejor a la denominación arma de fuego que un lanzallamas, ¿no? Literalmente, es un arma «de fuego», que escupe fuego ─y no plomo como estamos acostumbrados─. Puede que a bote pronto no le encuentres una utilidad práctica en la vida real, pero no nos negarás que eso de tener un lanzallamas tiene que molar un huevo. Algunos hablan de lo práctico que resulta para la quema de rastrojos o de maleza (entiendo que por maleza se refieren a malas hierbas, ¿no?).
En España te vas a quedar con las ganas porque me parece que te va a ser muy difícil explicar en la Intervención de Armas que quieres guiar un lanzallamas. Cabría la posibilidad que en una futura modificación del Reglamento de Armas se incluyera la licencia L, de lanzallamas.
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Es un arma militar de destrucción masiva, de posible uso pacífico por militares. Creo que incumplen los Pactos Internacionales. Las explicaciones son canallescas, como dice el Sr. Alcalde citado, de otro modo. «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo (…). En su mano lleva el bieldo para aventar su parva y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará en un fuego que no se apaga». Lucas, 3, 16-17. Pueden ponerles The End, de los Doors. Enhorabuena por su blog, nos muestra continuadamente conocimientos.