El poder de parada [stopping power] no existe, ni son los padres. Se trata de colocación de los impactos. Da igual si 9 Luger, .40 S&W, .45 ACP.

La controversia está servida cuando se trata de determinar cuál es el calibre de arma corta más adecuado para su uso en combate o en el servicio. Y no nos referimos al calibre más adecuado para defensa porque resulta un tanto ambiguo hablar de defensa cuando en realidad se hace uso de la fuerza letal, que de por sí tiene un carácter eminentemente ofensivo. El principal concepto que se esgrime cuando se trata de valorar diferentes calibres de arma corta es lo que se denomina «poder de parada» o stopping power. Se trata de un concepto muy discutido y discutible, que no reviste tanta relevancia como se le pretende atribuir. Ni siquiera se ajusta a la realidad en su propia definición. Es más, los expertos en balística terminal, balística de efectos o balística de heridas, no le prestan atención a semejante conachada. En lugar de considerar el poder de parada como concepto, analizan detenidamente el comportamiento y los efectos del proyectil al impactar sobre el cuerpo humano y todos aquellos factores que puedan influir en ello. ¿Un proyectil dispone de un «poder» para detener o parar a una persona al impactar contra ella? Pues por grande que sea el «poder de parada» que se le atribuya a un proyectil, difícilmente tendrá el efecto de detener o parar a una persona en el acto (inmediatamente) solo porque dicho proyectil impacte contra ella. Un proyectil en sí mismo no tiene poder alguno para detener o parar a una persona. Una persona se detendrá o parará
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