Sin duda, la seguridad representa el factor más importante en lo que se refiere al manejo y uso de cualquier arma de fuego, no solo para los profesionales armados (militares, policías, vigilantes de seguridad privada, etc.) sino también para cualquier tirador o usuario (tiradores deportivos, cazadores, personas con licencia tipo B, etc.), y muy especialmente para los instructores, entrenadores, formadores, profesores, …, en la materia, porque sobre ellos recae la gran responsabilidad de enseñar correctamente a los demás lo que supone la seguridad con las armas de fuego.
Cualquier persona puede verse envuelta en un enfrentamiento armado y sufrir graves lesiones o incluso la muerte a consecuencia de recibir un disparo. Se trata de una situación difícilmente predecible y/o evitable, más fruto del azar que de la preparación del individuo, que forma parte de los riesgos cotidianos a los que estamos sujetos.





En las películas parece que el mejor sitio para recibir un disparo es indudablemente la pierna; los malos casi no tienen reacción alguna al recibir un tiro en una pierna. Pero, en realidad, una herida en la pierna puede suponer la amputación del miembro o incluso la muerte, en el caso que un fragmento de metralla o una bala alcance determinadas venas o arterias. Hace unos años algunos científicos han logrado modelar con precisión la dinámica de fluidos de una herida de bala en la pierna, con el fin de estudiar la mejor forma de detener la hemorragia en situaciones de emergencia. Los investigadores 





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