
Ya lo decía Jeff Cooper, y lo repetía Pat Rogers, al igual que otros muchos de los más grandes: «la Mentalidad constituye un pilar fundamental del combate con armas de fuego». Si se carece de Mentalidad de Combate difícilmente se podrá tener éxito en un enfrentamiento y de poco o nada servirá todo el adiestramiento del mundo. Y el problema radica en que con esa Mentalidad se nace y luego se hace; puede encontrarse aletargada y habrá que despertarla, pero si se carece de ella difícilmente podrá adquirirse.

La triste realidad implica que «el que juega con fuego se termina quemando», aunque los profesionales no «juegan» sino que prestan un servicio a la Sociedad llegando a sacrificar sus vidas si preciso fuera. En el caso de nuestros policías, y los policías de cualquier otro país, es evidente que los riesgos de la calle son muchos y pueden llegar a suponer la muerte a manos de algún bastardo malnacido.


Eric Hartmann, un piloto alemán de aviones de combate durante la 2ª Guerra Mundial, atribuyó sus 352 victorias aéreas al proceso de cuatro pasos – Ver, Decidir, Atacar y Romper. Esta secuencia le permitía localizar al enemigo, decidir un plan de acción, iniciar su ataque y a continuación separarse para reevaluar. El Coronel John Boyd, un piloto estadounidense que sirvió durante la Guerra de Corea, desarrolló el

Mi padre era de las Fuerzas Especiales, un «Comeserpientes» [Snake Eater], y durante mi infancia siempre tuvimos serpientes como mascota -las cuales terminábamos soltando en la naturaleza. Tuvimos serpientes venenosas y no venenosas. Mi hermano y yo aprendimos mucho sobre serpientes, mi madre y mi hermana no tanto. Por ejemplo, por aquí tenemos tres serpientes venenosas comunes – mocasines de agua [water moccasin] o bocas de algodón [cottonmouth], cabezas de cobre [copperhead] y serpientes de cascabel [rattlesnake]. Después de convivir un tiempo con ellas aprendes que cada una de estas serpientes tiene una personalidad diferente.

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