Experiencia real en combate, la verdadera forma de adquirir competencia en la materia.

Hay un refrán que dice que «el hábito no hace al monje», que tiene el significado «no juzgar a las personas por su aspecto externo, pues no siempre el exterior corresponde al interior». Y si hacemos una analogía, ¿se podría decir que la «experiencia real en combate» sí que hace al monje? Si es así, una persona con experiencia real en combate ha de ser muy competente en la materia. De esta forma, por ejemplo, un «niño soldado» que fuera obligado a combatir en Ruanda, será mucho mejor combatiente que cualquier soldado de un Ejército regular sin ninguna experiencia real en combate, por mucha instrucción y adiestramiento de buena calidad que haya recibido, ¿no?

Y podemos seguir con otras analogías sobre «experiencia real en una materia», algunas más absurdas que otras.

  • El que tiene mucha experiencia real en conducir un coche, por ejemplo, el que conduce cada día su propio coche para ir al trabajo, por autopistas, autovías, carreteras secundarias, con mucho tráfico, en diferentes condiciones de luz y climatología, etc., ¿es un gran conductor? ¿adquiere una gran competencia al volante? ¿Y alguien sin experiencia real en carreras de coches puede convertirse en un gran piloto de carreras? ¿Por ejemplo, un jugador de videojuegos puede ser un gran piloto de carreras en la vida real, sin tener experiencia real, como Jann Mardenborough?
  • El que tiene mucha experiencia real en matemáticas, por ejemplo, el que cada día tienes que hacer las cuentas de memoria en un supermercado, sujeto a la tensión de la cola de caja, ¿es un gran matemático?
  • El que tiene mucha experiencia real en combates cuerpo a cuerpo en la calle, por ejemplo, un adolescente conflictivo que se pelea continuamente con otros chavales, ¿es una gran luchador? ¿no tendría rival en un ring? ¿y el que es un gran luchador en un ring, sin experiencia real en combate en la calle, puede ser un gran luchador en la calle? Teniendo en cuenta que nadie puede parar las balas o las puñaladas.
  • El que tiene mucha experiencia real en combates con armas de fuego, por ejemplo, cualquier combatiente muy activo de un grupo terrorista, o de un Ejército regular cualquiera, ucraniano, ruso, ¿es un gran combatiente? ¿mejor que alguien con una buena instrucción y adiestramiento que además sea mucho mejor tirador?

Eso es simplificar mucho las cosas, pero es que la «experiencia real» en una materia, por si sola no acredita una gran competencia en esa materia. Que una persona se haya pasado 40 años dedicado a una materia en el mundo real, no quiere decir que domine esa materia, ni que lo haga bien siquiera, ni que sea competente. Pasarse 40 años haciendo algo mal, no hace que lo hagas bien, ni hace que aprendas a hacerlo mejor. El que es malo en algo, lo es hasta que no se demuestre lo contrario.

Es por ello que formación y experiencia son dos cosas que tienen que ir agarradas de la mano. Cualquiera no tiene la misma capacidad para aprovechar la experiencia en su favor y que le aporte un aprendizaje. Cuando se trata de combate con armas de fuego, difícilmente se puede ser un buen combatiente si no se es bueno en el uso y manejo del arma de fuego, es decir, si no se es buen tirador. Y ser buen tirador no depende de la experiencia real en combate, si no de lo que pueda demostrar en el campo o galería de tiro contra blancos de papel que no le devuelven los tiros. ¿O es que un buen tirador contra blancos de papel va a hacerlo mejor contra blancos de carne y hueso que le devuelven los tiros?

Así que si buscas que alguien te enseñe, entrene, adiestre, en una materia, busca a alguien competente en dicha materia, que así pueda acreditarlo, independientemente que tenga más o menos «experiencia real» en dicha materia. La combinación de formación y experiencia, junto a una competencia demostrable, en la materia en cuestión, es lo has de buscar. Si lo que quieres es aprender tiro y llegar a ser mejor tirador, busca a alguien que tenga una buena formación y experiencia, y competencia demostrable, en tiro, sea el tiro para darle a blancos de papel, o a blancos de carne y hueso. Por eso no es ningún secreto que grandes tiradores deportivos hayan enseñado a policías y militares en unidades muy especiales.

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