Un nuevo test de sangre determina el futuro en la predicción de lesiones cerebrales. Por Ron Szalkowski, de Team Wendy.

Esta innovadora herramienta médica puede influir en el futuro de la protección de la cabeza.

Cada año millones de personas sufren un traumatismo craneoencefálico (TCE). Marzo, mes de la concienciación sobre las lesiones cerebrales, llama la necesaria atención sobre la prevención de los TCEs y brinda la oportunidad de promover estrategias que mejoren la calidad de vida de las personas que padecen un TCE y sus familias.

Sabemos que un grupo importante de la población con alto riesgo de sufrir un TCE forma parte de colectivos que Team Wendy se esfuerza en proteger: nuestros militares y primeros intervinientes.

Según el Ministerio de Defensa estadounidense, desde el año 2000 han sido diagnosticados de TCE más de 400.000 militares en servicio activo. En un artículo anterior, analicé un estudio del Reino Unido que mostraba que el 40% de los policías encuestados por la Universidad de Exeter perdieron el conocimiento debido a lesiones en la cabeza, en comparación con una tasa del 12% de lesiones similares entre la población general.

Van surgiendo soluciones modernas para lidiar con este problema de hace décadas, incluida una herramienta de inteligencia artificial que detecta las lesiones cerebrales y nuestro nuevo equipo de pruebas de impacto en Team Wendy.

A principios de este año, Abbott, una empresa de dispositivos médicos y productos sanitarios, anunció la aprobación por parte de la agencia de medicamentos y seguridad alimentaria estadounidense [Food and Drug Administration (FDA)] del primer test rápido  portátil de TCE. El test fue desarrollado en colaboración con el Ministerio de Defensa estadounidense. Con una pequeña muestra de sangre del brazo, el dispositivo puede analizar el plasma de un paciente y proporcionar resultados en 15 minutos. Se trata de algo revolucionario para una dolencia en la que cuenta cada minuto antes que se disponga de un diagnóstico preciso.

El test mide proteínas específicas que se presentan en concentraciones elevadas en la sangre tras sufrir un TCE leve. Los resultados pueden ayudar a determinar si un paciente necesita un escáner tradicional de tomografía computerizada (TAC) o una imagen por resonancia magnética (IRM) para un mejor diagnóstico; esto puede reducir las pérdidas de tiempo y dinero en pruebas de escáner innecesarias. La facilidad del test también puede ayudar a combatir el problema de las conmociones cerebrales que pasan inadvertidas, sin detectarse o notificarse, en  personas que normalmente no buscan atención médica tras sufrir un traumatismo craneoencefálico leve.

Los tests de biomarcadores como el de Abbott son otra herramienta que podemos utilizar para estudiar cómo predecir lesiones cerebrales con más precisión y amplitud ─y aprovechar esos datos para desarrollar nuevas tecnologías en cascos, como un acolchado interior para cascos de combate que pueda mitigar mejor un impacto sobre la cabeza─. En Team Wendy, estamos llevando a cabo una minuciosa investigación utilizando sistemas de sensores como parte del proyecto PANTHER. En el futuro, puede que seamos capaces de utilizar sensores en cascos sobre el campo de batalla para determinar en tiempo real cómo afectan los impactos a los usuarios.

Las nuevas formas de recopilar y evaluar datos sobre TCEs llevarán a nuevas formas de prevenirlos.

Ron Szalkowski

Director de Desarrollo de Productos y Colaboración en Investigaciones de Team Wendy

(Traducción de su original en inglés New TBI blood test impacts the future of brain injury prediction, publicado el 1 de marzo de 2021 en el blog de Team Wendy)

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