A la hora de elegir determinados elementos de nuestro equipo de protección individual se hace necesario encontrar un equilibrio entre protección y pérdida de un sentido. Unos guantes son a los dedos/manos y el tacto lo que unos tapones/cascos son a los oídos y la audición, y lo que unas gafas son a los ojos y la vista. Casi siempre será más cómodo no utilizar equipo de protección, así que vamos a tener que sacrificar comodidad ─y ver cómo algunos de nuestros sentidos se ven afectados─ en pro de protección, pero siempre buscando el equilibrio adecuado.
En el caso de unos guantes ha de existir un equilibrio entre la protección de la mano y los dedos ─frente al frío, calor, fuego, esquirlas, cortes, rozaduras, etc.─ y la pérdida del sentido del tacto. Normalmente cuanto más gruesos los guantes mayor protección pero menos tacto y desteridad para manejar el arma. No es lo mismo, ni en protección ni en tacto y desteridad, utilizar unos guantes Mechanix FastFit que unos guantes Tactical Assault Gear (TAG), o unos guantes HEAT 3 SMART. La diferencia salta a la vista, y al usarlos. No siempre vas a necesitar unos guantes con toda la protección frente al calor, el frío, los golpes, etc. No se trata de optar por toda la protección disponible por si acaso, sencillamente porque sacrificas algo como el tacto y desteridad, tan importante para manipular el arma, un equipo de radio, abrir la mochila, etc.
En el caso de unas gafas ha de existir un equilibrio entre la protección de los ojos ─frente a los rayos solares, radiación láser, esquirlas, etc.─ y la pérdida del sentido de la vista. Por ejemplo, cuanto más oscuras las gafas mayor protección frente a los rayos solares pero menos vista en condiciones de poca luz. No es lo mismo utilizar unas gafas de cristal oscuro que unas de cristal transparente. La diferencia se hará evidente en cuanto no haya mucha luz ─un día nublado, de noche, en interiores─. No siempre vas a necesitar unas gafas de cristal oscuro, aunque molen más, y puede que sea más adecuado optar por el cristal transparente, que sirve tanto de día como de noche, haya mucha o poca luz.
En el caso de unos tapones o cascos para los oídos ha de existir un equilibrio entre la protección de los oídos ─frente al ruido─ y la pérdida de audición. Normalmente cuanto más aislan unos tapones o cascos mayor protección frente al ruido pero menos audición. Puede que no necesite la misma protección auditiva un artillero que un fusilero; por su mayor exposición al sonoro cebollazo de una pieza de artillería posiblemente el artillero utilice unos tapones o cascos que ofrezcan un mayor aislamiento. A día de hoy tenemos cascos electrónicos que dan muy buen resultado para proteger los oídos sin perder audición.
Lo mismo se podría decir en cuanto a buscar un equilibrio entre protección y comodidad respecto a otros elementos del equipo de protección individual. En el caso del blindaje corporal este equilibrio radica en disponer de protección frente a los proyectiles que dispara el enemigo pero con la mínima pérdida de movilidad, por lo que se requiere un blindaje con el menor peso y grosor posible, además de un precio asequible.
En resumen, que a la hora de elegir hay que buscar el equilibrio coste-beneficio, como en cualquier gestión de riesgos. Queremos el mayor beneficio al menor coste o al menos un beneficio equiparable al coste.
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