El mayor riesgo de una guerra en Europa se encuentra en los Países Bálticos. Pongamos las diferentes fuerzas en la balanza.

Seguramente alguna vez te has preguntado dónde podría declararse una nueva guerra en nuestro entorno. No nos queda tan lejos ─década de los 90─ lo sucedido en la antigua Yugoslavia. Pues bien, como ya sucediera en la época de la Guerra Fría, la zona que tiene más papeletas es la de los Países Bálticos, sin que eso quiera decir que exista una elevada potencialidad de que se declare un conflicto.

 

(Reproducción del artículo en español publicado en War Is Boring con fecha 14 de noviembre de 2017, traducción del original en inglés escrito por Dave Majumdar)

 


 

El mayor riesgo de una guerra en Europa se encuentra en los Países Bálticos

Pongamos las diferentes fuerzas en la balanza

Desde 2014, la Alianza Atlántica (OTAN) ha reforzado sus posiciones en su flanco oriental en múltiples ocasiones para disuadir a Rusia. El objetivo de la Alianza consiste principalmente en cambiar el comportamiento de Rusia, pero ¿cómo mide uno los cambios de política de Moscú? La RAND Corporation publicó recientemente un nuevo informe que intenta desarrollar un marco de referencia analítico para eso mismo precisamente.

«A pesar de su ventaja militar en general, la OTAN presenta un desequilibrio en capacidades convencionales en las regiones que limitan con Rusia, tales como los Países Bálticos», se puede leer en el citado informe.

«Para abordar este desequilibrio local, analistas y legisladores han diseñado propuestas para aumentar los supuestos costes y reducir la probabilidad de éxito de cualquier ataque a un miembro de la OTAN que Rusia pudiera contemplar».

El objetivo consiste en cambiar el comportamiento de los rusos de una manera que sea favorable para la Alianza ─por lo que la OTAN ha de actuar con cautela para no provocar la respuesta equivocada─. De por sí, saber hasta qué punto presionar a Moscú es de suma importancia para la OTAN.

«Independientemente de los refuerzos de posiciones que Estados Unidos y la OTAN decidan llevar a cabo, su objetivo consiste en provocar un cambio en el comportamiento de Rusia», afirma RAND en su informe.

«Por lo tanto, la naturaleza de las respuestas rusas determinará la utilidad y conveniencia de cualquier acción que la OTAN decida llevar a cabo».

Hay muchas formas posibles en que los rusos podrían responder. Puede que no hagan nada o puede que haya una respuesta militar. Por lo tanto, es importante medir correctamente las reacciones del Kremlin.

«Las posibles reacciones rusas pueden abarcar todo el espectro, desde la aceptación tácita de las acciones de Estados Unidos y la OTAN y una contención de toda voluntad de considerar un ataque a la OTAN, hasta un fuerte aumento de las fuerzas rusas cercanas con el objetivo de contrarrestar los movimientos de EE. UU. y la OTAN, pasando por una abrupta escalada para dirigir el conflicto. Rusia también podría responder a los movimientos militares de Estados Unidos y la OTAN intentando explotar las vulnerabilidades no militares en Estados Unidos u otros países de la OTAN», dice el informe.

En la cabecera, sobre y bajo estas líneas: ejercicios militares rusos en 2017. Fotos del Ministerio de Defensa ruso.

En el contexto actual la OTAN cuenta con una fuerte capacidad de disuasión frente a Rusia en Europa del Este.

«Nuestro análisis sugiere que la disuasión de la OTAN frente a un ataque convencional de Rusia contra un miembro de la OTAN es actualmente fuerte», afirma el informe de RAND.

«La implementación de los ya anunciados refuerzos de posiciones de Estados Unidos y la OTAN es muy probable que reduzca aún más este riesgo de un ataque, ya bajo de por sí».

«El actual poder de disuasión de la OTAN proviene de su gran ventaja en capacidades convencionales en general y las fuertes señales, reforzadas por acciones y declaraciones claras desde 2014, de que la OTAN, y Estados Unidos en particular, responderían militarmente a cualquier agresión contra los Estados Bálticos u otros aliados de la OTAN allí donde se están reforzando posiciones. Por lo tanto, es muy probable que Rusia perciba que cualquier acción hostil suficiente para activar el Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte daría lugar directamente a un conflicto militar con al menos varios miembros clave de la OTAN».

Según los autores del informe, los rusos no tienen intención de atacar a ningún miembro de la OTAN en el corto plazo.

«Si bien consideramos que un ataque ruso contra la OTAN en el corto plazo es altamente improbable, parece probable que Rusia explore otras vías para señalar su descontento con los continuos refuerzos de posiciones de Estados Unidos y la OTAN», señala el informe.

«Rusia ya ha anunciado que tiene la intención de ajustar las posiciones domésticas de sus fuerzas en sus fronteras occidentales para compensar una mayor presencia de la OTAN. En el pasado, Rusia ha utilizado una amplia variedad de mecanismos para responder a las acciones de Estados Unidos y la OTAN que percibe como amenazantes; tales mecanismos incluyen la retirada de los tratados de seguridad multilaterales, el envío de fuerzas en despliegues provocativos en las Américas fuera de su zona de influencia y la amenaza de basar misiles Iskander en Kaliningrado, entre otros mecanismos».

Sin embargo, probablemente la OTAN y Rusia se encierren en una nueva Guerra Fría más en el futuro.

«Cada vez parece más que las élites rusas han llegado a la conclusión de que los objetivos a largo plazo de Estados Unidos y la OTAN no son compatibles con la seguridad del actual régimen de Moscú», dice el informe.

«Los líderes rusos han observado con preocupación los continuos refuerzos convencionales de posiciones en Europa del Este (entre las que ahora se incluye antiguo territorio soviético), los sistemas de defensa antimisiles balísticos y el cambio en la orientación estratégica de los estados que Rusia ve claramente dentro de su esfera de influencia».

En el centro del problema se encuentra el hecho de que aunque los rusos puedan disuadir de un ataque militar, el Kremlin considera que Washington y la OTAN intentan subvertir a Moscú a nivel nacional.

«Aunque la amenaza de represalias de las fuerzas nucleares estratégicas rusas pueda evitar un ataque directo contra Rusia, Estados Unidos y la OTAN no aceptan como legítimas otras preocupaciones de seguridad rusas, incluidas las amenazas políticas a la estabilidad del régimen ruso», indica el informe de RAND.

«Hasta que esto no cambie, puede que esta percepción continúe aumentando el riesgo de conflicto en Europa».

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