El famoso y veterano Carl Gustaf parece un lanzacohetes pero en realidad representa el único cañón sin retroceso que llega hasta nuestros días y mantiene su polivalencia y potencia como arma de infantería. Este bicho, de dimensiones y peso tan reducido como para dispararlo al hombro, viene siendo como una pieza de artillería de bolsillo con la realizar tiro directo sobre un blanco, así que para sus usuarios supone una ventaja en combate frente a un enemigo que juega al despiste, como sucede en un entorno de contrainsurgencia, donde la variedad de municiones disponibles permite batir con eficacia todo tipo de blancos. Así que este tremendo arma todavía se puede ver y se continuará viendo en combate, incluso de manos de soldados estadounidenses. Doy fé que un disparo de Carl Gustav pega un buen pepinazo y tiene un rebufo sorprendente ─eso si, retroceso ninguno─. Disparar uno de estos cacharros es una experiencia interesante.
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Parece mentira que un arma diseñada hace tanto tiempo, se convierta en una herramienta de gran utilidad en estos momentos.
Supongo que será porque sus diseñadores tenían una visión de futuro bastante buena.
Un saludo