(continuación de la segunda parte)
H – HIPOTERMIA
La hipotermia es un problema serio en los heridos graves por trauma. La gran mayoría de ellos la sufre independientemente de las condiciones climatológicas (se puede sufrir hipotermia aún cuando la temperatura ambiente sea de 30ºC a la sombra), puesto que normalmente esta condición se produce por la falta de oxigenación de las células debido a la pérdida de sangre que ha sufrido el herido. La falta de intercambio gaseoso en las células impide la correcta creación de energía y por lo tanto de calor.
¿Cuál es el principal problema de que el herido sufra un nivel «X» de hipotermia? La respuesta es sencilla, el frío afecta directamente al sistema coagulatorio del cuerpo humano, impidiendo una correcta coagulación, que si se añade a la falta de plaquetas por la pérdida de sangre, empeora drásticamente la capacidad del herido de cerrar las hemorragias internas que esté sufriendo. El cuerpo humano es un sistema con un rango muy estrecho de temperatura óptima de funcionamiento (36,5–37ºC) y ante subidas o bajadas del mismo no responde adecuadamente. En el mundo médico se habla de la «tríada mortal», que consiste en hipotermia – coagulopatía – acidosis láctica. Si no se frena esta cadena de algún modo, la supervivencia del herido se dificulta enormemente.
La labor del primer interviniente no sanitario en este apartado consiste en cubrir al herido grave de trauma con elementos que impidan la pérdida de calor corporal, y si se dispone de sistemas que sean capaces de generar el calor que es incapaz de producir el cuerpo, pues mejor. Los sistemas militares de lucha contra la hipotermia están compuestos por elementos que aíslan del ambiente (manta/saco supervivencia) y elementos que generan calor adicional (células que reaccionan al contacto con el oxígeno del aire produciendo calor). A falta de estos sistemas, cualquier material que evite la pérdida de calor es necesario: mantas, gorro, abrigos, sacos de dormir, sustituir la ropa húmeda por seca, etc. No hay que olvidar el aislar al herido del suelo con camilla, esterillas, cartones… Si se dispone de esas células autogeneradores de calor, no deben colocarse nunca directamente sobre la piel (pueden llegar a producir quemaduras).
CONCLUSIÓN
La supervivencia del herido depende mucho de quién sea el primero que intervenga para ayudarle. El primer interviniente no sanitario debe centrarse en aquellas maniobras salvadoras sencillas que tenga entrenadas previamente. Por lo tanto, se hace imperativa una formación adecuada previa para este tipo de situaciones de emergencia. El control de los sangrados de riesgo vital en las extremidades y uniones de éstas con el tronco, el control de la vía aérea, los traumas penetrantes en tórax y el neumotórax a tensión y la hipotermia deben ser sus objetivos principales con el herido. Con la evaluación primaria se buscan estas situaciones de riesgo vital inmediato para un herido de trauma, debiendo tratarse los problemas según se vaya realizando el MARCH.
También se hace recomendable disponer de un IFAK (como el Trauma Kit NOW!™ de Blue Force Gear), adecuado a la formación recibida (no por tener más cosas en él, se es más operativo), puesto que siempre será mejor disponer de un material diseñado para cada tratamiento que el tener que improvisarlo en ese mismo momento.
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Excelente, muy didáctico. Muchas gracias.