La controversia está servida cuando se trata de determinar cuál es el calibre de arma corta más adecuado para su uso en combate o en el servicio. Y no nos referimos al calibre más adecuado para defensa porque resulta un tanto ambiguo hablar de defensa cuando en realidad se hace uso de la fuerza letal, que de por sí tiene un carácter eminentemente ofensivo.
El principal concepto que se esgrime cuando se trata de valorar diferentes calibres de arma corta es lo que se denomina «poder de parada» o stopping power. Se trata de un concepto muy discutido y discutible, que no reviste tanta relevancia como se le pretende atribuir. Ni siquiera se ajusta a la realidad en su propia definición. Es más, los expertos en balística terminal, balística de efectos o balística de heridas, no le prestan atención a semejante conachada. En lugar de considerar el poder de parada como concepto, analizan detenidamente el comportamiento y los efectos del proyectil al impactar sobre el cuerpo humano y todos aquellos factores que puedan influir en ello.
¿Un proyectil dispone de un «poder» para detener o parar a una persona al impactar contra ella? Pues por grande que sea el «poder de parada» que se le atribuya a un proyectil, difícilmente tendrá el efecto de detener o parar a una persona en el acto (inmediatamente) solo porque dicho proyectil impacte contra ella.
Un proyectil en sí mismo no tiene poder alguno para detener o parar a una persona. Una persona se detendrá o parará únicamente si los efectos de los daños que ocasionados por el impacto de un proyectil son suficientes para incapacitarle, ─psicológica y/o fisiológicamente─. Esos daños están más relacionados con la colocación de los impactos que con el calibre y tipo de proyectil utilizado. De hecho, existe plena constancia de la supervivencia de alguna que otra persona tras haber recibido múltiples disparos calibre .45 ACP ─que alguno consideraba la panacea en cuanto a poder de parada─ y de alguna otra persona que no ha sobrevivido a un único disparo calibre .22 LR ─que se podría considerar una vergüenza en cuanto a poder de parada─. ¡Que se lo expliquen a Mike Day, por ejemplo!
El concepto de poder de parada [stopping power] se define como la capacidad de un determinado proyectil para incapacitar de forma inmediata a una persona. Con este concepto se pretende cuantificar de algún modo la capacidad por la que un único proyectil puede incapacitar de forma inmediata a una persona. Esta definición abarca algo tan complejo que resulta inútil. Cualquier proyectil, sin importar su calibre, tiene capacidad de incapacitación inmediata si impacta sobre el hipotálamo o sobre la parte superior de la médula espinal de una persona, y es casi exclusivamente en este caso cuando la incapacitación resulta inmediata. Ni siquiera un impacto directo en el arco aórtico o en el propio corazón tiene porqué resultar en una incapacitación inmediata como consecuencia de la exanguinación, que tardará varios segundos en producirse y que conlleva la muerte.
En un documento de 1992 de la International Wound Ballistics Association (IWBA) [Asociación Internacional de Balística de Heridas] el Dr. Ken Newgard escribió lo siguiente respecto a cómo afecta la pérdida de sangre a la incapacitación:
«Un varón de 70Kg tiene un caudal cardíaco aproximado de 5,5 litros por minuto. Su volumen de sangre es de unos 4200cc. Suponiendo que su caudal cardíaco puede duplicarse bajo estrés, su flujo aórtico de sangre puede alcanzar los 11 litros por minuto. Si este varón tuviera su aorta torácica completamente seccionada le llevaría 4,6 segundos perder el 20% de su volumen total de sangre. Este es el menor tiempo en el que una persona podría perder el 20% de su volumen de sangre por una única herida. Una persona poco adiestrada puede disparar a una cadencia de dos disparos por segundo. En 4,6 segundos podrían haberse realizado fácilmente 9 disparos como respuesta antes que la acción del asaltante sea neutralizada. Téngase en cuenta que esta valoración no considera el oxígeno contenido en la sangre que ya abastece al cerebro y que lo mantendrá funcionando durante un período de tiempo aún mayor».
Sin embargo, detener o parar a una persona no equivale a incapacitarla, aunque incapacitarla sí que equivaldrá normalmente a detenerla o pararla. Por ejemplo, un impacto de un proyectil calibre .45 ACP a la altura de la cadera de una persona puede hacer que se detenga o se pare, como consecuencia de una posible fractura de la pelvis. Eso no implica la incapacitación de la persona, que además de poder sobrevivir a sus heridas si recibe atención médica, también podrá continuar combatiendo desde el suelo.
Lamentablemente incapacitar a un individuo suele venir acompañado de su muerte, aunque no se trata del fin último del disparo, sino de una consecuencia inevitable y absolutamente incontrolable por parte del tirador. Partiendo de la base que el uso de un arma de fuego se considera en todo caso fuerza letal a nadie puede sorprenderle el hecho por el que recibir un disparo suponga en algunos casos la muerte del la persona.
Es ridículo pretender hacer uso de la fuerza letal para incapacitar a una persona sin ocasionarle daños irreversibles. Eso sería tarea para las armas no letales. No obstante, cuando se hace uso de la fuerza letal sobre un agresor la única intención del tirador es incapacitarle para que cese en su agresión. No se pretende provocarle la muerte, aunque normalmente no se puede evitar. Ese es el principal problema de la fuerza letal: ¡que es letal por su propia naturaleza y no puede controlarse o aplicarse gradualmente! Hollywood ha corrompido muchas mentes al hacerles creer que «se dispara a matar» cuando en realidad «se dispara para incapacitar».
En resumidas cuentas, no existe tal poder de parada como concepto cuantificable y, por tanto, la selección del armamento y munición a emplear en combate no podrá basarse en tal concepto, sino en las propias características del armamento y munición, así como en los diferentes factores que influyen en los efectos o heridas que producen sobre el cuerpo humano. Será entonces el estudio de la propia balística terminal, de efectos o de heridas la que determine la idoneidad de una u otra munición. No solo se trata del calibre, sino del tipo de proyectil, entre otros factores.
Uno de los documentos que mejor condensa y explica los factores que determinan la capacidad de un proyectil de pistola para incapacitar a un individuo fue escrito, con el título Handgun Wounding Factors and Effectiveness, por el agente del FBI ─ya retirado─ Urey W. Patrick, en 1989, cuando se encontraba asignado a la Firearms Training Unit de la Academia del FBI en Quantico, Virginia (EE.UU.). En este documento, Patrick expone de una forma clara y sencilla toda una serie de verdades en lo que a balística de heridas se refiere y aborda ciertos mitos y leyendas que siempre han estado con nosotros. También está disponible en español en este artículo, gracias a la labor de traducción de José I. Carrión Gutiérrez.
Dicho esto, ¿por qué para algunos resulta tan preocupante el ─escaso, según ellos─ poder de parada del calibre 9 Luger? ¿por qué no se presta más atención a la importancia que tiene la colocación de los impactos? Sin lugar a dudas, se subestima la verdadera capacidad del calibre 9 Luger al considerarlo inferior a otros calibres como el .40 S&W o el .45 ACP. Además, existen algunos mitos y leyendas respecto a los calibres más utilizados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, especialmente en EE.UU., que se utilizan como argumento para defender la necesidad de abandonar el calibre 9 Luger para pasar a otros como el .40 S&W o el .45 ACP.
No obstante, la realidad es bien diferente y desde hace años existe una clara tendencia hacia el empleo del calibre 9 Luger, que por otra parte es el calibre de pistola reglamentario en las Fuerzas Armadas de países de la OTAN. Incluso el FBI, uno de los principales detractores del 9 Luger en su momento, volvió a dicho calibre; de hecho, ya cuando el .40 S&W era popular, existía la opción de utilizar el 9 Luger si el usuario no se adaptaba bien al .40 S&W. La Policía Local de la ciudad de Nueva York [New York Police Department (NYPD)], así como otros importantes cuerpos de Policía, siempre ha utilizado armas semiautomáticas en calibre 9 Luger desde que abandonó el uso del revólver.
Si hablamos de cifras en el ámbito de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (FCS) en EE.UU., en base a las ventas de los principales fabricantes de municiones, en 2012 aproximadamente el 25 % empleaban 9 Luger, el 60 % .40 S&W, el 15 % .45 ACP y menos del 1 % .357 Sig. y .45 GAP. Actualmente, el 9 Luger es la norma.
A finales de los años 1980 las FCS estadounidenses empezaron a alejarse del 9 Luger porque los ligeros proyectiles blindados de punta hueca [Jacketed Hollow Point (JHP)] de aquella época no ofrecían una penetración suficiente y su capacidad frente a barreras intermedias era muy limitada. Como consecuencia, el calibre .40 S&W llegó a ser muy popular en los años 1990 y primeros años 2000.
A partir de 2010 el calibre 9 Luger empezó a adquirir popularidad otra vez. Las nuevas generaciones de proyectiles blindados de punta hueca [Jacketed Hollow Point (JHP)] en calibre 9 Luger ofrecen un rendimiento terminal y una capacidad frente a barreras intermedias significativamente mejorados. Existe una amplia variedad de municiones de pistola para servicio o defensa. Asimismo, la crisis financiera de 2008 redujo considerablemente los presupuestos de las FCS estadounidenses y puesto que la munición en calibre 9 Luger cuesta sustancialmente menos, su adopción supone un importante ahorro. A todo esto hay que añadir que muchos de los policías menos experimentados y de menor estatura que sumaron a las plantillas de Policía en los últimos años mostraban dificultades para disparar y cualificarse con pistolas en calibre .40 S&W. Por último, muchos de los diseños de pistolas en calibre .40 S&W no resisten bien el esfuerzo que supone disparar este calibre, lo que incrementa los costes de su ciclo de vida.
Existen muchos mitos y leyendas en torno a los efectos, o heridas, que un proyectil de pistola produce sobre el cuerpo humano. Uno de los errores más comunes consiste en sobrevalorar la lesividad de la cavidad temporal que se genera, que en el caso de un proyectil de pistola (aunque sea disparado por un arma larga) se considera totalmente despreciable. De esta forma, los factores a tener en cuenta a la hora de valorar los posibles efectos de un proyectil de arma corta se reducen a la cavidad permanente y a la penetración del proyectil, ya que por su poca velocidad, la fragmentación es normalmente inexistente.
En el caso de un proyectil de arma corta se puede deducir fácilmente que la cavidad permanente será mayor cuanto mayor sea el calibre del arma, ya que dicha cavidad no es más que la destrucción de tejidos que ocasiona el proyectil a su paso a través de los mismos; y si el proyectil es más grueso (mayor calibre) mayor será la destrucción de tejidos. Asimismo, con carácter general, dicha cavidad permanente también será mayor en el caso de un proyectil de punta hueca o expansiva, respecto a uno blindado, ya que en el momento del impacto se expandirá adquiriendo una mayor superficie frontal (que puede llegar a ser el doble del calibre), por lo que la destrucción de tejidos será mayor. Esta es la verdadera ventaja de un proyectil de punta hueca, que la cavidad permanente será mayor, y no el hecho por el que se le atribuye una mayor cavidad temporal, que poco o nada tiene que ver con las heridas ocasionadas.
Sin embargo, en el caso de un proyectil de punta hueca hay que tener en cuenta que no siempre se logra una expansión adecuada tras impactar, bien porque los obstáculos intermedios (cristal, ropa, etc.) lo impiden, o bien porque los tejidos (músculos, huesos, órganos) sobre los que impacta tienen una consistencia diferente que influye sobre la expansión del proyectil en mayor o menor medida. Por tanto, es importante seleccionar un proyectil de punta hueca cuyo rendimiento terminal en lo que a expansión se refiere sea lo más consistente y uniforme posible, a pesar del material o tejido sobre el que impacte, como demuestran algunas municiones consideradas más aptas para servicio y defensa que otras.
La expansión de un proyectil de punta hueca también tiene un precio, que consiste en una menor penetración respecto a un proyectil blindado. La penetración es otro de los factores fundamentales que determina la lesividad que ocasiona un proyectil. Si la penetración no es suficiente como para alcanzar vasos sanguíneos importantes u órganos internos, de nada servirá una gran cavidad permanente, ocasionada por un proyectil de grueso calibre y/o punta hueca, sin olvidar en todo caso que lo más importante es la colocación de los impactos. Por este motivo existe munición especialmente concebida para atravesar barreras intermedias (cristal, chapa, madera, etc.) y aún así conservar su capacidad para penetrar lo suficiente en el cuerpo y expandirse de forma consistente y uniforme.
Por otra parte, en algunas ocasiones se defiende la idoneidad de proyectiles de punta hueca frente a sus homólogos blindados debido a la excesiva sobrepenetración de estos últimos (blindados) respecto a los primeros (punta hueca). Realmente parece existir cierto «miedo» a la sobrepenetración, especialmente entre los miembros de las FCS, como es lógico. No hay duda que casi cualquier proyectil de arma corta tiene capacidad para atravesar un tabique o una pared y alcanzar a un individuo que se encuentre al otro lado, llegando a ocasionarle daños de gravedad.
Sin embargo, «la preocupación por que un proyectil pueda atravesar el cuerpo de un individuo y herir a un transeúnte inocente claramente se exagera. Cualquier estudio sobre enfrentamientos con armas de fuego por parte de los miembros de las FCS revela que la inmensa mayoría de los disparos realizados por los agentes no impactan sobre individuo alguno en absoluto. Evidentemente los relativamente pocos disparos que impactan sobre un individuo de ninguna manera resultan más peligrosos para los transeúntes que los propios disparos que fallan totalmente su blanco. Ningún policía ha perdido su vida porque un proyectil sobrepenetrara a su adversario y casi nadie ha sido denunciado alguna vez porque un proyectil alcanzara a un transeúnte inocente tras atravesar a su adversario» (Urey W. Patrick, 1989).
En resumidas cuentas, en cuanto a la cuestión de la sobrepenetración de un proyectil, más vale preocuparse por la colocación de los impactos que divagar al respecto sin demasiados datos objetivos. No obstante, es absolutamente cierto que el diseño de los proyectiles de punta hueca les proporciona un mayor rozamiento con los tejidos, lo que limita la posibilidad por la que el proyectil atraviese a la amenaza hiriendo a algún transeúnte inocente, convirtiendo a este tipo de proyectiles en preferibles frente a los blindados.
Existen algunos datos estadísticos aleccionadores recogidos por la Policía Local de Nueva York [New York Police Department (NYPD)] en 1995/96, cuando todavía era reglamentario el cartucho Winchester en calibre 9mm con proyectil blindado (FMJ) de 115 grains: 41 de 121 (34%) individuos fueron alcanzados por los disparos de la NYPD tras haber atravesado primero el proyectil a otra persona. En 1998 la NYPD adoptó como reglamentario el cartucho Speer en calibre 9mm con proyectil blindado de punta hueca (JHP) Gold Dot de 124 grains y carga +P y las cifras cayeron drásticamente.
Entonces, en virtud de todos estos aspectos, ¿qué calibre resulta más adecuado para su uso en combate o en el servicio? ¿9 Luger? ¿.40 S&W? ¿.45 ACP? ¿y qué tipo de proyectil? ¿blindado? ¿punta hueca? No se trata simplemente de seleccionar aquella munición cuyos efectos impliquen una mayor cavidad permanente con la penetración suficiente. Esa sería la respuesta más obvia, que nos llevaría siempre a optar por el mayor calibre posible y un proyectil de punta hueca, es decir, que si pudiera ser de 30mm y punta hueca, ese sería el calibre de la pistola para servicio o defensa. Igual ese calibre en concreto no existe para pistola o revólver, pero sí el .454 Casull o el .50 AE, y eso no quiere decir que por sus grandes dimensiones sean la mejor elección.
Tan importante resulta disponer de un cartucho (calibre/proyectil) que genere una destacable cavidad permanente y que penetre lo suficiente, pero no excesivamente, como que dispararlo resulte sencillo (retroceso controlable que permita realizar secuencias rápidas de disparos), que permita almacenar suficientes cartuchos en el cargador y que su precio no sea demasiado elevado. Encontrar tal cartucho no es tan fácil. Atendiendo a todos estos factores se comprueba que una buena munición en calibre 9 Luger con proyectil de punta hueca constituye una posible munición ideal para su uso en combate o en el servicio, de ahí su mayor popularidad en la actualidad frente al .45 ACP y el .40 S&W.
Obviamente, existen diferencias en cuanto a balística terminal (cavidad permanente, penetración) entre 9 Luger, .40 S&W y .45 ACP. Tales diferencias no implican que el simple hecho de utilizar una pistola en calibre 9 Luger para enfrentarse a un agresor armado con una pistola en calibre .40 S&W o .45 ACP suponga una desventaja táctica. ¿Cuál es la diferencia, en lo que a incapacitación de un individuo se refiere, entre un único impacto sobre el hipotálamo de un proyectil en calibre 9 Luger, .40 S&W o .45 ACP? ¿Y sobre el arco aórtico o el corazón? ¿Y entre varios impactos 9 Luger y uno solo .40 S&W o .45 ACP?
Asumiendo que las diferencias en cuanto a balística terminal entre 9 Luger, .40 S&W y .45 ACP no son determinantes, siempre y cuando los impactos estén bien colocados, hay que tener en cuenta cuestiones como el precio, la facilidad para disparar (menor retroceso) y la capacidad del cargador, según se trata de uno u otro calibre. El que una munición resulte más cara que otra implica que con un mismo presupuesto se dispondrá de menos munición para instrucción y/o adiestramiento, lo que repercute negativamente en la capacidad del tirador para colocar los impactos correctamente. El que una munición imprima mayor retroceso que otra sobre el tirador implica que resultará más difícil dispararla, es decir, resultará más difícil realizar disparos controlados en una secuencia rápida de disparos. El que una munición sea de un calibre mayor implica una menor capacidad del cargador, lo que limita la disponibilidad de munición para hacer frente a una amenaza. Todos estos factores combinados entre sí convierten al calibre 9 Luger en una sabia elección si se dispone de una munición adecuada.
En conclusión, en lo que al combate con pistola se refiere, lo más importante para lograr incapacitar a una amenaza es la colocación correcta de los impactos, para lo que es recomendable disponer de una pistola que proporcione una buena capacidad en el cargador, que resulte fácil disparar y lograr impactos certeros y que los costes no se disparen. Además, en cuanto a elección de munición para servicio, combate o defensa, un buen proyectil de punta hueca ofrece los mejores resultados. Actualmente existe una amplia variedad de armamento y munición en calibre 9 Luger que constituye una excelente elección para su uso en combate o en el servicio, sin que sea necesario optar por calibres .40 S&W o .45 ACP.
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En cuanto a lo que dices de las cavidades (temporal/permanente) y sus daños. Hombre vamos a ver, daño en los tejidos se producen, qué duda cabe: sólo hay que ver un animal, la gelatina balística e incluso las disecciones forenses. Ahora bien ¿es tan determinante el daño causado, principalmente, por la oquedad temporal o permanente del proyectil? Y sobre todo ¿cuánto de inmediatos son? Ahí es donde se establece la discusión. Lo que parece que esos estudios (y otros) quieren demostrar es que NO ES tan determinante dichos daños como lo puedan ser la buena colocación de los impactos. No en vano ahora la tendencia es a DISPARAR hasta lograr detener la amenaza (y no dejar de hacerlo hasta que esto ocurra) Y así (en una situación táctica) no esperar nada al albur ni esperar un resultado exagerado de un determinado daño en los tejidos, como la información post mortem de un cadáver nos puede informar, cuando lo verdaderamente importante es lo que ese cadáver hace con el arma en vida, la distancia a la que esté de nosotros, y otras consideraciones táctico-técnicas. Es decir: las principales escuelas desde hace años empezaron a desechar (por decirlo de algún modo) la justificación físico-anatómica para el uso de sus técnicas, y fuero directamente al fin buscado: detener la amenaza. Teniendo eso claro, a partir de ahí se comenzó a sistematizar un entrenamiento y ver los resultados. Es mi opinión.
Bueno yo entiendo que él dice que como también sabe inglés y como igualmente tuvo acceso a esos y otros estudios referentes al tema (y lo mismo ocurrió con Pecci –a quien cita– y Cecilio Andrade) que sin desdecir dicho estudio (el traducido por Carrión) que ellos ya lo sabían. Quiero entender que la crítica un poco hacia ti es porque parece que tú quieres hacer ver como que es más novedoso de lo que ellos otorgan a dicho estudio.
No sé, también pudiera ser una lucha de egos. En todo caso compartir la información siempre será bueno, y luego los usuarios podremos ver qué de bueno tienen unos (y sus opiniones) y también los otros (e igualmente sus opiniones)
Pues una vez leído creo que a mi por lo menos no me interesa porque además de resquemor, resentimiento, afán de protagonismo, o no sé exactamente qué, no entiendo qué quiere decir.
¡Ojalá fuera así y estas cosas se supieran de antes, de mucho antes!
Hay quien lleva vendiendo su producto durante años y cuando se da cuenta de los errores cambia su discurso y asunto arreglado.
Anda que no se ha escuchado o leído veces lo de que si los efectos lesivos de la cavidad temporal de un proyectil de arma corta, que si la energía cinética, etc.
Por cierto, al hilo de lo dicho en ese enlace, hasta ahora pensaba (y lo sigo pensando en virtud del consenso al respecto) que al hablar de «center mass» [centro de masas] de una amenaza normalmente se hace referencia a la zona del pecho de una amenaza (tratándose de una persona) por considerarse una de las zonas sobre las que un impacto podrá lograr un mayor potencial de incapacitación de la amenaza. Si se busca en Google hay muchas explicaciones sobre el concepto «center mass»
https://www.google.es/search?&q=center+mass+firearms+definition
Igual interesa este artículo aquí en este blog: http://www.stockarmas.com/ahora-te-enteras-el-poder-de-parada-existe/
Qué manía con hacer las pruebas por uno mismo…
Señores, en otros campos del conocimiento, el avance se realiza tomando lo que han demostrado unos expertos y a partir de ahí, seguir avanzando.
Las pruebas domésticas son eso, domésticas. Pueden servir para probar algo en concreto que no haya sido probado, al ser de aplicación muy particular y limitada a nuestra necesidad.
Como bien dice Jorge, por coger un poco de Gelatina (en el mejor de los casos balística, cuando no de cocinar…) hacerla en casa, transportarla en un vehículo a nosequé temperatura, y pegarle unos tiros, no sirve más que para pasar un rato con los amigos.
Recomiendo pasarse un día si se tiene oportunidad por un laboratorio balístico y ver como se hacen las pruebas de verdad, se quitan muchos mitos sobre la validez de las pruebas de feria.
En Alcoi hay uno sin ir más lejos…
¿De verdad? Porque antes de venir aquí a hablar de tergiversar y «falacia bien confundada» creo que deberías informarte mejor, en lugar de limitarte a repetirte lo de siempre, que será lo único que has escuchado o leído una y otra vez, seguramente de otros que lo han repetido a su vez, sin que haya seguramente nadie que sepa de lo que está hablando realmente.
Ni poder de parada, ni stopping power. Es más, lo de la transferencia de energía teórica vamos a dejarlo para los físicos y limitémonos a la transferencia de energía práctica, que se llama cavidad temporal y cavidad permanente.
Si crees que por disparar en plan casero a unos bloques vas a descubrir la pólvora, creo que te equivocas. ¿Podrías decirme en qué condiciones has hecho esas pruebas? ¿cómo calibraste la gelatina balística? ¿utilizas bloques de gelatina balística 250A? ¿mides las dimensiones de las cavidades obtenidas en el bloque? ¿pesas y mides los proyectiles recuperados?
¿Y de dónde sacas el stopping power? ¿te lo has encontrado en algún libro? ¿cómo lo cuantificas?
Sinceramente, te recomiendo leer un poco más sobre este asunto, y si puede ser no leas lo mismo que repiten unos y otros sin saber exactamente de lo que hablan. Hazte con algún libro de balística terminal o de heridas que suelen ser bastante aclaratorios.
También puedes leer algo más sobre el tema aquí:
http://tirotactico.net/category/balistica/
Ariculo Tergiversado……. una Falacia bien confundada…. Confunde el concepto d PARAR EN SECO, 1 Shot 1 kill…. con Stoping Power…. el Stoping Power trata…. de como en el mismo punto digamos el 5X, 1 calibre obtiene mejores resultados que otro…… estoy seguro, como Cazador que siendo el mismo CALIBRE incluso con 22lr… se obtienen mejores resultados con JHP que con FMJ…. Porque? si son el mismo calibre?…. el Factor Defensa el Stoping Power de una JHP es mas ALTO…. que es el Stoping Power?? a que se relaciona… es una TASA de transparencia de ENERGÍA, en donde se calcula que en menos de 12 pulgadas el Proyectil X, deja «X» cantidad de energía…… porque creen que hay tanto empeño en mejorar las ojivas, y la revolución de ojivas que hubo después de la existencia de .40?… porque se percataron que con mejores ojivas el Stoping Power mejora… la tasa de transferencia mejora…. marcas como COR BON, Hornady, incluso Magtech pueden percatarse de las mejoras…de los mejores resultados en comparación a munición convencional…. ahora cuesta ver la diferencia en los resultados porque las ojivas han mejorado mucho… si el Stoping power puera un mito…. todos usarían .25 FMJ….
deberían invertir en hacer sus propias pruebas… el GEL no es muy caro…. no solo darle Copy/Paste de otros artículos en ingles y traducirlos…
Gracias por el apunte.
Hola, apuntado a lo que dice este artículo, incluyo un enlace interesante. Saludos.
http://www.stockarmas.com/calibre-40-punta-hueca-tiene-suficiente-capacidad-de-penetracion/
Pues supongo que como dice Jorge, finalmente habría que preguntar a quien corresponda, pero es un tipo de punta que al igual que pasa con la suiza RUAG P-Seca, son puntas que a la vista y al tacto no parecen que el fin de las mismas sea expandirse pero lo cierto es que estan diseñadas para ello ni mas ni menos y tal como biene actualmente la legislación sobre este tema, en mi opinión no se libran de la «quema». Saludos.
No siendo «punta hueca» supongo que no está prohibida. Pero eso tendrían que confirmarlo «ellos».
La lageislación Española prohibe la punta JHP. Pero ¿Es legal usar munición Federal EFMJ?
Por cierto, la cavidad temporal no se supone que afecta los nervios en caso de impactar en el pecho? bueno, digo yo, ya que esa cavidad temporal se forma por una onda de choque que en teoría debería de afectar el sistema nervioso y paralizar momentáneamente.
Otra cosa que me preocupa es que en un enfrentamiento donde tengas que desenfundar el arma demasiado rápido y donde tengas que disparar casi desde la cadera y no tengas tiempo de apuntar a los puntos vitales. ¿no entra en juego ahí el tamaño de la cavidad permanente?
En ese caso yo diría que una 40s&w sería buena opción ya que tiene buena capacidad de cargador y hace cavidades grandes sin aumentar tan demasiado el retroceso
ejemplo de eso sería que te enfrentes a alguien que ya te viene disparando, y a menos de que seas muy frío los nervios te darán una mala pasada. pienso yo, es solo una opinión
Muchas gracias Jorge por haber respondido tan rapidamente. A la espera quedo de si te enteras de algo más, solo apuntarte que en Borchers que es quien la distribuye aquí en España aparecen unas anotaciones en cuanto a performance del proyectil reseñado que asegura que tiene una velocidad de salida en boca no recuerdo la V de 450ms y lo que site puedo asegurar es que el estampido y reelevación en mi Sig 228 es considerable. Atentamente un gran admirador de tu Blog por el trabajo que realizas. Saludos.
Pues no te sé decir. Poco o nada sé de balística. Habría que preguntarle a algún experto en balística terminal por si dispone de datos sobre el rendimiento de esta munición. Veré si me entero de algo porque Google no me da buenos resultados.
A primera vista se trata sencillamente de un proyectil blindado con forma troncocónica y un reducido peso. Ya que se utiliza un proyectil blindado me inclino a pensar que el menor peso implica menor energía y por tanto quizás la penetración sea menor que la de un proyectil blindado de mayor peso. Claro que todo son conjeturas sin justificación. Sólo hay una forma de saberlo, que es realizar unas pruebas de balística terminal con gelatina balística estándar, lo que permitiría comparar el rendimiento de esta munición frente a otras similares.
Hola Jorge, me gustaria si es posible y si la conoces, que opinión te mererece la 9mm Luger, de la marca Fiocchi de 100 grains punta fmj troncocónica y con denominacion comercial Black Mamba para defensa puesto que la legislación prohibe las hollow point como las excelentes Hornday Duty que aparecen en el articulo, para arma particular de defensa. Muchas gracias de antemano y aunque me repita más que el ajo. Excelente trabajo el que realizas.
Me alegro que te haya gustado el artículo. No soy ningún experto, así que he tratado de recopilar cierta información en un mismo artículo.
Tienes toda la razón. Nuestra legislación es pornográfica en este sentido porque nos deja desnudos en lo que a municiones JHP se refiere.
Por otra parte, aunque los agujeros cuanto más gordos mejor, también hay que tener en cuenta que quizás sean mejor 3 agujeros menos gordos que no uno más gordo. Hay veces que hacer un sólo agujero más gordo podría resultar más difícil que hacer tres algo menos gordos.
Excelente articulo como siempre.
No obstante mientras tengamos la legislación actual el uso de munición JHP seguira siendo muy restrictiva,por lo que la utilización de un mayor calibre vuelve a tomar importancia.
En qualquier caso no creo que sea la clave de la equación que munión es la mejor ,ni que arma es la mas adequada ,la formación lo mas real posible sigue siendo determinante.
“Poder de parada” es la traducción al español del inglés “stopping power”. En principio, y en final, dudo que exista tal “poder de parada”, salvo en el caso de escudos de energía como los que se pueden ver en algunas películas o a lo mejor algún proyectil de tan grandes dimensiones que al impactar sobre una persona la desintegre.
En el caso de proyectiles de arma corta éstos carecen de una capacidad para detener el movimiento de una persona, aún en el hipotético caso de transferencia total de energía sin pérdidas. Se trata de un sencillo problema de física, la conservación del momento lineal. En Hollywood no se aplican las leyes de la Física, por eso se puede ver gente volando por el aire hacia atrás tras recibir un disparo.
Por otra parte, no conozco las características del 9 Largo pero el hecho de disponer de mayor energía cinética no implica que automáticamente vaya a disponer de una mayor capacidad de incapacitación inmediata. La balística terminal resulta más compleja de lo que pudiera parecer a primera vista y no sólo se trata de valorar la energía cinética del proyectil. Supongo que el abandono del 9 Largo estará rodeado de justificaciones, lo que no quita que pudiera volver a utilizarse en cualquier momento.
me surge una duda: ¿el stopping power no es el poder de parada? de ser asi, es un concepto diferente del poder incapacitante de la municion.
puesto q el doder d parada seria la capacidad de una municion de detener a una persona de 75Kg q avanza a la carrera hacia nosotros.
y ¿pq no se considera volver al 9 largo puesto q la energia cinetica q desarrolla es mayor que el 9 parabellum, por tanto mayor stopping power (jeje) y daños al impactar y su calibre al ser igual podria obtenerse una cantidad similar de municon por cargador?