Obviamente, esta cuestión solo es relevante si eres de los que miden el tiempo, es decir, si utilizas un cronómetro de tiro en tus entrenamientos para que no sean un mero entretenimiento. La importancia de esta cuestión es evidente: la victoria en una competición o en un combate favorece al que impacta primero. Se puede impactar primero por cuestión de una o varias centésimas, décimas o segundos antes. Sin embargo, a la hora de entrenar y medir tu rendimiento, el tiempo es relativo. No es lo mismo una décima de segundo para un buen tirador, que para un tirador no tan bueno, del mismo modo que un segundo no es lo mismo para un buen corredor, que para un corredor no tan bueno. Y es que recortar una décima de segundo en tu tiempo de ejecución puede ser tanto como un 25% o tan poco como un 1%.
Si hablamos del tiempo de desenfunde y primer disparo, digamos que tu tiempo de ejecución es de 1,5s. Si rebajas tu tiempo 0,1s, hasta 1,4s, estarías rebajando tu tiempo un poco menos de un 7%. Sin embargo, si tu tiempo de ejecución es de 1s y lo rebajas hasta 0,9s, estarías mejorando tu rendimiento un 10%. Así que una décima de segundo puede ser mucho, cuanto más rápido seas. En la imagen anterior, rebajar 0,21s el tiempo de segundo supone mejorar el rendimiento un 25%, que es una burrada.
Así que tómatelo con calma y vete rebajando tus tiempos en la medida de lo posible. Enseguida notarás cómo vas arañando décimas y mejorando considerablemente tu rendimiento a poco que depures tu técnica.
Ten en cuenta que bajar tu desenfunde y primer disparo desde 1,5s hasta 1s supone un aumento del rendimiento de más del 30%. A partir de ahí, cada décima de segundo que puedas rebajar será más de un 10% de rendimiento. Claro está que cada vez te costará más rebajar tu tiempo una sola décima de segundo. Ahí es cuando son las centésimas de segundo las que empiezan a notarse.
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