A la hora de cumplir ─o dejar de hacerlo─ las normas de seguridad con las armas de fuego, no es raro escuchar a alguien ofrecer como excusa la tristemente célebre frase «este es mi seguro», que dice el actor Eric Bana ─en una escena de la película BlackHawk Derribado─ mientras hace referencia al dedo índice, dedo con el que se presiona el disparador. Efectivamente, el hecho de llevar el dedo índice estirado, fuera y por encima del disparador, constituye la tercera norma de seguridad, pero no sirve de excusa para dejar de cumplir la primera, ni la segunda, de las normas de seguridad.
La disciplina del dedo del disparador es una cosa buena, pero hay una razón por la que es la número 3 de las cuatro normas de seguridad con las armas de fuego. La dirección de la boca de fuego es la número 2, como ha de ser (Claude Werner).
La dirección de la boca de fuego es el seguro más importante. Siempre lo ha sido y siempre lo será (Bill Rogers).
Del mismo modo que, para dejar de cumplir la norma número 2, no sirve la excusa «¡tranquilo, que no está cargada!» ─que no supone más que dejar de cumplir la norma número 1─, cumplir la norma número 3 no sirve de excusa para dejar de cumplir la número 2, ni la número 1, ni ninguna otra. Las normas de seguridad con las armas de fuego son 4 por múltiples razones ─llamadas accidentes─.
Si cualquier norma de seguridad con las armas de fuego se utiliza como excusa para violar otra, estamos equivocados (Jorge Tierno Rey).
Pero, esto es algo tan evidente que no admite discusión alguna. Se trata de una cuestión en la que estamos todos de acuerdo ─salvo el que carece de un mínimo de formación y experiencia─. «Este es mi seguro» no sirve de excusa para dejar de cumplir las normas de seguridad, ni sirve de excusa para despreciar el uso de una aleta del seguro (seguro manual), en el caso de estar disponible y ser suficientemente ergonómica.
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