Hace ya más de 35 años, un policía local de la ciudad de Salt Lake (Utah, EE.UU.) llamado Dennis Tueller, escribió un artículo cuyo contenido se tergiversó de tal forma que dio lugar a la «regla o teoría de Tueller» ─también llamada «regla de los 21 pies [6,4 metros]». Las enseñanzas que Tueller recogió en aquel artículo se han convertido en una referencia al hablar sobre las posibles opciones de defensa ante un agresor armado con un cuchillo, un arma blanca o un objeto contundente, y forma parte de lo que habitualmente se enseña en cualquier curso de defensa con armas de fuego.
Para aclarar el error lo mejor es acudir a la fuente original, es decir, a aquel artículo de 1983 en el que Tueller transmitía una serie de ideas para hacer frente a un agresor con un arma blanca o un objeto contundente. En ningún momento habla de una regla definida en cuanto a distancia que justifique el uso de la fuerza contra el agresor. Todo consiste en escapar de la idea que si una amenaza «solo tiene un cuchillo» no se puede usar la fuerza letal en su contra, o que solo puede usarse cuando la distancia es menor de 21 pies [6,4 metros].
En una entrevista de 2008, Tueller dijo literalmente:
«El término “regla de los 21 pies” no es algo que yo utilizara*. En el artículo, hablaba sobre identificar la zona de peligro y usar una cubierta, o al menos algún obstáculo para frenar al atacante».
*El tiempo verbal correcto es el pretérito imperfecto de subjuntivo ─utilizara─ y no el condicional simple ─utilizaría─ como Cecilio corrigió al copiar nuestro texto. El original dice «The term “21-foot Rule” was not one I used». Gracias por seguirnos y tenernos como fuente de tus escritos.
«Aún creo que la “regla de los 21 pies” es un mal uso de la terminología. ¿Por qué no llamarlo una “regla”? Porque las palabras tienen un significado en el contexto en el que se utilizan. ¿En qué piensas cuando escuchas la palabra “regla”? “Seguir las reglas…” “No romper las reglas…” “Eso es una violación de las reglas…” En ese contexto, la “regla de los 21 pies” se podría interpretar erróneamente como que tienes que disparar a cualquier persona que empuñe un cuchillo a una distancia de 15 pies [4,5m]. Por el contrario, se podría deducir erróneamente que “la regla” prohíbe disparar sobre esta misma persona que empuña un cuchillo si se encuentra a una distancia de 24 pies y 5 pulgadas [7m y 44cm]. Puede que esto sea una exageración, pero no lo creo, porque he escuchado a más de uno manifestar ambos puntos de vista al discutir el asunto. Por ejemplo, ¿cuánto tiempo se supone que tendrías que esperar si un tipo se dirige hacia ti empuñando el clásico machete de acero de 80cm de hoja? ¿vas a esperar a que cruce alguna línea imaginaria antes de actuar para detener la agresión? ¿y qué pasa si son varios los agresores? ¿a qué velocidad puedes hacer frente con eficacia a más de un agresor?».
«Además tenemos que tener en cuenta lo siguiente: ¿son realmente 21 pies? ¿tienes una cinta métrica precisa en tu globo ocular para medir la distancia? Además de la cercanía, las variables incluyen el tamaño físico y condición tanto del agresor como del defensor, la presencia de obstáculos, cubiertas, transeúntes, compañeros, el terreno, el suelo, la iluminación, el entorno, etcétera, etcétera, etcétera. Todos estos factores se combinan para crear el “conjunto de circunstancias” que dirigirán nuestras decisiones en el uso de la fuerza».
«”Regla” tiene algo pegadizo, pero creo que es un término muy pobre. Yo nunca lo habría llamado así. ¡Tus tácticas defensivas han de responder a lo que sea que dicten las circunstancias! ¿Cuál es tu tiempo de desenfunde? Con una funda de un buen nivel de retención del arma un policía puede tardar dos segundos o más en desenfundar la pistola».
Este artículo ya clásico y eterno, escrito por Dennis Tueller bajo el título original en inglés «How Close is Too Close?» [¿cuánto de cerca es demasiado cerca?], al que se le atribuye el haber establecido por primera vez la importancia de mantener un «espacio de reacción», fue publicado en el número de marzo de 1983 de la revista SWAT. La traducción y publicación de este artículo cuenta con la autorización de Rich Lucibella, director de la extinta revista SWAT.
¿Cuánto de cerca es demasiado cerca?
Por Dennis Tueller
El «bueno» con la pistola contra el «malo» con el cuchillo (o machete, hacha, bate, barra de hierro, etc.). «No hay duda», dices tú. «El de la pistola no puede perder». ¿O sí? Eso depende en gran medida de su habilidad con la pistola y lo cerca que esté su oponente.
Si, por ejemplo, nuestro héroe dispara a su potencial atacante a una distancia de 18 metros [20 yardas], pierde. No el enfrentamiento en si, como comprenderás, sino muy posiblemente su libertad, porque casi seguro que lo acusarán de asesinato. Lo único que justifica que le dispares a otro ser humano es la necesidad inmediata de evitar que te mate a ti (o a otra persona), ¿recuerdas?
Por otra parte, si nuestro héroe espera y no dispara hasta que su atacante se encuentre a una distancia evidente de ataque, puede que también pierda. Es posible que sus disparos no detengan al atacante lo suficientemente rápido como para impedirle utilizar el cuchillo en su contra.
Entonces, ¿cuál es la respuesta? ¿exactamente cuánto de cerca es demasiado cerca?
Ten en cuenta lo siguiente. ¿Cuánto tardas en desenfundar la pistola y colocar dos impactos en el centro de un blanco del tamaño de una persona a una distancia de 6,5 metros [7 yardas]? Los que hemos aprendido y practicado técnicas adecuadas con pistola diríamos que un tiempo de aproximadamente un segundo y medio es aceptable para ese ejercicio.
Con eso en mente, analicemos lo que podría llamarse «Zona de Peligro» si te ataca un adversario provisto de un arma cortante o contundente. ¿A qué distancia entra este adversario en tu Zona de Peligro y se convierte en una amenaza letal para ti?
Recientemente hemos realizado algunas pruebas en base a esas líneas y hemos descubierto que un varón adulto sano medio puede cubrir la típica distancia de 6,5 metros [7 yardas] en un tiempo de (lo adivinaste) aproximadamente un segundo y medio. Se podría decir entonces que un atacante con un cuchillo a una distancia de 6,5 metros [21 pies] está bien dentro de tu Zona de Peligro.
Como se ve en las fotos, aunque desenfundes y dispares a la perfección, el atacante no va a llegar antes por los pelos. Y aunque tus disparos le quiten el último aliento, su impulso hacia delante puede llevarle a acabar echándosete encima, a no ser que, por supuesto, te las apañes para aparte de su camino. Y si te enfrentas a más de un atacante, las cosas se vuelven realmente complicadas. Entonces, ¿qué tiene que hacer una persona que lleve una pistola?
Después de analizar el problema, me vienen a la mente las siguientes sugerencias: en primer lugar, desarrolla y mantén un nivel saludable de alerta táctica. Si detectas los signos de peligro lo suficientemente pronto, posiblemente puedas evitar por completo el enfrentamiento. Un repliegue táctico (no me gusta utilizar la palabra «retirada») puede que sea tu mejor opción, a no ser que estés deseando verte envuelto en un enfrentamiento armado y en los consiguientes problemas legales que seguro que vendrán después.
Luego, si tu «Sistema de Alerta Temprana» te dice que es inminente un potencial enfrentamiento letal, necesitas colocarte en la mejor posición táctica disponible. Tienes que moverte hasta una cubierta (si hay alguna al alcance de la mano), desenfundar el arma y empezar a planear tu siguiente movimiento.
Puede que te preguntes, ¿por qué utilizar una cubierta si el agresor solo tiene un cuchillo? Porque quieres que le resulte difícil llegar hasta ti. Cualquier cosa entre tú y el agresor (contenedores de basura, coches, mobiliario, etc.) que le frene, te permite ganar tiempo para tomar las decisiones adecuadas y, si fuera necesario, ganar tiempo para colocar los disparos.
Te aconsejo que desenfundes la pistola en cuanto el peligro sea evidente. No tiene sentido esperar hasta el último segundo posible para jugar a ser «Billy El Niño» si reconoces la amenaza desde el principio. Además, ver tu «Ecualizador» [la pistola] puede ser suficiente para terminar la agresión en ese momento y lugar.
La finalidad de la pistola es impedir agresiones, y si lo consigue abatiendo al atacante, o haciendo que se dé la vuelta y huya con el rabo entre las piernas, misión cumplida, ¿no es así?
Llegados a este punto es aconsejable decir algo como «¡alto!», «¡no te muevas!» o «¡suelta el arma!». Puede que funcione, y aunque no lo haga te servirá de apoyo legalmente en un caso de defensa personal al demostrar que hiciste todo lo posible para no tener que disparar. Si todo va según lo previsto, lo más probable es que a estas alturas ya no tengas ningún problema, ya que el atacante habrá recordado que tenía una cita más acuciante en otra parte.
Pero, como todos sabemos, las cosas no suelen ir según lo previsto y las circunstancias ideales descritas anteriormente probablemente no sean lo normal. Por ejemplo, si este atacante intenta lanzarte el cuchillo (u otro arma), ¿qué haces entonces?
Siendo realistas, el lanzamiento de cuchillos es más un número de circo que requiere cuchillos especialmente equilibrados y una distancia al blanco medida previamente. No obstante, basta decir que si el atacante está dentro del alcance eficaz de lanzamiento del arma casi seguro que habrá invadido tu Zona de Peligro. Esto del lanzamiento de un arma genera un problema de oportunidad, dado que, si disparas después de que te lance el arma, puede que te sea difícil convencer a un tribunal de que disparaste en defensa propia, porque técnicamente no estarías en peligro si tu antes atacante ya no tiene en sus manos un arma letal. Es algo a tener en cuenta, y precisamente otra razón para utilizar una cubierta si la hay y el tiempo lo permite.
Por supuesto, a pesar de tus mejores esfuerzos, en cualquier momento puedes encontrarte en un lugar cerrado y de pronto ser la víctima de algún lunático degollador. Si eres experto en alguna de las muchas artes marciales, puedes optar por enfrentarte a él cuerpo a cuerpo, y si estás en este nivel no necesitas mis consejos sobre cómo hacerlo. Así que volvamos al uso de la pistola para resolver el problema. Ahora todo se reduce a tu habilidad para desenfundar la pistola con rapidez y suavidad y darle a tu adversario, y hacerlo todo automáticamente, sin pensar. Y la única forma de desarrollar estos reflejos automáticos es a base de practicar, practicar y practicar repetida y consistentemente.
Practica para que el movimiento adecuado te salga automáticamente.
Una cosa que tienes que practicar, con este tipo de enfrentamientos en mente, es la técnica de retroceder, en la que das un paso largo hacia atrás al mismo tiempo que desenfundas la pistola. Esto añade un metro más de separación entre tú y tu atacante, que puede ser precisamente lo suficiente para marcar la diferencia.
Recuerda, cuanta más habilidad tengas con tu arma, menor será tu Zona de Peligro, pero solo si esa habilidad va acompañada de una buena preparación mental, planeamiento táctico y estado de alerta, porque ningún nivel de habilidad te servirá de nada a no ser que sepas que te has metido en un lío.
Habilidad con las armas y una adecuada actitud mental, esa es la combinación que te proclamará vencedor en un «enfrentamiento a corta distancia contra un cuchillo».
Referencias:
HAYES, Gila. The Tueller Drill Revisited. Armed Citizens’ Legal Defense Network. Mayo 2008.
TUELLER, Dennis. How close is too close. Revista SWAT. Marzo 1983.
MCBROOM, Chad. The Tueller Drill Myth: Why The 21 Foot Rule Isn’t a Rule At All. Imminent Threat Solutions. 9 de mayo de 2016.
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