Después de la primera parte, aquí tienes la segunda de las cuatro partes de este documento del Dr. Gary K. Roberts, en el que argumenta cuál puede ser el mejor calibre y munición para combatir con fusil.
(Pulsa aquí para leer la primera parte de este documento)
La preocupante imposibilidad del calibre 5,56mm de ofrecer consistentemente una incapacitación adecuada resulta de sobra conocida desde hace casi 15 años. El trascendental trabajo del Dr. Fackler en el Letterman U.S. Army Institute of Research Wound Ballistic Laboratory [Laboratorio de Balística de Heridas del Instituto de Investigación Letterman del Ejército de Tierra estadounidense] durante los años 1980 alumbró el mecanismo de fragmentación y guiñada [yaw] por el cual los proyectiles blindados (FMJ) en calibre 5,56mm generan heridas en los tejidos.
Si los proyectiles del calibre 5,56mm fallan y no llegan a descomponerse (por guiñada, fragmentación o deformación) dentro de los tejidos, los efectos suponen heridas relativamente insignificantes, similares a las producidas por el calibre .22 LR. Esto es de aplicación a TODOS los proyectiles del calibre 5,56mm, incluidos los militares blindados (FMJ), de precisión de punta abierta (OTM) y perforantes (AP), así como los blindados de punta hueca (JHP) y los semiblindados (JSP) utilizados en el ámbito policial.
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