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Este caso fue muy sonado no solo por la ejecución del policía, sino porque se puede considerar que fue una encerrona, ya que al policía patrullero le pidieron que parara aquel coche sin que fuera consciente de lo peligroso que era su conductor. El policía Darian Jarrott se vio en una encerrona cuando le indicaron que parara el coche de Cueva con cualquier pretexto para detenerle por una causa pendiente. Los de Homeland Security Investigations (HSI) [algo así como una Policía Judicial del Ministerio del Interior estadounidense] tenían una causa importante por drogas contra Cueva. Este procedimiento de parar un coche con cualquier pretexto se suele utilizar para intentar mantener al individuo tranquilo y pillarle desprevenido, en lugar de abordarle por la fuerza y desencadenar un tiroteo. Posiblemente los de HSI estaban vigilando de cerca para intervenir una vez Jarrott tuviera a Cueva fuera del coche, sin armas, haciéndole creer que no era más que una parada por cualquier pretexto, como que llevaba las lunas tintadas. No fue una buena decisión teniendo en cuenta que Jarrott estaba solo ante un individuo que se sabía que era peligroso, que iba armado y que no era la primera vez que se enfrentaba a la Policía, aunque pudieran haberle advertido de ello.

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