
Marcus Luttrell.
Una clara noche de verano, 28 de junio de 2005, cuatro miembros del SEAL Team 10 de la Armada estadounidense partieron hacia las montañas del Hindu Kush, en la frontera entre Afganistán y Paquistán, para llevar a cabo una misión encubierta de reconocimiento, que se tornó en desastre. El objetivo de la «Operación Red Wings» [alas rojas], como así se denominó la misión, consistía en recabar información sobre las actividades de un destacado líder talibán, Ahmad Shad, que se rumoreaba que era muy próximo a Bin Laden y que contaba con todo un ejército para su protección. Cinco días más tarde solo el suboficial Marcus Luttrell consigue salir con vida de esta misión.


Hay gestos sencillos que conmueven incluso más que las acciones valerosas. Si ambos van acompañados entonces los vellos se le ponen a uno de punto tal y como es el caso del Capitán Swenson, que además de jugarse la vida tratando de defender a los suyos, tuvo un hermoso gesto de cariño con uno de sus hombres (Sargento Primero Kenneth Westbrook) cuando lo dejaba gravemente herido en el helicóptero que lo alejaría de la zona de muerte de la emboscada en la que había resultado herido. Sencillamente se despide de él con un beso en la frente sin saber si volverá a verlo, como finalmente no sucedió, aunque Kenneth sí pudo recibir el consuelo de su mujer de vuelta en EE.UU. antes de dejar este mundo 29 días después de caer en la emboscada.



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