Por eso hay que llevar gafas: el peligro de las esquirlas.

Allá donde haya impactos de bala, contra cualquier superficie, puede haber ─y las habrá─ esquirlas que tengan el capricho de volar varios metros en cualquier dirección, incluida hacia atrás. Normalmente las esquilas van rebotando a ras de suelo, perdiendo velocidad por el camino, sin que eso impida que puedan clavarse en la piel al descubierto. Seguramente no lleguen a atravesar una sola capa de ropa, por fina que sea, pero sí pueden ocasionar una pequeña herida si impactan directamente sobre la piel. En el vídeo puedes ver cómo una esquirla vuela hacia atrás hasta 15 metros para clavarse en la piel sin que nos demos cuenta hasta dos horas después. La casualidad quiso que el momento quedara grabado, sin más consecuencia que una pequeña herida.

Sin embargo, el hecho puede ser grave si la esquirla impacta en el ojo, con efectos irreversible que pueden suponer la ceguera permanente. Ahí es donde entran a jugar unas buenas gafas de protección balística, como las WileyX VALOR que utilizamos desde hace meses. Unas buenas gafas de protección balística solo exigen cubrir los ojos con una pantalla que ofrezca un mínimo de garantías de detener esquirlas o fragmentos con cierta masa y velocidad. Eso implica simplemente cumplir los estándares existentes. No es necesario que sean unas gafas de marcas especialmente caras, porque los estándares son los mismos para todas. Desde luego lo que no tiene sentido es ahorrar comprando unas gafas lo más baratas posible de la marca ACME que no ofrezcan un mínimo de garantía, porque basta que tengas que comprobar una sola vez si son de fiar para que no haya vuelta atrás y te quedes ciego de un ojo. Simplemente busca una marca que aun siendo barata cumpla de forma fiable los estándares de protección balística habituales. Si te interesan las gafas que utilizamos nosotros tienes más información aquí.