Desafortunadamente no disponemos de los datos que permitan responder esta pregunta y únicamente se puede conjeturar al respecto, sin que por ello la respuesta sea errónea. Simplemente, por lógica y estadística, «la pistola con la que más descargas involuntarias se producen será aquella pistola que sea más utilizada», teniendo en cuenta que haya donde haya una pistola puede producirse una descarga involuntaria, independientemente no solo de la pistola, sino del arma de fuego de que se trate.
Tanto es así que en este estudio «se recopilaron un total de 203 descargas no intencionadas [o involuntarias] ocurridas entre 1992 y 2016», en las que estuvieron implicadas «un total de 46 modelos de 16 fabricantes diferentes de armas de fuego». En el 63,4% de las descargas no intencionadas o involuntarias el arma de fuego implicada fue una pistola semiautomática, en el 18% una escopeta, en el 14,9% un fusil, en el 2,5% un revólver y en el 1,25% un arma de fuego no especificada. En lo que respecta a pistolas semiautomáticas, en 47 casos (27,5%) la pistola era solo doble acción, en 35 (20,5%) era de aguja lanzada, en 10 (5,8%) era doble/simple acción, en 3 (1,8%) era simple acción y en 8 (4,1%) se desconoce.
Ya hablamos de ese estudio en este otro artículo, en el que se indicaba que las causas de las descargas no intencionadas o involuntarias estaban normalmente relacionadas directamente con contracciones musculares involuntarias, tal y como las explica el Dr. Enoka en su trabajo, sin establecerse una dependencia directa del arma de fuego.
No obstante, volviendo a la pregunta inicial, dando por bueno que la pistola con la que más descargas involuntarias se producen será aquella pistola que sea más utilizada, solo hay que ver cuál es la pistola más utilizada para saber cuál es, sin que podamos echarle la culpa a la pistola, porque es el dedo el que presiona el disparador involuntariamente, es decir, sin querer hacerlo.
Fuentes:
John O’Neill, Mark E. Hartman, Dawn A. O’Neill, William J. Lewinski, Further analysis of the unintentional discharge of firearms in law enforcement. Applied Ergonomics, Volume 68, 2018, Pages 267-272, ISSN 0003-6870.
Dr. Roger M. Enoka. Contracciones musculares involuntarias y la descarga involuntaria de un arma de fuego.
.
Aquí se entiende por descargas involuntarias o no intencionadas precisamente las que no dependen de la pistola, porque fue el dedo el que presionó el disparador sin querer. Las conclusiones del estudio de John O’Neill et al van por ahí y se comprueba que da igual el arma de fuego, la marca y el modelo. Se percibe que los casos son más numerosos entre las más utilizadas, obviamente.
Lo que está claro es que las posibilidades aumentan cuando más se empuña la pistola, independientemente de la pistola que sea.
Otra cosa sería hablar de cuestiones de calidad del arma.
No se puede concluir que la pistola con más disparos involuntarios es simplemente la más utilizada. Lo relevante no es el número total, sino la proporción de fallos por uso. Además, algunos modelos pueden facilitar errores por su diseño, por lo que no siempre es solo «culpa del dedo». La seguridad también depende del arma. Si una pistola se usa 1 millón de veces y provoca 10 disparos involuntarios, y otra pistola se usa solo 100 mil veces pero provoca 50 disparos involuntarios, entonces la segunda pistola es más propensa a fallos, aunque no sea la más utilizada.